Más allá de su (siempre interesante) faceta como programadores la buena gente del Heliogàbal se ha lanzado en varias ocasiones a la producción de conciertos, algo de hecho de lo que nos hablaron largo y tendido en la entrevista que nos concedieron para el Underzine 5. Al buen gusto marca de la casa que acostumbran a acompañar esas apuestas hay que sumarle en el caso de Crushed Beaks la valentía a la hora de afrontar su realización, trayendo expresamente de Londres al dúo responsable de Scatter a tocar al popular bar de Gràcia en pleno mes de enero. La cita será el sábado y toda la información relativa al concierto está disponible en el evento Facebook creado para la ocasión.
Que el riesgo vale la pena es algo que queda claro tras la primera escucha del álbum, trabajo presentado por el sello Moshi Moshi Records el curso pasado. Desde el Helio apuntan que su sonido les recuerda de una manera “milagrosa” al punk ilusionante de los Mega City Four o los Promise Ring, palabras mayores para un disco que se revela espléndido en algunos pasajes -”Feelers” es un pelotazo de mucho cuidado, algo que vale también para “Overgrown”, su hit más evidente.
El proyecto de Crushed Beaks arrancó como dúo -empezaron Alex Morris y Matthew Poile- aunque actualmente son tres, una ampliación propiciada por la incursión de Scott Bowley a la batería, con quien completarían el proceso de grabación del disco, más de dos años de trabajo culminados en la grabación del mismo, llevada a cabo por el productor Fabio Frizzi en Roma.
La elección de Frizzi no es casual -en varias reseñas británicas se explica su gusto por las películas de Dario Argento y el slasher, género en el que Frizzi ha venido trabajando a lo largo de su carrera-, una vinculación que de hecho les llevó a grabar parte del álbum durante una festividad de Halloween y que le da un toque especial, en una decisión arropada por el total control creativo que mantienen de su obra. El disco recuperaba “Rising” de su demo de presentación además de temas como ya el citado “Feelers”, convenientemente regrabado para la ocasión, presentándose en suma como una perfecta fotografía del estado por el que pasa la formación, capaz de impregnar de un pop adictivo a sus composiciones. Lo lógico sería que ésta sea su última visita de «incógnito»: para cuando vuelvan deberían estar en boca de todos.