El pasado fin de semana tuvo lugar la edición 2013 del Cruïlla Barcelona, que llegaba con grandes nombres como Cat Power, Suede, Goran Bregovic o Tiken Jah Fakoly y que pudo vencer la baja de última hora de uno de los cabezas de cartel, Toots & The Maytals, con su variada oferta de calidad como principal arma. A lo largo de dos noches dominadas por estilos distintos, desfilaron por los cinco escenarios propuestas con diferentes personalidades pero que, como es habitual en el Cruïlla, terminaron encajando como piezas del puzzle. Texto: NORMA SOLANO. Imágenes: SPIROS MP y CRUÏLLA BARCELONA.
- Algunos de los conciertos más vibrantes corrieron a cargo de Goran Bregovic, Toundra, Fermin Muguruza Kontrakantxa, Los Mambo Jambo o Tiken Jah Fakoly
- Como ya es habitual en el Cruïlla Barcelona, también hubo espacio para complementar el espíritu multicultural del festival con una muestra de entidades, con exhibiciones itinerantes y paralelas a los conciertos, así como un banco de alimentos.
El festival estrenaba imagen pero su esencia se mantuvo intacta. Un año más, el Cruïlla Barcelona alcanzó el equilibrio entre propuestas de distintas culturas, ofreciendo así alternativas para todos los gustos. Además, los conciertos, algo más largos de lo habitual para un festival, ofrecían un resultado mucho más rico.
Viernes 5
Después de que fueran los representantes locales Quart Primera y El Petit de Cal Eril los encargados de cortar la cinta del festival, llegó el primer turno de grandes nombres en esta edición 2013 del Cruïlla Barcelona. Cat Power i Ernest Ranglin rivalizaron en la primera franja del festival con grandes nombres internacionales.
La primera, muy esperada en su única visita a la península y tras la cancelación de su visita el pasado otoño, mostró evidencias de no estar en plena forma, pero cumplió con el objetivo esperado: Presentar Sun, su último trabajo de estudio tras seis años de silencio. Mientras que muchos entraban a esa hora al festival y se dirigían al escenario Deezer para que les recibiera la cantante americana, otros se dirigían hacia el extremo opuesto del recinto, donde el veterano guitarrista jamaicano Ernest Ranglin ofrecía una clase magistral con su instrumento. En un concierto con un amibiente tranquilo pero festivo, y mientras el sol empezaba a darnos ya una tregua, Ranglin no olvidó sus hits como Surfin’ y ofreció también versiones de bandas de referencia en Jamaica como Abyssinians.
Les siguieron Rufus Wainwright y Pau Vallvé, que protagonizaron uno de los momentos más tranquilos pero también intensos de la primera jornada. La audiencia con gustos más internacionales se dejó llevar por las melodías del canadiense, mientras que muchos, que prefirieron optar por la propuesta local, abarrotaron la carpa El Periódico hasta la última de las notas de Vallvé.
Llegó el momento de sacar los clásicos. Mientras que James Morrison recuperaba el espíritu de toda la vida del soul en el escenario Deezer, Billy Bragg abarrotaba el escenario Time Out con un concierto en el que hubo mucho country –por influencia de la banda de acompañamiento- cuando Bragg recuperó sus antiguos temas pero en el que también hubo referencias al rock, como versiones de los Stones. El irlandés ofreció un concierto en el que mezcló música con reivindicación, haciendo reflexionar al público sobre distintas causas entre canción y canción.
Llegaba el turno de una de las bandas más esperadas de la noche: Una banda bandera del britpop, Suede, que recuperaron sus clásicos para esta edición del Cruïlla Barcelona. Mientras, en la carpa El Periódico, los madrileños Toundra hicieron vibrar al público con su rock progresivo. La carpa tembló durante una hora y cuarto con el virtuosismo de las guitarras de esta banda que no deja indiferente a nadie.
A continuación llegó el momento de volver a escoger. Wyclef Jean ofreció en el Deezer un concierto festivo, recuperando todos sus temas más comerciales y llegando así al público que le sigue desde su primera etapa hasta a los que conocen su colaboración con Shakira, Hips don’t lie –es decir, todos-. Y mientras, Standstill desplegaban en el Time Out su nuevo espectáculo, Zenit, ante una legión de fans. La hora, la localización y el propio espectáculo hicieron que la carga mística de este nuevo espectáculo de los de Montefusco se mostrara místico y profundo. Los temas, acompañados por un elaborado espectáculo de luz y proyecciones sonaron en ocasiones apocalípticos, quizás en uno de los momentos con más contrastes del festival.
Sábado 6
La segunda jornada del festival arrancaba con un protagonista claro: Tiken Jah Fakoly. Su solapación con el concierto de la joven con voz negra Selah Sue no fue ninguna buena noticia para ella, ya que Tiken Jah Fakoly era uno de los más esperados de la jornada. Acompañado por una gran banda, el autor de Costa de Marfil ofreció un concierto de puro Reggae que arrancaba la jornada con una inyección de energía y con el sol todavía imponiéndose en el Deezer. Rescatando sus temas más representativos como Plus rien ne m’étonne o Le pays va mal y con una gran calidad musical, Tiken y los suyos hicieron las delicias del público, con un concierto reivindicativo pero festivo, siguiendo a rajatabla lo que dicta el auténtico reggae.
Tocaba desplazarse al escenario Estrella, donde Goran Bregovic estaba a punto de ofrecer un concierto que será difícil de olvidar para la mayoría de los presentes. Acompañado por la Wedding and Funeral Orchestra, o lo que se traduce en 19 músicos sobre el escenario, el compositor hizo viajar al público a los Balcanes, dejando pocas treguas de descanso y regalando, además de sus últimos temas, también sus grandes himnos como Gas gas, Kalashnikov o Presidente.
El público bailó todo lo que el cuerpo permitía, olvidando que todavía era pleno día en el Fòrum, y dejándose llevar por la maravillosa propuesta y los gritos de ‘Party! Afterparty!’ de Bregovic, que sin ninguna duda, volvió a meterse al público en el bolsillo.
Después del huracán Bregovic llegaban dos propuestas para volver a coger aire. En el escenario Deezer, los primeros confirmados del festival, Morcheeba, ofrecían un concierto muy melódico y con un protagonismo indudable de Skye Edwards. Los pioneros del groove apostaron por la elegancia musical y de puesta en escena, aunque quizás faltó algo de energía. Mientras, en el escenario Time Out, Rokia Traoré nos traía los sonidos de África con los temas de su nuevo álbum, un equilibrio perfecto entre África y Europa que da como resultado una propuesta étnica pero cosmopolita y sobretodo, bella.
El escenario Estrella se llenaba por momentos para recibir a Snoop Dog. El californiano había preparado para la ocasión un auténtico espectáculo –no sabemos si musical- digno de MTV, en el que no faltaron mascotas enormes de peluche, bailarinas y todo su séquito de raperos acompañándole en el escenario. Y Snoop (ahora Lion) vestido de marca y lleno de oro. El espéctaculo sin duda fue visual, pero la música quedaba escondida tras el ostentoso despliegue. Los Mambo Jambo, mientras, hacían lo contrario. Derramaron sudor sobre el escenario El Periódico, únicamente armados con sus instrumentos. Dani Nel•lo, Mario Cobo, Ivan Kovacevic y Anton Jarl regalaron un explosivo homenaje al rock&roll, consiguiendo que termináramos de gastar nuestras suelas.
Otra rivalidad llegaba en ese momento. Trombone Shorty arrastró al escenario Time Out a todos los enamorados de su funk. El joven ofreció un concierto enérgico y con un alto nivel, demostrando así que su fama está totalmente justificada. Fermin Muguruza, a su vez, convirtió el Deezer en una fiesta. Acompañado en el escenario por sus compañeros de siempre, volvió, seis años después de su última gira con la energía intacta. Con un concierto en el que no faltaron temas como Sarri, Muguruza firmó una visita reivindicativa pero muy festiva y llena de música en el Cruïlla Barcelona.
Quedaban ya los últimos cartuchos de festival por quemar, y Tego Calderón lo sabía. El cantante de hip hop y abanderado del reggaeton más underground ofreció un concierto en el que hubo momentos para el baile –por supuesto- pero también para la reflexión, desgranando temas de su último álbum, El Que Sabe Sabe, pero también rescatando sus clásicos y haciendo que el público se despidiera del Cruïlla Barcelona a golpe de cadera pero sin olvidar la realidad.