Past Life Martyred Saints es uno de esos discos que el tiempo rescatará como una de las cuñas esenciales a partir de la cual explicaremos a nuestros nietos lo que dio de sí 2011 a nivel musical. Es un disco complicado, que requiere de varias escuchas para disfrutar en su plenitud y al que conviene encarar con un estado anímico saludable si uno no quiere sumergirse en la espiral derrotista a la que nos aboca Erika M. Anderson, EMA, en un desgarrado tour de force que eleva a su álbum de debut como una de las joyas escondidas del pasado curso. Una reseña de ART VANDELAY.
La primera vez que me enfrenté a California, pensé en Nick Hornby (sí, siempre recurrimos al maestro)y su 31 Canciones. El escritor y periodista británico se refería a la crudeza de Suicide en Frankie Teardrop, tema de 10 minutos interminables en los que las miserias del protagonista de la canción son expuestas sin tapujos por los autores de Ghost Rider, llevando al límite al oyente con una concatenación de dramas resueltos por la vía del suicido. Hornby concluía al fin que, en lo que a él respecta, ese tipo de música doliente quedó atrás, y que prefiere acotar el drama, la explotación de las miserias, fuera de la colección de sus vinilos de cabecera.
Algo de eso hay en California, track totémico del disco de debut de la norteamericana, una explosión lo-fi cuya desgarrada melancolía reparte y expande a lo largo de todo el disco con una crudeza honesta, adictiva si se entra en el juego de la complicada -complicadísima, en realidad- digestión que nos ofrece el álbum, al que ha sazonado con tintes autobiográficos que subrayan las urgencias del disco y la concepción de disco de culto que envuelve a su primer trabajo en solitario, después de dar vida a Gowns con su expareja Ezra Buchla años atrás.
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Más allá de California, el disco deja momentos para el recuerdo. En su primer tramo EMA explota su faceta más rockera, toques riot y desgarro puro en momentos de alto voltaje (Grey Ship) y Anteroom, donde se entronca con la PJ más primigenia. Superado su Alp d’Huez personal, California, Milkman exhibe un talante desgarrador que entronca con aquel, Coda ofrece un inesperado cambio de registro -momento vocal, un minuto breve a modo de paréntesis- y el binomio Marked y Breakfast nos sumerge en una inesperada vena intimista de la que salimos con Butterfly knife antes del hermoso cierre sellado con Red Star.
Past Life… es un disco de una densidad poco habitual, que entronca con lo mejor de Zola Jesus o Yeah Yeah Yeahs y que requiere de varias escuchas y el ya citado buen estado anímico para encararlo con perspectivas de gozo. Si se acepta el reto de Erika, nos queda una obra hermosa, sembrada con guitarras de gran crudeza emocional, sintetizadores sincronizados con el gris estado anímico de su cantante y una honestidad embriagadora. Para disfrutar del videoclip de California, linkamos nuestro perfil de EMA publicado el pasado mes de diciembre.
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