Esta vez, ya sin eufemismos. No intentaremos taparlo ni buscar un motivo pseudo intelectual para justificar lo que es en realidad: una ruta de bares por Madrid. Porque sí. Porque es lo que es, y porque además de la cultura, la historia que se respira, el arte que acumula y la gastronomía, además de sus gentes, una de las cosas que más nos gusta de Madrid son eso: los bares. PICOTT GIRL.
Las opciones son prácticamente infinitas como en pocos lugares en el mundo, si hay que ir de bares por Madrid. Pero acotamos la zona para que la cosa sea fluida y poco traumática: unas cuantas calles de Malasaña. Para empezar la noche, una buena opción es el bar del momento, con la bebida del momento: La Casa del Pez. Es el primero en la mayoría de ránkings que circulan sobre coctelerías donde tomar un buen gin tonic, y la verdad es que podemos encontrar combinaciones e ingredientes que nunca antes habremos probado, (¡pétalos de rosa!) con las mejores y más exclusivas marcas de ginebra y a un precio más que razonable (alrededor de los 7 euros) en un local con mucho encanto (que no lujoso). Además, una de las mayores ventajas es que podemos pedir a los camareros que nos aconsejen según nuestros gustos o caprichos y que nos cuenten todos los detalles sobre el gin tonic que vamos a tomarnos.
Muy cerca encontramos un lugar de referencia: es el Palentino. Sería el anti-gourmet en lo que a cócteles se refiere, pero es tan barato (¡3 euros la copa!) y está tan de moda que requiere que haya una persona en la puerta que regule el aforo. Dentro, luz blanca y poco favorecedora de fluorescente, bocatas baratos y todo barato en general, mucho ruido, personajes variados y pintorescos, mucho moderno y mucha autenticidad.
Para seguir, podemos pasar por el Fabuloso. Bar con aspecto más cercano a una coctelería aunque con un toque ‘friki’ y kitsch por sus colores y estampados. Su dueña es Silvia SuperStar, cosa que provoca que el sitio sea frecuentado por Alaska & Mario y que podamos encontrar famosillos. En el Fabuloso existe la opción de tomarnos algo tranquilamente o pegarnos unos bailoteos en sala del sótano a golpe de rock. Hay sitio para todos.
Los más clásicos, pueden cambiar el Fabuloso por José Alfredo, una coctelería más convencional que se encuentra a un minuto andando desde el Fabuloso, y en la que se pueden degustar los cóctels con más fama –o casi- de Madrid, en un ambiente más tranquilo, un poco más al estilo Mad Men. Un sitio para los que buscan calidad. Eso sí, también para bolsillos bastante más favorecidos.
Sólo cruzando la Gran Vía y andando unas calles, podemos ir a morir al local más agradable de Madrid para esta causa. (si logramos entrar) El Wurlitzer Ballroom, conocido por todos como ‘Wurli’, con un público heterogéneo, nos ofrece lo mejor del rock de siempre y de ahora mientras dejamos que la noche madrileña nos consuma del todo. Además, lo mejor de todo es que si la ruta de bares ha empezado puntual y ha seguido un buen ritmo, puedes entrar sin pagar antes de las 3 y cierran a las 6 de la mañana. Merece la pena intentarlo.
Nuestra ruta termina en uno de los mejores bares que hemos conocido para desayunar. Cuando todos los locales nocturnos de Gran Vía cierran, éste abre: se trata del O’Muiño, un bar de batalla donde todas las criaturas nocturnas que se han cruzado a oscuras en la discoteca, a las 7 de la mañana se ven las caras, y eso no tiene precio. Además, se puede desayunar, que de hecho es el servicio principal que ofrece el sitio. Y seguramente, se podrá terminar la noche con la performance (gratis) de alguno que todavía tenga energía para seguir.
Agradecimientos a nuestro guía en Madrid, que hace esto y más en una noche.