Antes del inicio de la temporada de premios, Los Idus de Marzo figuraba en buena parte de las quinielas para copar algunas de las categorías más importantes. Al final saltó la sorpresa y tuvo que conformarse sólo con la nominación a su excelente guión, un resultado algo frío -e injusto- que no hace justicia a uno de los mejores y más ajustados castings de un tiempo a esta parte. La película le sirve a su protagonista, Ryan Gosling, para volver a confirmarse como el gran nombre a seguir. Por ART VANDELAY
Ficha Técnica: The Ides Of March, 2011
Dirección: George Clooney. Guión: George Clooney, Grant Heslov
Intérpretes: Ryan Gosling, Phillip Seymour Hoffman, Paul Giamatti, Marisa Tomei, Evan Rachel Wood, George Clooney
Fecha de estreno: 09/03/2012
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El asesinato de Julio César en el año 44 aC llevó a la eternidad a Los Idus de Marzo, décimoquinto día del mes de marzo en el calendario romano, y fecha en la que el famoso Emperador murió asesinado. George Clooney bautizó así la adaptación de la obra Farragut North, una agría reflexión sobre el transfondo de las campañas políticas que toma como base una hipotética disputa entre los dos candidatos demócratas llamados a ocupar el poder una vez superen las Primarias en las que se juegan su destino. El resultado, un adulto e inteligente film político dirigido por George Clooney y escrito por él mismo con la ayuda de su habitual socio Grant Heslov.
Clooney decidió rebautizar la obra de Beau Willimon aprovechando la cercanía con el 15 de marzo de las Primarias con las que suelen escogerse los candidatos definitivos a la Presidencia. En la obra original de Willimon, la campaña que se toma como base es la de Howard Dean, el candidato demócrata que acabaría cayendo ante John Kerry, y que fue interpretada con gran éxito por Chris Pine en Los Ángeles y John Gallagher Jr. en Broadway. Para su versión cinematográfica, Clooney le dio el papel al cada vez más reputado Ryan Gosling, que cerraba así un otoño de ensueño en la cartelera norteamericana después de haber participado en la celebrada Drive, situado por el realizador de Good Night & Good Luck en el centro de un notable reparto que contaba con la presencia, ahí es nada, de Paul Giamatti, Phillip Seymour Hoffman, Maria Tomei, Jeffrey Wright o Evan Rachel Wood, todos ellos excelentes en el juego de muñecas rusas tejido por Clooney a la hora de explicar el modo en el que las Primarias afectan a Stephen Meyers, uno de los principales responsables de la campaña política del candidato demócrata Mike Morris (excelente Clooney).
Meyers, ayudante del veterano Paul Zara (Phillip S. Hoffman, en un papel bastante más comedido de lo habitual) mantiene una relación cercana con la becaria Molly Steams y se encarga de planificar buena parte de los pasos dados por su candidato en la lucha por optar a las Elecciones a la Casa Blanca que deben de realizarse en cuanto se disputen las Primarias. Todo parece tenerlo bajo control, hasta que el jefe de gabinete de su rival, Tom Duffy (Paul Giamatti, tan excelente como siempre), le cita para realizarle una oferta. Tras dudas si acudir o no al encuentro, las decisiones que tome a partir de entonces afectarán de lleno la carrera política de Meyers, obligado a plantar cara a un buen número de dilemas shakespearianos que le mostrarán la cara menos amable de la política.
Cine político de primer nivel
Hay quien ha comparado a George Clooney con el Sidney Lumet más comprometido, el de los años 70, y algo de eso hay en este drama político que bebe de las fuentes de un cine al que Clooney nunca ha negado como referencia. En su corta trayectoria como director, el protagonista de Urgencias ha demostrado su apetencia por films de marcado calado político y social, algo del todo evidente en su película más valorada hasta la fecha -la notable Good Night & Good Luck– y relativamente presente en sus dos otros filmes como director, donde aparcó en parte la crítica social para evocar un cine también de sabor añejo fijándose eso sí en otras miras menos comprometidas, como fueron el caso de sus otras dos películas como director, las algo más discretas Confesiones De Una Mente Peligrosa y Ella Es El Partido.
Los Idus de Marzo enlazan más con algunas de sus últimas películas como actor, situándose en la línea política de Syriana o Michael Clayton, con la que comparte solidez escénica y un poso clásico en su acabado que abrillanta el resultado final del film. La película se aprovecha además de un reparto excelente y bien equilibrado que logra lo imposible: hacer que la notable presencia y magnética de Ryan Gosling no sea la mejor del film. El tridente de secundarios de lujos –Hoffman y Giamatti están espectaculares, y Marisa Tomei reconfirma aquí el altísimo nivel que ha alcanzado con su entrada en la madurez- terminan por revelarse como lo mejor de una trama que tiene en sus giros de guión y en los complicados recovecos insinuidados por el ejercicio del poder algunas de sus mejores bazas.
Precisamente la fijación de Clooney por esos recovecos, el juego de traiciones y movimientos realizados con el objetivo de tomar por sorpresa al rival/enemigo hace de su nuevo film uno de los más diferenciados respecto a lo visto con anterioridad. Clooney se centra en esta ocasión más en los personajes -la relación entre Meyers y Molly funciona a la perfección- que en la plasmación escénica de la trama, cuya suerte se deja en manos de unos actores en estado de gracia, amparando por un guión notable, justamente nominado al Óscar y con un puñado de excelentes frases en su diálogo dignas para recordar.
Todo ello funciona como un más que correcto cine adulto e inteligente, de claro trasfondo político y de notable acabado, olvidado por la Academia en favor de otras propuestas lejanas al de esta honesta e inteligente cinta que confirma a Clooney como la que ya sabíamos que era: un excelente director centrado en, tal y como afirma en una reciente entrevista a Fotogramas «en realizar películas que la gente recuerde«. Con Los Idus de Marzo lo ha vuelto a conseguir.