A su paso por la Apolo, los de Vancouver soltaron toda la artillería sonora que caracteriza su música y que toma su mejor forma en un arrasador directo. Los Japandroids se presentaban por primera vez en nuestro país en formato sala, primero en el Sol de Madrid, y un día después en Barcelona. Abriendo para los canadienses, Be Forest hicieron gala de un sonido directo magnífico con un showgaze intimista y oscuro. Por ANITA MARTINEZ
Brian King y David Prowse, ya visitaron Barcelona en dos ocasiones con motivo del Primavera Sound (tanto en 2010 como en 2012). El vínculo con Barcelona, como ellos mismos remarcaron, es especial por la magnífica experiencia de su primer concierto en 2010, que como homenaje han incluido en forma de imagen en el interior de su último disco Celebration Rock. La gira que les traía en esta ocasión está motivada precisamente por la presentación de este nuevo largo.
Los Japandroids hicieron gala de un directo adrenalínico, plagado de temas que animan a mover la cabeza a base de convulsiones. Comenzaron con The boys are living town, canción que abría su primer álbum Post-Nothing que les dio a conocer a nivel internacional, y prosiguieron alternando canciones de sus dos álbumes demostrando que Celebration Rock es una clara continuación en muchos aspectos de su primer disco, pero que existe una cierta evolución en un sonido que, a pesar de seguir teniendo claros tintes de ruidosa y cargada atmósfera, está algo más pulido. Los canadienses conformaron un setlist que incluía canciones de estos dos LPs, e incluso hicieron un guiño a los seguidores más antiguos con su versión de To hell with good intentions original de Mclusky, incluida en No Singles, recopilación de sus dos primeros EPs –Lullaby Death Jams y All Lies – anteriores a la publicación de Post-Nothing.
Les faltó tal vez la fuerza arrolladora de su última visita, pero que en aquella ocasión venía también motivada por un sonido que desagarraba tímpanos, un volumen que para un sala como la Apolo debía estar más limitado que el de un espacio abierto como el del Fòrum. Aún así, la energía que desprende tanto su música como el espíritu que ellos mismos le insuflan a su directo, estaba intacta. Acelerados, agresivos y energéticos, los Japandroids obligan a descontrolarse con temas como Adrenaline night shift, Evil’s sway o The nights of wine and roses, su favorita para el directo como ellos confesaron. Y es que los propios títulos nos hablan ya de lo que transmiten. No faltó por supuesto el crowdsurfing, aunque con la escusa cierta fracción del público, llegado un momento, se empeñara en hacerse protagonista del concierto, permaneciendo sin sentido y más de lo debido subidos al escenario.
Toda esta energía llegaba a su máxima expresión en los momentos exclusivamente musicales donde especialmente Brian King, sin la atadura del micrófono, vagaba por todo el escenario cabeceando como el que más y subiéndose a la batería de Prowse. Demostrando también así la magnífica química entre ambos, que se traduce sin duda en un directo agresivo y vibrante plagado de “uhhhhh ohhhhhhhhs” y “ooouhhhh yeaaaaaahs” pero que lejos de rozar el cliché animan a gritar y desgarrarse con ellos.