Este fin de semana dos actividades por separado han servido para reivindicar que cierta escena musical es posible y que, en cierto modo, no todo está perdido. Así lo avala el compromiso político, también social, de las tres bandas participantes en la re-entré de La Fonoteca Barcelona y de los dulces aires de revolución llegados desde el colectivo Hi Jauh USB, empeñados en seguir haciendo de cada nueva aparición un acontecimiento especial.
Las sensaciones que desprendieron ambos conciertos, sobre todo en aquellos afortunados que hicieron doblete, suponen un soplo de aire fresco a un contexto musical, el que nos ha tocado vivir, cuyas sensaciones de hastío parecen ir a más según se recrudece la crisis. Pero, ¿está todo perdido o queda margen para la esperanza? Que cada cual saque sus propias conclusiones…
Texto de RUBÉN IZQUIERDO. Fotografías en La Fonoteca Barcelona de EDU MATÓ
Agradecimientos a La Fonoteca Barcelona, Hi Jauh USB y Ultra Local Records
La Fonoteca Barcelona alcanza el cenit…
El tiempo dirá si el concierto del pasado viernes será el mejor de La Fonoteca Barcelona, cuyo margen de crecimiento parece empeñado en demostrar que carece de techo. Si en la última cita antes del verano rozó el lleno con El Último Vecino en esta jornada colgó el sold out con una triple propuesta musical cargada de sentido reivindicativo, espíritu crítico y compromiso social.
Un par de horas antes de que comenzara el concierto tuvimos ocasión de entrevistar a Tejero para Shook Down TV. Hablando sobre el cartel nos comentaron que, de haber realizado un concierto de presentación del disco en estas fechas el cartel hubiese sido el mismo, ejemplo claro de la buen entente artística y musical que compartían los tres grupos participantes en la propuesta. De los tres, Tejero era tal vez el que gozaba de mayor popularidad en parte de la audiencia antes del inicio del concierto, aunque Medievo lleva ya varias semanas ampliando el murmullo que acompaña su Discurso de Investidura y El Pardo llegaba como uno de los bombazos más destacados provinientes de Madrid de un tiempo a esta parte. La presencia de Raúl Querido durante las dos jornadas ayudó a darle al asunto un elemento cohesionador, reforzado por todos aquellos que hicimos doblete y por la sincera apuesta por formaciones emergentes practicada tanto por La Fonoteca como por Hi Jauh.
El melón del viernes lo abrió Medievo y de justicia es apuntar que su llamada a la épica cuajó desde los primeros acordes. David Medina y Miguel Ángel Blanca llenaron de una estupendamente bien recibida densidad oscura el escenario de Be Good, apoyándose con éxito en el juego de audiovisuales que acompañó la propuesta en una noche para el recuerdo coronada con su fantástica Antorchas, seguramente su tema más conocido, aunque no el único en ser coreado y vitoreado por una audiencia entregada, que respondió bien al juego de proyecciones audiovisuales planteado desde arriba. El resultado fue un tour de force emocional, plasmado como un necesario grito de indignación contra el puteo al que nos someten unos cuantos, resuelto con brillantez a golpe de garra y de intensidad. Si se trataba de fijar las expectativas bien arriba Medievo cumplió con creces su cometido, allanando el revolucionario camino emprendido por La Fonoteca para su primer concierto de la temporada desde el inicio de la noche.
Tras Medievo llegó el turno para El Pardo, la última propuesta de Raúl Querido, muy en boga estos días tras el reciente estreno de su anti-single y la presentación de los nuevos temas para un álbum que se adivina épico. Superados pequeños problemas técnicos iniciales, Querido y los suyos se marcaron un bolazo tan enérgico como contundente, llenando de fuego y rabia el escenario y demostrando que la suya es una de las figuras más carismáticas de la actualidad. Sabíamos ya que lo que se está cociendo con su primer disco apuntaba maneras pero tras su explosivo paso por Be Good podemos proclamarlo claro: el óptimo estado de gracia que envuelve la producción discográfica de Raúl Querido no da visos de detenerse aquí, así que bien hará el lector en sumarse al carro de esta revolución musical, con evocaciones constantes a estos tiempos perros que nos ha tocado lidiar, apuntalando un inconformismo casi épico al que conviene aplaudir y celebrar. Su propuesta dignifica en fin una etiqueta tan compleja como la del underground, retornándole su significado original, lejos de la retórica imperante que nos atenaza en la actualidad.
Consolidada como épica, a la noche aún le quedaba el directo de Tejero, un directo apetecible -servidor no los veía desde la FiM de Vila-seca y desde entonces han enlazado un torrente de buenas nuevas- con discazo como telón de fondo. Su Drimin is Pósible logró lo más complicado: empequeñecer los logros de Esto No Volverá a Pasar gracias a una producción excelente y a su aplaudible compromiso de mantener intactas las esencias de sus orígenes. Ironía, sentido crítico e irónico con la realidad y un innegociable sentido lúdico siguen manteniéndose como bazas innegociables de su relato, abocado en la noche de su retorno a Barcelona a un reto de entrada notable: mantener el elevado tono épico de la noche incorporando su habitual sentido distendido sin perderle la pista al relato social y político de la noche. Pues bien, bravo por Tejero y sus buenas maneras a la hora de resolver el envite con un directo que fue a más, comenzando por sus temas más lentos para enlazar hit tras hit en la recta final del mismo, en una suerte de cascada emocional bien resuelta con la infalible Xavier García Albiol, hitazo que a buen seguro con el tiempo podrá mirar de tú a tú a Marca España en cuanto a cotas de popularidad se refiere. Para entonces el sold out colgaba de Be Good en la noche más reivindicativa para La Fonoteca. También la más épica y feliz, y eso es decir mucho si uno echa la vista atrás y repasa su intachable trayectoria.
… y Ji Hauh USB culminan su gran obra
Si la noche de La Fonoteca se vistió de compromiso social y político, Ji Hauh USB presentaron su nuevo local con una enorme declaración de principios sobrevolando la escena. En tiempos en que la escena musical parece vivir atrapada en su propio discurso, una suerte de dilema moral en la que promotores, marcas y festivales tiran hacia direcciones diametralmente opuestas que las planteadas por decenas de bandas a lo largo de todo el país la inauguración de Ji Hauh USB nos demuestra que un cierto modo de disfrutar la música de manera underground -y entiéndase underground en su sentido más puro, enlazando con lo planteado unas líneas más arriba- es viable. O cuanto menos posible, si se añade al compromiso autoimpuesto el talento
Servidor estuvo en su nueva sede el pasado mes de Julio, cuando la nueva sede de Ji Hauh USB era aún un edificio susceptible de varias reformas, con una bonita idea a cuestas: hacer de su espacio un territorio abierto a que bandas normalmente ajenas al circuito imperante puedan tocar, sirviendo además como centro de operaciones del colectivo, integrado por grupos como Gúdar -seguramente el buque de esta pequeña (gran) flota musical con en El Baix como denominación de origen- y genialidades como Tirana o Hibernales completando una escuadra que tiene en bandas como Hazte Lapón, Alborotador Gomasio o las diferentes propuestas de Raúl Querido cómplices de innegable buen gusto musical. La emoción del salto, de la casa por pintar al escenario ya montado, unida al éxito de la inauguración se adivinan como nuevos motivos para seguir admirando un modo de entender la música -su realización, sí, pero su posterior difusión también- que va más allá de lo industrial, recuperando automatismos casi románticos que hacen de la aventura Hi Jauh USB un milagro en sí mismo.
Para la historia queda que Ran Ran Ran fue la primera banda en actuar en su sede -compartiendo cartel con bandas amigas como Alberto Azul o Primogénito López, ambas saludadas cálidamente por la audiencia-, que saludó a Raúl Querido como su primer gran héroe, si se nos permite la exageración simpática, vistas las largas ovaciones que se llevó de vuelta a Madrid. La jornada se completó con varios conciertos en la vecina Ultra Local Records, tienda musical de obligada visita, otro oasis en este desierto gris, del que floreció un momento mágico -lo de Combray ya se explicó ayer por aquí, aunque no esté de mes en subrayar el impacto de su hallazgo- y otro eufórico, con Alborotador Gomasio llenando la tienda presentando nuevos temas en su esperado retorno a Barcelona. Wild Cirkus, entre medio, pusieron la pausa con un concierto de ritmo sosegado, necesario contrapunto al fulgor de la jornada.
Más allá de la meritoria propuesta musical del arranque, aplaudimos desde aquí la iniciativa, ideal para coronar un fin de semana reivindicativo y fructífero, de la que nos sale una frase repleta de orgullo: FUE UN HONOR ESTAR ALLÍ