El debate de Hinds siempre me ha pillado a contrapié, en parte porque me enganché al grupo en sus tiempos de Deers y he seguido con cierta simpatía todo lo que han realizado desde entonces. A eso ayuda un directo resuelto que, al menos a mí, nunca me ha dado menos de lo que esperaba: las canciones divertidas del disco interpretadas por una banda encantada de vivir el (excelente) momento mediático por el que pasan, y una comunión con las primeras filas de su público que ha dejado momentos divertidos, como aquel concierto acelerado en la carpa Jäger del Vida que a punto estuvo de echar abajo la cabaña del coqueto festival de Vilanova, o simplemente entrañables, como el de su primer sold out en Barcelona, llenando el Helio con su boom a medio camino.
Hinds, que siguen gestionándose las redes sociales con el mismo toque risueño que en los tiempos de su demo doméstica, mantienen en su directo el mismo toque lo-fi con el que han revestido su primer disco, exudando cierta sensación de proximidad que no les ha evitado que (parte de) la crítica española se ensañe con ellas, en contraste con el tono amable con el que medios como DIY o Gorilla vs Bear han resuelto en sus críticas la salida de su esperado disco de debut.
Intentamos hablar con ellas aprovechando su paso por Barcelona, pero el sold out en Sidecar nos dejó sin concierto, y su apretada agenda frustró la continuación natural de la entrevista que nos concedieron para el UNDERZINE 1. Algún que otro mail escrito a posteriori y su habitual simpatía hicieron el resto: su bajista Ade Martín nos atiende en una pausa de su gira para ponernos al día de las novedades de la banda, contarnos su visión sobre el revuelo positivo y negativo de su irrupción y contarnos algunas novedades más de una de las bandas del momento, en pleno punto álgido gracias al éxito de Leave Me Alone. Entrevista publicada en Shook Down UNDERZINE vol. 6
TEXTO: RUBÉN IZQUIERDO | FOTOGRAFÍAS DE JESSE JOX, SALVA LÓPEZ Y CHAD KAMENSHINE CEDIDAS POR GROUND CONTROL
En nuestro primer número os entrevistamos cuando aún erais Deers. Si me permitís empezar con un balance, ¿cómo valoráis este primer año como Hinds?
Pues la verdad, como una auténtica pasada. No hemos parado de girar por el mundo, hemos tocado en un montón de festivales y por supuesto hemos grabado y sacado un disco. ¡No hemos parado de trabajar!
El disco de algún modo culmina esta primera fase, en la que no habéis parado de girar y tocar. ¿Qué cambios habéis percibido como cuarteto a raíz del directo?
Muchísimos, pero sobretodo nos hemos hecho músicas, con todo lo que ello implica. Hemos aprendido a estar cómodas sobre el escenario, entre nosotras y con nuestros propios instrumentos, y no hemos parado de tocar ante diferentes tipos de público.
Seguramente el cambio más evidente fue el de ese cambio, de dúo a banda. ¿Cómo lo vivió el grupo, y cómo lo viviste tú?
Fue en marzo de 2014. A Amber la encontraron por Facebook. Compartió una imagen del grupo cuando eran solo dos, y unos días después Deers fueron seleccionadas para tocar en el concurso Make Noise de Malasaña. Por entonces Ana y Carlotta estaban buscando bajista pero no había manera de encontrar una, y yo tocaba la guitarra y era su mejor amiga. Unos días después me regalaron un bajo por mi cumple y aquí estoy (risas).
Tal y como lo veo vuestra incorporación tuvo el hándicap de que se produjo en plena vorágine de conciertos, lo que en cierto modo hizo que os ajustaseis sobre la marcha en el escenario, en plena gira y con mucho ruido mediático alrededor. No estoy del todo seguro de que esto se haya valorado como se merece por parte de cierta prensa. ¿Se ha tenido impaciencia por poder disfrutar de vuestro mejor directo?
Podría decirse que sí. Hemos crecido y aprendido tocando, sobre la marcha. Piensa que el concierto número veinte que hicimos fue teloneando a los Libertines ante unas 6000 personas… Hay mil videos en Internet de nosotras tocando cuando estábamos empezando y están un poco regular, pero es algo con lo que contábamos. Desde el principio tomamos la decisión de no decir que no a ninguna oportunidad.
Esa bipolaridad se ve también en el público. Recibís críticas pero acumuláis sold out y vuestros directos son muy festivos. En Barcelona por ejemplo siempre colgáis el lleno. ¿Qué relación tenéis con vuestro público?
Pues depende, la verdad. En el resto del mundo tenemos un público maravilloso, que viene a escuchar nuestra música, a bailar y pasarlo debuti. En España es el único lugar donde a veces tenemos a gente que viene a juzgarnos porque no entiende por qué nos está pasando todo esto. Incluso nos ha llegado a pasar puntualmente que alguien pague la entrada para vernos y después venir a decirnos a nuestra cara que en verdad no le gusta nada nuestra música y que el concierto ha sido una mierda. Pero bueno, al final esto solo pasa en España y, aunque sea una pena para nosotras el mundo es muy grande (risas).
Es curioso que lo digas, porque pasa también en la prensa. Medios como DIY o Gorilla vs Bear acogieron vuestra propuesta sin tantos prejuicios y vuestra llegada se percibió de un modo mucho más personal. ¿Cómo valoráis la acogida exterior?
Es la hostia. Se nota mucho que en países como Inglaterra o EEUU tienen mucha más cultura musical y están mucho más abiertos a nuevos sonidos y grupos pequeños. La gente se hace kilómetros en coche solo para vernos. Es un canteo.
En lo personal, vuestro bolo del Vida me arregló una mala semana. ¿Con qué os quedáis del feedback de la gente?
Con la gente que viene a disfrutar y disfruta de verdad. Nos encanta cuando la gente hace pogos, crowdsurfing, sube al escenario…
Las primeras maquetas tenían un sonido muy lo-fi que siempre me ha evocado a Los Angeles o a Burger Records. ¿Qué escuchabais antes de empezar? ¿Alguna influencia declarada en los primeros ensayos
Exactamente eso. En cuanto a las influencias te diría Shannon and The Clams, Ty Segall, Mac DeMarco, o The Shivas.
Hablando de Los Angeles. Mi amigo René Contreras os montó el bolo de Pomona hace unos meses. En los dos casos quedó encantado. ¿Cómo vivís las giras desde dentro?
Pues como cualquier banda, imagino: con buen humor para superar el cansancio. Cada concierto y cada día es un mundo diferente, y te vas adaptando a todo según va ocurriendo. Pero es la hostia, ¿eh?
LA PRIMERA VEZ EN ESTADOS UNIDOS FUE UNA LOCURA. TOCAMOS EN EL MERCURY LOUNGE, EN EL SXSW… ¡ALLÍ HICIMOS 16 BOLOS EN CUATRO DÍAS!
Huelga decir que cruzasteis el charco mucho antes de lo que seguramente imaginasteis al empezar el proyecto. ¿Qué recordáis de vuestra primera gira americana?
Joder, fue una locura. Lo primero que hicimos fue ir a Nueva York para tocar el Mercury Lounge, y de allí ya fuimos directas al SXSW, que ha sido una de las mejores experiencias que tuvimos el año pasado. Tocamos unas 16 veces en cuatro días: desde escenarios enormes a un salón de una casa de estudiantes en una house party. Fue un sin parar y una matada, pero tenemos buenísimos recuerdos de todo. Y justo después vino el Burgerama, que fue lo mejor del mundo. El concierto fue una locura y nos tiramos entre concierto y concierto en la zona de artistas que daban cerveza y hamburguesas gratis. Hacia muchísimo sol y estábamos todos apelotonados debajo de unas lonas en unos sofas llenos de ketchup y cerveza. ¡Una locura!
Siguiendo con eso, pero aplicado a vuestra experiencia ya como banda. Habéis tenido la suerte de poder compartir escenario muy pronto con bandas importantes. ¿De cuál habéis aprendido más?
Pues… con los Libertines nos dimos cuenta de que cuanto más grande es el escenario y más gente hay menos nervioso te pones, porque es todo como menos personal. De los Black Lips aprendimos que hay que tratar genial a todo el mundo, desde el técnico de sonido a los seguratas y teloneros… Y por último, de Glass Animals también aprendimos que en este mundo no se gana dinero nunca (risas).
¿Y eso?
Hicimos ocho fechas con ellos en Estados Unidos y todo parecía super loco, rollo tocando en teatros enormes… Todo sold out. Iban en un bus de gira enorme, con un equipo de gente también muy grande, unas luces increíbles, palmeras… Vendían muchíiiiiiiiiiiisimo merch cada noche. Y aun así nos contaron cuánto cobraba cada uno y era una miseria. ¡Menos que un becario!
Una de las cosas que más me sorprendió para bien es que mantuvieseis a Diego García colaborando en la producción. Siendo un trabajo en el que de entrada contabais con carta blanca, ¿hasta qué punto fue importante mantener lo que os funcionó en vuestro primer trabajo?
Hasta todo. Ya no solo nos ayudó muchísimo musicalmente hablando, sino que al ser nuestra primera vez en un estudio tan pro, fue superimportante que fuese nuestro amigo. Sabía perfectamente que no teníamos ni idea de nada y nos lo explicaba todo muy bien y con paciencia. A la vez fue superguay que ya conociese a Paco Loco, lo hizo todo mucho más ameno y fácil.
Eso te iba a decir. El disco lo grabáis en los estudios de Paco Loco, ya con la presión de publicar un primer largo tras todo lo conseguido sobre el escenario. ¿Cómo fue todo el proceso creativo del álbum
Las canciones se compusieron durante el poco tiempo que tuvimos entre giras en Madrid y luego en el estudio fue un mano a mano entre nosotras, Paco y Diego.
EL DISCO CIERRA LA PRIMERA ETAPA DEL GRUPO. PODÍAMOS HABER SACADO UN SONIDO MÁS MADURO, PERO CUANDO LLEGÓ EL MOMENTO DE MEZCLAR NOS DIMOS CUENTA DE QUE MUCHA GENTE LLEGARÍA AL GRUPO SIN HABER DISFRUTADO ESTA ETAPA
¿Mantener el sonido es una reafirmación de estilo? Y en caso afirmativo, ¿con qué bandas os identificáis más a nivel de sonido, de aquí y de fuera?
Más que de estilo, de etapa del grupo. Podíamos haber decidido sacar un sonido más maduro porque justo estábamos en un punto en el que cada vez se notaba más la mejora como banda. Y al llegar el momento de mezclar nos dimos cuenta de que había mucha gente en el mundo que escucharía este disco sin haber escuchado a las Hinds de antes, y que este primer disco tenía que representar todo lo que había pasado y habíamos sido anteriormente, así que decidimos seguir con el sonido lo-fi. ¡Ya veremos con el segundo en qué nos pilla!
Ampliando lo dicho, ¿las canciones del disco las trabajáis ya entre las cuatro?
Depende de la canción y del momento. Algunas salieron del local de ensayo, de estar las cuatro tocando sin parar y sacando cosas hasta tener una canción, y otras de Carlotta y Ana en casa con dos guitarras acústicas y luego llevándolas al local para entre todas meterles ya batería y bajo y cerrarlas.
Volviendo a los orígenes, creo que hubo una pausa entre la primera idea de formar Deers y la grabación de las primeras demos. ¿Qué recordáis de aquella etapa pre-Deers?
Descubrir el garage y darnos cuenta de que no tienes que ser Bob Dylan para hacer buenas canciones.
Vuestras maquetas vía Bandcamp tuvieron una rápida aceptación, juraría que antes de incorporaros a Ground Control. ¿Cómo gestionasteis aquella primera etapa?
Tomando decisiones rápidas. Nos llamaron de Ground Control el mismo día que salieron las canciones, y al poco tiempo estábamos firmando con ellos. Y en el primer concierto, el de Make Noise, vinieron las personas de nuestro actual sello en Europa. Nuestro cuarto concierto fue en Londres.
A nivel comunicativo por ejemplo lo hacían todo Carlotta y Ana. ¿Fue sencillo darse a conocer?
Lo hacían y lo siguen haciendo. Empezamos a tener cada vez más gente que escuchaba nuestra música y a salir en cada vez más medios. Las redes sociales son una buena manera de mantener esa relación con la gente.
En el disco recuperáis casi todas las canciones que publicasteis antes de sacarlo. ¿Cuáles creéis que funcionan mejor en directo?
Pues la verdad es que estamos muy contentas con esto. Hay algunas en las que la gente se vuelve loca a bailar, como “San Diego”, “Granero” o “Davey Crockett”. “Bamboo” y “Garden” las cantan como si les fuese la vida en ello, en “Easy” aplauden como locos… se da un bonito contraste.
Escucha el primer disco de Hinds aquí: