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VERSIÓN WEB: Ferran Palau lleva unos cuantos años dibujando canciones estupendas al margen de Anímic, grupo con el que ha logrado hacerse un hueco en la escena local gracias a la creciente aceptación de sus discos. Aprovechando el impás de la banda, en barbecho después de finalizar hace unos meses la gira de presentación de Hannibal (Bcore, 2014) Ferran Palau presenta ahora su segundo trabajo en solitario, un álbum que sigue explorando su universo musical, aquí con la libertad de poder desarrollar las inquietudes artísticas que le vienen acompañando desde sus inicios sin la dinámica de grupo que le acompaña en Anímic, donde tuvo que realizar “un paso atrás” para que el sonido de la banda evolucionase según sus propias necesidades .

Muerte, religión y amor son, en fin, algunos de los pilares en los que acostumbra a basar su repertorio en solitario, algo que no escapa al disco ahora presentado por el nuevo sello Halley Records, un sello “de amigos” en los que repite la apuesta ideada ya en su trabajo anterior en solitario, cuando presentó L’Aigua del Rierol con el sello gestionado por Pau Vallvé, recientemente clausurado, Amniòtic Records.

El resultado es Santa Ferida, una colección de canciones que abrigan uno de los discos más redondos de lo que llevamos de año, un puñado de canciones en clave americana, emocionantes en el sentido de generar eso, pura y sentida emoción, con la que Ferran Palau sigue explorando un discurso musical ya reconocible, ligado irremediablemente a Collbató, pueblo en el que vive junto a su familia, convertido ya en un protagonista más de su sonido. “Es mi mundo e intento que mis canciones suenen coherentes con él”, nos cuenta con la calma interior del que culmina un enorme esfuerzo personal en una obra redonda. Santa Ferida se revela como un disco de emociones templadas y exquisitamente servidas, un trabajo, en palabras propias, “más contenido que emocional, nada desbocado ni arrebatador” que te gana desde las letras para desplegarse al final como el gran disco que es. Entrevista de RUBÉN IZQUIERDO, publicada originalmente en SHOOK DOWN UNDERZINE VOL IV

Santa Ferida llega casi tres años después de L’Aigua del Rierol. ¿Nos puedes contextualizar el lanzamiento del disco?
Mis discos en solitario se han convertido en un espacio de calma donde puedo tomarme el tiempo que quiera para cada proceso. En este caso han sido dos años de grabación, con largas pausas entre sesiones. Redondear las canciones y las letras me ha llevado un poco más, aunque de todas formas esos tres años que comentas me parecen poco tiempo para un disco.

L’Aigua del Rierol salió un año después de Hannah y Santa Ferida meses después del concierto de despedida de Hannibal. ¿Te sirven tus discos en solitario para poner distancia con cada nueva obra de Anímic?
Bueno, soy bastante constante a la hora de componer… Siempre tengo cosas a medias en mi “taller” y ahora tengo muy claro qué ideas son para mí y cuáles para Anímic. Llegamos a un punto con la banda donde yo tuve que dar un paso atrás y dejar que nuestro sonido cambiara. Eso está bien porque la esencia del grupo es la de no aburrirse. En cambio, en mi proyecto en solitario no me preocupo tanto del diseño del sonido, me centro más en las canciones y no me importa si es aburrido o no.

 ¿Qué nos puedes contar del nuevo directo?
Para los conciertos me he rodeado de muy buenos amigos a la vez que músicos a los que admiro y que son una gran influencia en lo que hago. A la batería está Joan Pons “El Petit De Cal Eril“. Nunca antes había tocado la batería y lo hace increíblemente, fluye tan bien como cuando canta… Al bajo esta Adriano Galante, de Seward. Él sí que había sido bajista antes, ¡pero no importa lo que toque porque la música le sale por los poros! A la guitarra está mi primo, productor de mis dos discos y también miembro de Seward, Jordi Matas. Es de los músicos más talentosos y humildes que conozco y tengo la suerte de tenerlo muy cerquita. Aunque también haré conciertos yo solo.

En este disco he intentado depurar un sonido Collbató, que es mi pueblo. Me imaginaba la iglesia y su órgano conviviendo con ese ambiente de urbanización y calles vacías.

Ferran Palau

Las primeras críticas de la presentación fueron muy buenas y reflejan la influencia americana. ¿Qué referencias más directas te han servido para empezar a tejer tu carrera en solitario?
No lo sé. Intento que mi música no suene americana, porque no lo es, pero escucho mucha música de allí, así que supongo que no tengo remedio… En realidad, lo que he intentado hacer con este disco es depurar un sonido Collbató, que es mi pueblo. Me imaginaba la iglesia y su órgano conviviendo con ese ambiente de urbanización, calles vacías, pistas de tenis abandonadas, piscinas con agua verde, etc. Es mi mundo e intento que mis canciones suenen coherentes con él.

¿Cómo te gustaría que se acerquen la crítica y el público a tu carrera al margen de Anímic? ¿Crees que lo ven como un proyecto paralelo?
Ostras, no lo sé… Quizás le diría a mucha gente que no presta atención, por la fama de “oscuro y triste” que me gasto, ¡que se apunten a mi baile de esqueletos! (risas). Ahora en serio, Santa Ferida no es triste. ¡Es luminoso!

En este número entrevistamos a Shana Cleveland de La Luz, que acaba de estrenar un proyecto paralelo (Shana Cleveland & The Sandcastles). Nos contaba que en su caso eran canciones escritas durante estos últimos años, sobre todo en pausas de giras y demás, y que de manera natural vio claro que eran canciones para un proyecto al margen de su grupo. Me gustaría saber si has pasado por un proceso similar, y qué cambios has sentido respecto a Anímic, donde todo se hace siempre de una manera más compartida.
Si, Anímic es un espacio de libertad total donde puedo tocar el instrumento que quiera, cantar o simplemente bailar sin preocuparme de nada. Hacer ruido, alargar silencios, soltar bases electrónicas… lo que sea que nos haga felices. Debatimos los conceptos filosóficos para los que luego escribiremos las letras, y a partir de ahí trabajamos. Nos tiene que flipar a todos: si uno de nosotros no está del todo convencido de algo no se hace y punto, lo que supongo que nos convierte en una banda de local de ensayo. Para cuando terminamos un disco o una gira después de mucho curro yo necesito mi pequeño espacio privado donde todo es fácil y simple y donde no hay fechas ni presión.

Anímic es un espacio de libertad total donde puedo tocar el instrumento que quiera, cantar o simplemente bailar sin preocuparme de nada

 

El disco está editado por Halley Records. Imagino que ser la primera referencia de un sello siempre es un reto especial. ¿Has seguido de cerca el proceso de creación del sello? ¿Sientes en cierto modo la presión de marcar la línea estilística del mismo?
Detrás de Halley está, entre otros talentos, Maria Blay, que es la manager de mis dos proyectos. Cuando estaba mezclando el disco ella me comentó la idea con un entusiasmo y una devoción totales, y me encantó la idea de empezar algo nuevo juntos. Es una mujer increíble con mil ideas y la quiero mucho. Los dos sabemos que no es un buen negocio un disco mío, así que sospecho que mi música no será un estándar para el sello, ¡seguramente el próximo que saquen será mi antítesis! (risas)

Ahora que citas a Maria, en Lizardqueen se dio a conocer Núria Graham. Creo que el disco que presentas y el que ha hecho ella con El Segell tienen algunos paralelismos a nivel de sonido. ¿Qué estás escuchando ahora mismo? ¿Sientes el sonido del disco próximo a otros autores?
Pues no te sabría decir. Ahora mismo estoy escuchando mucho hip hop como Tyler The Creator, Death Grips, M.I.A, Young Fathers, etc… pero cuando hice Santa Ferida tenía en la cabeza cosas como Chris Isaak, Talk Talk o Enya… Cierta atmósfera 90´s, con pequeñas percusiones con reverb y un aire veraniego. El último de El Petit De Cal Eril también me dio empuje. ¡Seguro que a Núria también le encantan todos estos músicos!

Es inevitable que las modas no te afecten, aunque eso no es necesariamente malo. De todas formas creo que es necesario tener un mundo propio, un espacio donde la gente pueda acudir para encontrar algo diferente

Anímic siempre ha dado la sensación de ser un grupo que se deja llevar por su propio instinto, lo que en cierto modo le hace impermeable a las modas. Un consejo para un grupo que empiece, ¿cómo crees que se gesta esa independencia respecto a modas o escenas?
A todos nos afectan las modas. Todos queremos tocar en el Primavera Sound, por lo que creo que es imposible que la moda no te afecte, aunque no es algo necesariamente malo. Eso no quita que se tenga que tener un mundo propio, un espacio donde la gente pueda acudir para encontrar eso que no hay en ningún otro lugar. Yo hago exactamente lo mismo que cuando empecé, pero en cada disco se puede reconocer la época en que se hizo por los sonidos o la producción… Eso es “la moda”, ¿no? Si la quitas siempre queda lo que importa, una canción. ¡Ah! ¡Y no os paséis tanto con los sintes ochenteros que el año que viene ya no se llevarán! (risas)

¡Me apunto lo de los sintes! Leyendo la bio de tu web hay un dato que no sabía: no tenía ni idea de que te echaron de la escuela de música. ¿Te consideras autodidacta?
¡Si! Me echaron de la escuela de música porque repetía siempre y al final se cansaron de mí. Años después empecé a rasgar la guitarra y mi primo Jordi me ayudó, enseñándome trucos y eso, pero nada de solfeo. Yo quería hacer mis propias canciones y sin darme cuenta aprendí a tocar la guitarra, la batería, los teclados… A los 20 años descubrí a Nick Drake y me empezó a interesar puntear con los dedos, como hacía él.

Antes de volver a dedicarte a la música estudiaste dibujo y pintura. ¿Hasta qué punto esa formación multidisciplinar te ayuda en el proceso creativo cuando compones?
Al principio todo formaba parte de lo mismo: el cine, la pintura, la música… ¡y yo quería hacerlo todo! Pero con el tiempo encuentras la forma más adecuada de expresarte o la que es más fácil para ti, y entonces la gente lo recibe y entiendes lo que eres y a qué tienes que dedicarte. Ahora me parece mucho más fácil hacer una canción que un cuadro, pero antes no. Eso significa que en una de las dos cosas has mejorado.

No sé hasta qué punto esa anécdota de la escuela de música te ha hecho ver o sentir las críticas de la prensa de un modo diferente, sobre todo al principio, cuando Anímic no tenía el reconocimiento masivo de hoy.
No recuerdo críticas muy duras. La verdad, la prensa siempre nos dicen cosas bonitas pero sabemos que el éxito se demuestra con entradas vendidas y en eso no vamos muy sobrados. En cualquier caso lo importante es que hacemos lo que nos da la gana sin presión alguna.

L’Aigua del Rierol tuvo muy buenas críticas y salió en el sello de Pau Vallvé, Amniòtic Records. En cierto modo sorprende que tus dos lanzamientos en solitario hayan salido en sellos relativamente pequeños y de alguna manera autogestionados. ¿Hasta qué punto es importante la autogestión para ti?
Más que la autogestión, lo importante es la pasión. La persona que gestione un proyecto ya sea uno mismo u otra persona tiene que poner todo su cariño y dedicación para que eso salga bien, y claro, sucede muchas veces que tú mismo eres el más entregado en tu propio proyecto, es normal. Nosotros hemos “autogestionado” muchas cosas, pero también nos hemos rodeado de gente increíble a lo largo de los años que han creído en ellas tanto como nosotros.

En las notas se comenta que recomenzasteis y regrabasteis el disco un total de tres veces. ¿Cómo resumirías el proceso de grabación?
Dejábamos pasar semanas entre las sesiones de grabación y al volver de repente había canciones que no funcionaban y a veces era necesario repetir desde el principio. Ha sido un proceso tranquilo, con el tiempo suficiente para encontrar el sonido de cada instrumento y las palabras adecuadas para las letras.

A nivel temático se mantienen temas recurrentes en tu obra, como la muerte, la culpa o la religión, “aunque con una sensación más ligera”. ¿Lo consideras tu disco más emocional?
Estas cosas aparecen en mis canciones desde siempre, no sé muy bien el motivo pero es así. No es que hable directamente de ellas, más bien las uso para provocar preguntas a la gente que escucha mis canciones. No creo que sea un disco emocional, cosa que no significa que no pueda emocionar, pero el fondo del disco diría que es más contenido que emocional. Nada desbocado ni arrebatador.

Entrevista en PDF aquí: