El Pròxims volvió a casa, el Poble Espanyol, el pasado jueves 19 de Julio. Lo hizo en un día especial, con todo el sector de la Cultura reclamando ese #laculturanoesunluxe al que nos aferramos los que vemos con preocupación como las modificaciones del gobierno en el IVA a la cultura del espectáculo pueden debilitar más un panorama ya de por sí complicado, sujeto a las particularidades de la dichosa crisis. Però el Pròxims no se para y este año amplía recorrido, con las paradas Begur y Porta Ferrada previstas para mayo. Anticipamos cartel y para dejar a continuación la crónica del pasado Pròxims firmada por ANNA PACHECO y ANDREA GÓMEZ, nuestras IN-EXPERTAS SONORAS.
- Joan Colomo y Manos de Topo compartirán la noche de Begur el próximo 4 de agosto con Estúpida Erikah, que abrirán a las 21:30
- Antònia Font, Mazoni y Standstill con Enric Montefusco en acústico, en Porta Ferrada con Maika Makovski, que repite presencia tras su paso por el Poble Espanyol
La jornada de Begur se llevará a cabo el próximo 4 de agosto y contará con Joan Colomo, autor del reputado Producte Interior Brut Vol. II como cabeza de cartel, compartiendo presencia con Manos de Topo y Estupida Erikah. Manos de Topo llegan después de un intenso paso por México y de presentar con éxito su último álbum a lo largo de toda la Península, con su explosiva presencia por Sala Apolo en la memoria colectiva.
De Begur el Pròxims saltará a Portada Ferrada para cerrar su tríptico de esta temporada, con Antònia Font y Standstill -los segundos en formato acústico- repitiendo paso por el Pròxims tras su presencia el año pasado en el Poble Espanyol. Junto a ellos, Mazoni disfrutará de su primer paso por el Pròxims, toda vez que Maika Makovski volverá a pasar por el Próxims tras su triunfo del pasado sábado. Dejamos, ahora sí, la visión de lo que dio el Pròxims de sí según nuestras IN-Expertas.
Desde aquí apoyamos íntegramente el acto que tuvo lugar a mitad del festival, cuando organizadores y artistas pararon las actuaciones para reivindicar alto y claro que su trabajo no es ningún lujo
Existe un tipo de festivales que son los de no despeinarse. Aquellos en los que uno llega en bus, sabiendo que está cerca de casa, y lo más importante, sin tienda de campaña de por medio ni largas colas para recoger los abonos. Son los festivales que uno siente más de casa. Este es el caso del Pròxims que, a modo de trípode, reparte su apuesta musical por tres localidades entrañables: Barcelona, Begur y Porta Ferrada.
El jueves 19 era el turno de Barcelona en el marco idílico del Poble Espanyol. Sol, cerveza y bravas del Tomás en una improvisada carpa montada para la ocasión. A tener en cuenta que ver unas bravas del Tomás salir de Major de Sarrià es como mínimo un milagro [Desde aquí nuestra modestia reverencia y genuflexión a quién haya tramitado las negociaciones]. Y, oye, que ya con eso y un poco de música casi que nos tenían (muy) compradas.
Arrancan tempraneros, a primera hora de la tarde, con Litoral, que empiezan la jornada con una propuesta tan mediterránea como refrescante. En valencià las cosas suenan mejor, y en versión folk con violines y acordeones supera la música exquisita. Música bailable, con notas del folclore que se acopla como anillo al dedo en ese escenario encajado a la perfección en medio de ese pueblecito pequeño, pequeño. Al ritmo de las mandolinas, las flautas y los coros, para nosotras la tarde ya empieza a coger forma.
Hace calor y ya hemos entrado en la onda musical, pero el Próxims no da tregua. Vamos con la segunda actuación estelar, con los chicos de Surfing Sirles que, a pleno sol, se desgarran y rompen el hielo en esa plaza a la que no dejaba de llegar gente. Puro garage made in Catalonia con letras locas y mucho ritmo. Faltaba gente por llegar. El Poble Espanyol es un bonito pueblo, espacioso, idílico para conciertos, pero tiene su ‘qué’, es necesaria mucha gente para que el espacio quede abarrotado.
Y entonces aparece La Iaia. Terceros en discordia de la tarde y el aforo ya prácticamente completo. Aún es de día; el cielo está en ese tono exacto previo aI de anochecer por completo y la temperatura ha bajado un poco, pero sólo un poco. Los chicos de Vic saben elevar aquello de “mediterráneamente” a su máxima potencia ¿o es que hay algo más mediterráneo que “el teu vestit de flors és tan bonic”?. Empiezan con la canción La platja y lo endulzan todo con esenananana en bucle infinito. Siguen otros temas como Explosió, Declaració de principis y, como no, La iaia en un concierto íntimo y próximo como-el-que-más. Ernest Crusats (voz) habla con el público (y brillan sus ojos), porque es probablemente -lo dice él- “el concierto más grande y especial de todos los que han hecho” con su último álbum editado Les Ratlles Del Banyador. Para hacerlo todo si cabe aún más perfecto y colorido se desatan con confettis en medio de la canción ‘YA WEAH’ -la archi interpretada cover de Antònia Font que se han apropiado, con todos los respetos, para cada uno de sus conciertos-. Y es que, perdonad, pero si creíamos que nada podía superar el momento tribanda con esos xilófonos sincronizados y fuertes a morir, sumad a eso un montón de colorines por el cielo cuando el sol definitivamente está cayendo hacia el final de la tarde. Vale, y ahora que nos hemos desfogado de toda babia emocional, solo un momento de quejas/réplicas/alegaciones: no tocaron ‘Sota l’arbre’ y eso es algo que, entre las primeras filas, dolió. Dolió un poco. Y reclamamos desde aquí un acústico personal.
Si la voz de Ernest deja a las primeras filas femeninas embelesadas, con Maika Makovski sucede algo similar. Es poner los pies en el escenario y despertar al instante la sonrisa de chicos, hombres, y gente de buen gusto. Femme fatale por su ascendencia macedonia y la guitarra en mano, que siempre suma puntos. El toque rock y muchos músicos a la espalda convirtieron el directo de su quinto álbum en la mejor entrada para los conciertos nocturnos.
Después de Maika, es turno para uno de los conciertos más esperados del festival. Ramón y los suyos, o The New Raemon, asumen el reto de preceder a los Mishima y de poner banda sonora a una noche de verano. Temperatura agradable. Chaquetas guardadas. Y público expectante para presenciar la voz de Ramon Rodriguez que empieza majestuosamente con un hit de su último disco, Lo bello y lo bestia que, a modo de prólogo, define a la perfección lo grande y épico que puede llegar a ser el barcelonés. Intercala canciones más oscuras del nuevo álbum (Libre Asociación, 2011) con viejos clásicos de sus otros dos discos (La Invasión de los Ultracuerpos, 2008; A Propósito de Garfunkel, 2008). Highlights de la noche:
- Vociferar a grito pelao eso de “sólo sucedáaáááneos” y “me viene fatal la crisis” (nunca mejor dicho)
- Giro en su setlist habitual con una cover poco frecuente de Nueva Vulcano, dejando de tocar con premeditación y alevosía (y para dolor de algunos) el clásico “Te debo un baile” para para hacer otro homenaje al grupo de Artur Estrada con la versión de “Mano izquierda” que levanta coros en el público, “porque por dentro y por fuera… actuamos igual”;
- Repitiendo la fórmula del concierto de Alella, toca salto a la inglesa con la versión de “Virginia” del cantante de Seattle David Bazan. Emotivo momento que despertó sonrisas y ternura a partes iguales entre el público;
- Atraparse con la canción “Consciente Hiperconsciente” del nuevo disco e introducirse en una espiral para no querer salir nunca de ella;
- Momento “Tú, Garfunkel”, porque no existe canción más redonda, porque nunca perece, porque cada vez que la escuchas podría ser la primera, porque es una canción para acabar afónicos y para que te rompan el corazón muchísimas veces seguidas.
Y a modo de estrellas de la noche, con casi dos horas de concierto, salió Mishima con un Caraben pletórico y que se sabe querido. Sólo él puede salir sin inmutarse al grito de “Caraben, president”. Siguiendo la ruta de presentación de L’Amor Feliç, “Els Crits”, “Els Vespres Verds” y “ No obeir” se han convertido en dos días en las canciones tesoro de cualquiera de sus directos. La gente se entrega con cada frase, con cada grito, con cada repunte final de las guitarras. Y es que los coros de L’última ressaca son parte ya del conjunto, uno ahora escucha el álbum y echa de menos al público entregado cantando de fondo. Como grupo consolidado demuestran ser capaces de pasar de un tema nuevo a viejos hits sin despeinarse. Y es que un público que responde tan bien sirve de almohada perfecta para cualquier canción. Canciones como Un tros de fang o Qui n’ha begut, reliquias del 2007, cuajan a la perfección con temas de los últimos álbumes cómo L’olor de la nit o Una cara bonica. No hay canción que desentone en ese equilibrio perfecto de pop relajado y letras perfeccionistas. Un equilibrio del cual uno se siente orgulloso de formar parte. Uno se va a casa sabiendo que acaba de presenciar algo especial: medianoche, Poble Espanyol y suena “… quan a la fosca nit salvatge l’udol dels llops convocant la lluna”, y todo el público estalla en un aullido grupal. Un desgarro de placer que pone el punto y final a toda un festival de feina ben feta.
Una feina ben feta que desde aquí reivindicamos. Reivindicamos con mayúsculas, si hace falta gritando, saliendo a la calle, con pegatinas en la frente, en el coche y en la nevera; y con pancartas Arial 27 en la terraza. Porque #laculturanoesunluxe. Y porque desde aquí apoyamos íntegramente el acto que tuvo lugar a mitad del festival, cuando organizadores y artistas pararon las actuaciones para reivindicar alto y claro que su trabajo no es ningún lujo. Que la subida del IVA supera el término injusticia. David Carabén, voz de Mishima, fue el encargado de leer el comunicado y Martí Sales, voz de Surfing Sirles, leyó un trocito de Joan Brossa para reivindicar lo que, para nosotros, resulta tan obvio: /lujo/ como abundancia de cosas no necesarias nunca puede llegar a relacionarse con la música.
No vaig anar al Pròxims, però molt d’acord amb això de la rèplica per no haver cantat Sota l’arbre. És tan bonica..! Ei, inexpertas, seguiu explicant-nos així de bé tots els festivals on aneu eh!!!