Ayer destacábamos en nuestro Dossier la esperada presencia de Ghostigital en el próximo Primavera Sound y hoy hacemos lo propio con Adam Green y Binki Shapiro, una de esas felices asociaciones llamadas a protagonizar uno de los momentos álgidos del Festival. Será en la jornada del Sábado en el escenario Heineken. Por RUBÉN IZQUIERDO
Qué y cuando: Adam Green y Binki Shapiro presentando su debut homónimo. Sábado, 25. Escenario Heineken (18:35)
Solapaciones dolorosas: Bored Spies, escenario Ray-Ban
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Aunque la visita de Adam Green nos evoca de entrada al anti-folk –género que vivirá su momento soñado cuando Daniel Johnston aparezca en el Auditori la jornada del Viernes-, su colaboración con Binki Shapiro se aleja de manera clara de aquello que nos ofreció en sus (añorados) tiempos junto a Kimya Dawson, cuando juntos orquestaron aquella maravilla sin reservas llamada The Moldy Peaches, uno de los proyectos esenciales para explicar la reciente historia anti-folk, cuyo legado va mucho más allá de su cacareada presencia en Juno.
Su retorno junto a la solista de Little Joy –el adorable proyecto compartido con Fabricio Moreti (The Strokes) y Rodrigo Amarante– ha sido saludado prácticamente de manera unánime como un remedo moderno de las andanzas de Gainsbourg con Birkin, aquel indisoluble binomio galo, símbolo de una etapa quizá perdida para siempre pero evocada aquí de manera decisiva por Green, presto a darle un vuelco quien sabe si decisivo a su nueva carrera en solitario.
La apuesta, ganadora, de fijar su colaboración bajo la fórmula dueto ofrece los mismos réditos que otros proyectos similares presentados en los últimos tiempos, fijando la década de los 60 como referencia inmediata
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El disco apareció formalmente el pasaso 29 de Enero y llegaba tras los adelantos previos de temas como Here I am, avanzadillas que sirvieron para situar anímicamente el disco, concebido a caballo entre Nueva York y Los Angeles, puntos de las residencias respectivas de Green y Shapiro. El álbum centra su discurso en una serie de idas y venidas sentimentales y ahonda en pérdidas y rupturas de manera constante, abogando por recuperar la esencia pop-folk de los sesenta –de ahí la anotación a pie de página constante de Gainsbourg- y trufando su acabado con una serie de arreglos de alto nivel que sirve para posicionarnos sin reserva ante Adam &Green & Binki Shapiro como el excelente disco folk/pop que en realidad es.
¿Y cómo diantre se conocieron Green y Shapiro, residiendo en ciudades opuestas y con proyectos musicales en principio con pocos puntos en común como The Moldy Peaches y Little Joy? Fue en Brasil, donde Green teloneó a Little Joy, por entonces con gran aceptación en Brasil, en parte por la icónica presencia de Rodrigo Amarante en sus filas. La presencia del stroke Moretti acabó de hacer de nexo de unión entre los dos músicos, con varias amistades en común antes de lanzarse a trabajar en material conjunto el año pasado, concibiendo el disco como un trabajo en parte colaborativo, que contendría aportaciones de sus dos integrantes planteando como punto de partida sus respectivas rupturas sentimentales.
La diferencia de estilos previos y la procedencia geográfica acabó de contribuir a hacer de esta una mezcla interesante, trufada de varios contrastes de cuya mezcla resurge un Adam Green renovado e introspectivo, corroborando que estos cambios le han sentado bien y que el proyecto se merece un reconocimiento amplio, a la altura de las expectativas creadas. Shapiro, conocida además por su rol de musa para Beck, asumió un liderazgo vocal del que sale bien parada, reforzando su concepción de solista de culto que ha ido configurando con el paso del tiempo sin hacer más ruido del debido.
Publicado por Decca Records, el disco se beneficia de la motivación de ambos a la hora de trabajar con su compañero de viaje, en un ejercicio de estilo que sortea lo fácil –el estado de anímico postrelación de ambos podía habernos conducido a un pastiche triste y desangelado, sorteado con buen gusto y mucho sentido común- que termina por convertir su primer proyecto en común como un disco encantador, con varios guiños a lo clásico y cuya puesta en escena promete dejarnos un recuerdo de lo más agradable –la organización del Primavera Sound ha programado el concierto a las 18:30, seguramente el horario ideal para sumergirse en sus melodías soleadamente sixties-.
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Con una estética intencionadamente vintage, lo nuevo de Adam Green y Shapiro nos recuerda en parte a otras novedades de este curso como Escondido o a los muy Primavera Tennis, favoreciendo su discurso con el encanto natural de Shapiro en determinaos pasajes y el contrapunto de Green, todo ello trufado de un encanto que en ningún caso empalaga, por más que la angelical voz de Shapiro nos invite a levitar en Here I am o que ambos brillen con fuerza en temas como Just to make me feel good, cuando esa aproximación a décadas pasadas funciona con mejor poso.
Con alguna que otra referencia biográfica inevitable –las rupturas comentadas entran y salen en este tapiz soleado orquestado por ambos- uno de los puntos culminantes del disco llega en Casanova, donde Binki Shapiro se luce con la misma intensidad que en Don’t ask me more, en una operación medida y calibrada por parte de Green, que cede hábilmente el protagonismo a su compañera de fatigas en casi todos sus temas, con la excepción hecha de Pity love.
Nos referíamos hace un momento a Escondido y algo hay en temas como The nighttime stopped bleeding, una llamada al crepúsculo que sirve para cerrar el álbum, del que ambos salen triunfadores partiendo de un clasicismo formal que se deja ver también en lo instrumental, con pocos alardes –en realidad no los necesitaban- y la sensación latente de que ambos han disfrutado mucho el proyecto, coronado con una sencillez nada pretenciosa pero no por ello vulgar, seguramente cocinado en el momento justo para que ambos aportasen lo necesario para la que apuesta de combinar dos universos en teoría poco cercanos funcione con la precisión exhibida, tal y coom podemos comprobar en este vídeo para Pitchfork, quizá uno de los fragmentos donde su esencia queda mejor retratada:
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Con todo, la presencia de Green en el Primavera Souns nos alegra el espíritu a los que seguimos recordando con cierta nostalgia su presencia en The Moldy Peaches. ¿Nos hará un guiño a los seguidores del antifolk? Mientras resolvemos la duda dejamos su álbum en streaming: