Segunda entrega de las vivencias de nuestras In-Expertas Sonoras en el SOS 4.8, hoy para hablar de la jornada del sábado. Después de las primeras vivencias de la jornada del viernes, el día grande del Festival llegaba con una maratón de aúpa: Antonia Font, Mogwai, Flaming Lips y Love of Lesbian. Recordamos el periplo emocional-musical de un día trufado de buena música, cerrado con un cameo y el deseo de volver. Una crónica de ANDREA GÓMEZ y ANNA PACHECO
Buenos días Murcia. Los músculos gemelos duelen como si hubieras hecho un triatlón la noche anterior. Te levantas desorientado, con cierto malestar estomacal -no nos engañemos-, abres la cremallera de la tienda sin ni siquiera poder despegar los ojos. Notas que tus amigos están ahí. Haces un gruñido y levantas la mano en señal de saludo, sí, estoy bien, estoy vivo. Siguiendo el procedimiento habitual, ahora coge el neceser y ve a los baños públicos y comprueba que, para tu tranquilidad, todos los vecinos del cámping se han levantado igual de bien, o igual de mal.
El día tarda en arrancar para inquietud de muchos que ven peligrar los conciertos de la tarde. Que no llueva, que no llueva, que no llueva. Pero tras la siesta de rigor, los peores augurios llegan en forma de, sí… lluvia. Primero, fase de negación. No, no está lloviendo. En el césped la gente continúa con el descanso, la comida, los tirantes, modo verano ON. Luego, fase de aceptación y traslado a las gradas o refugio bajo tiendas. Pero que no decaiga. Suena Toro de Columpio Asesino en el DJ set de Redbull y eso incrementa en 1000 las ganas de bailar aguantando el chaparrón.
Sin paraguas ni chubasquero volvemos a nuestra rutina preferida: “corre, que no llegamos”. Y aún así, llegamos tarde. Pero no hay nada más épico que entrar al recinto corriendo como si no hubiera un mañana, regateando personas mientras tarareas canciones. Todo a la vez. Frenada en seco en el escenario Jaggermeister. Los mallorquines Antònia Font salen sin aquella idea de reservarse los hits para el final. Me sobren paraules como pistoletazo de salida está mejor que bien. Luego, continúa con Islas Baleares. Y Pau Debon invierte las letras para bordar ese final bonito y, eso, visto a tres metros de distancia -si, colapsamos la primera fila- asusta y flipa. Y llega el baile a-rítmico de Wa Yeah! con ese “Jo cant sa lluna i s’estrella”, en un perfecto accent mallorquí, tan característico y tan suyo que es capaz de embelesar a murcianos, madrileños y gallegos por igual. Siguen repartiendo su pop festivo y mucha Alegria en un cielo cada vez menos encapotado, recordando viejos hits infalibles que parecen pensados única y exclusivamente para este tipo de directos lúdico-festivos. Y final perfecto con Calgary 88. Era “la esperada”. Y llegó con fuerza, tanta, que incluso hubo gente en el público que se animó con las piruetas cual “final de patinatge artístic”.
Con Mogwai, la subida de decibelios que experimentó el Escenario Estrella Levante fue abrumadora respecto al resto de conciertos. Fue un momento para dejarse llevar por las guitarras y las distorsiones de un grupo que crece exponecialmente en directo
Para muchos la noche del sábado era sinónimo Mogwai. Más de uno y de dos habían recorrido kilómetros sólo por y para ellos. Se esperaban con ganas y la verdad es que los escoceses no defraudaron. Vale que su rock instrumental rompía un poco con la línea de este SOS 4.8. Pero qué más daba. Con los primeros acordes de White Noise, canción que abre su último disco Hardcore Will Never Die, But You Will, era momento de dejarse llevar por las guitarras y las distorsiones de un grupo que crece exponencialmente en directo.
La subida de decibelios que experimentó el Escenario Estrella Levante fue abrumadora respecto al resto de conciertos. Por su parte, presentaron un setlist muy compensado, con algunos de los mejores temas de su último álbum (How to be a werewolf y Rano pano) y auténticos clásicos de la banda como Hunted by a Freak, I’m Jim Morrison, I’m Dead, Auto Rock y la desgarradora Mogwai fear Satan. No es por señalar con el dedo, pero lo más emocionante fue ver como a algún que otro chico se le empañaban las gafas de pasta con lágrimas de verdad. Es en ese momento cuando uno se da cuenta que está formando parte de un momento único y embriagador, con música que se te mete muy dentro y te cala hasta los huesos.
Ni una hora de margen, para pasar de la intensidad de Mogwai a la psicodelia festiva de Flaming Lips. Que sí, que será repetitivo y todo lo que queráis, que será un número ultra planificado y más que explotado, pero para nosotras era “nuestra primera vez”, así que dejad que nos recreemos en esa locura de confetis, colegialas a modo de coro y disfraces locos bailando sin sentido. Wayne Coyne lanzándose al público metido en una bola de plástico mientras explosionan colores. Y un final de escándalo con la luna llena de fondo, serpentinas en la cara, en el cuello y en el pelo y “Doooooo youuuu realiiiiiiiiiiize?” cantado a capela por miles de voces. Si fuera por nosotras habría una segunda vez.
Lo mejor de la noche del sábado es que no dejaban de pasar cosas buenas, pero siempre tenías la expectativa de más. A las dos de la madrugada, se plantaba Love of Lesbian en el Estrella Levante como ese postre que sabes que llegará y ya te haces un hueco. Santi Balmes no tenía miedo a la marabunta, gigantesca (y acojonante), que se erigía frente a él. Estaba cómodo y se notaba. Hablaba -y qué voz, oh sí-, interactuaba con el público y lo sacaba a bailar con un característico “qué pasa motherfuckers”. Y venga hit tras otro. No había orden ni falta que hacía, la gente respondía igual a todas. Puros himnos generacionales para un festival que botaba a la vez. Llegando a una locura instantánea con Club de Fan de John Boy en la que, para más inri, vimos a los “mas raros del concierto”, por ahí, infiltrados, presenciando en directo su propia representación. Y es que, en el ala derecha del escenario estaban los dos actores que interpretan los videoclips de LOL. Y venga foto. Por lo demás, Santi fue alternando míticas como Algunas plantas, Noches reversibles o Incendios de nieve con canciones del nuevo álbum, como Wio, que -aunque cuestan mucho más de entrar- siguen atrapando a los incondicionales de esta banda.
El típico comentario “después de ésta nos vamos” es inviable del todo cuando la sesión se basa en un un pedazotemazo tras otro. Lo que hizo que cerraramos el Festival SOS 4.8 2012, siendo de los ultimísimos en salir
En este maratón de sensaciones, saltos, gritos y baile non-stop desde las 10 de la noche gastamos aproximadamente un 75% de energía. Era momento de compensarlo con sentada en el suelo, algo de agua y recuperación cardiorespiratoria. Era la hora de la electrónica y teníamos que estar en plena forma. Según los horarios, a las cuatro de la madrugada tocaba Feed me DJ en el escenario Levante. Pero su actuación fue sustituida por Buffet Libre y, bueno, digamos, que salió de dentro nuestra versión más chunga-Row 14 cuando oímos el remix de The Bloody Beetroots ft. Steve Aoki. La masa nos llevó de nuevo a las primeras filas. Y ahí no bailamos, más bien convulsionamos. Fueron un seguido de temazos que descolocaban a cualquiera. Desde remixes de The Kids y How Deep is Your Love, hasta la versión marchosa de Use Somebody.
Demasiada adrenalina junta nos hizo retirarnos al escenario donde estaban Yall, llegados desde Barcelona con sus audiovisuales, que son sólo posibles gracias a la perfecta combinación de djs y diseñadores. No decepcionaron. Tienen un tacto especial a la hora de tocar y una puesta en escena de nivel. Lo suyo es virguería y savoir-faire ante los platos. Y claro, después de destrozarnos el esqueleto, estábamos a punto de abandonar el combate. Pero mala hora (o buenísima) cuando de camino a la salida – os lo prometemos- fuimos a dar con la archi-conocida aunque recién estrenada sesión de los jueves Cupcake en la Sala Apolo en el SOS Club. El típico comentario “después de ésta nos vamos” es inviable del todo cuando la sesión se basa en un un pedazotemazo tras otro. Lo que hizo que cerraramos el Festival SOS 4.8 2012, siendo de los ultimísimos en salir, a la espera de un futurible diploma que, algún día, esperamos recibir. Algún día.
Y si no ya pasaremos el año que viene a recogerlo.
Agradecimientos por los momentos compartidos y ayudarnos a reconstruir estos 2 brillantes días a Aitor, Alba, Alberto, Jaume, Laia, Laura, Marina B, Marina S., Natalia, Pau, Paula B., Paula L., Pep, Pol, Víctor P., Víctor C. y Xavi. Sin vosotros nada de esto habría sido lo mismo.