La sala Apolo recibió el pasado miércoles a los británicos Daughter con el sold out colgado desde hacía un par de días y llenazo hasta la bandera. Antes actuaron Broken Twin, que se llevaron la peor parte de un público que tenía muy claro a quién iba a ver, con una tímida actuación que quedó ensombrecida por el continuo murmullo e hilo de voces alrededor del escenario. Los protagonistas de la noche salieron con casi con una hora de retraso pero con un público ganado de antemano. Crónica y fotos de ANITA MARTÍNEZ
El trío, en formato cuarteto para sus directos, defendió su primer larga duración con un sonido muy pulido y cuidado. En un álbum que tanto debe a la producción parecía que Daughter tal vez no pudieran estar a la altura de su propio sonido, pero armados con un auténtico arsenal de pedales y con un técnico de sonido propio bien pegado al escenario, controlando al milímetro cada nota, el resultado fue de una gran pulcritud sonora.
Si algo cabe reprochar a Daughter es precisamente que esta pulcritud encorsetaba demasiado su actuación, librándola de grandes momentos a los que su repertorio y la estructura de algunos de sus temas más destacados se ofrecen. Tan solo en algún momento puntual, en sus temas de tirón instrumental con un corte algo más épico se salieron de su propio molde, especialmente con Human o con el crescendo de Tomorrow, pero sobre todo en la magnífica Home que cerró el repertorio del concierto, en la que esta vez sí se dejaron muestra de lo que un futuro directo de Daughter más maduro puede llegar a ser.
Daughter recorrieron su repertorio desde sus primeros eps, anteriores a If You Leave, su álbum debut, donde encontraron los grandes momentos de su actuación, desde Candles o Landfill y culminando por supuesto con Youth, para acabar en los bises con una versión gélida y lánguida, como no podía ser de otra manera, del temazo veraniego Get Lucky de Daft Punk. Un concierto más que correcto, que sin embargo deja cierto gusto a germen de algo aún por desarrollarse. Fue esta una sensación que desde luego no recibió la mayor parte del público, entregado y fascinado antes incluso de que la banda agarrara sus instrumentos, por las melodías de la banda y las letras de Elena Tonra, que dejaron asombrada incluso a la propia frontwoman cuando en Youth la sala al completo cantó al unisono sobre su voz.