Para paliar el frío siberiano que nos ataca, esta semana voy a hablar de las piscinas. O mejor dicho, el elemento Piscina- agua como recurso fotográfico. Podría hablar, dada la obviedad del tema, de la portada del mítico disco Nevermind de Nirvana donde un bebé nada hacia un dólar tomada por Kirk Weddle en 1991. Pero aparte de mencionar que dicha portada fue reproducida en varias ocasiones con el mismo bebé-modelo, Spencer Elden, en diferentes edades a lo largo de los años y que el ya hombre-modelo tiene su propia página de Wikipedia, poco más tengo que aportar. El agua o la falta de ella, la luz reflejada en el azul piscinesco y la amplitud del recinto, dan para mucho y sino, veámoslo. Por JESSE OAKS.
Inevitablemente, tengo que hablar de la película El Graduado dónde el protagonista experimenta, y así nos lo transmite en una serie de imágenes acuáticas, la presión social y familiar e incluso la frustración ante la búsqueda de la propia identidad, cuando es obligado a sumergirse en ella por su familia para deleite de sus invitados y dónde la cámara se aleja lentamente dejando una borrosa silueta inmersa en medio de un agua turbia impropia del recinto.
Barriendo para casa, Almodóvar (ese director que parece haber perdido el nombre de pila por el camino) ideó el fántastico plano de Gael García Bernal en la La Mala Educación, dónde primero salta por encima de su amante como un símil perfecto entre la provocación y la necesidad de huir de él, dejando en las retinas una fotografía perfecta, para acabar, no sólo sumergido con aire decadente y culpable en la piscina, sino, que usa uno de sus muros para apoyarse recreando así, cualquier calle de ciudad a lo Atlantis de Marvel con colores vivos y luz brillante. En esta ocasión, el agua y la expresión del actor, no sólo transmiten el agobio y el peso soportado a través de la inmersión, sino que también representan la necesidad de huir siendo visto y cómo hace de la piscina y su profundidad, su salida de emergencia, así como el reclamo de un espacio propio.
Llegados a este punto, todos tendremos en mente ese color azul piscina brillante. Bien, en el film Confessions de Tetsuya Nakashima, encontraremos (aparte de una exquisita y cuidada fotografía como hacía años que no veía) toda la gama de azules posibles manejados y proyectados en cada uno de los objetos, detalles y personajes.
Tetsuya utiliza como argumento y diálogo las imágenes de los elementos líquidos. Nos muestra instantáneas de la caída de la lluvia como símbolo de liberación, vierte la leche (sí, la leche) y la sangre a modo de advertencia, venganza e ironía a partes iguales, y como no, hace que la trama gire entorno a una piscina escolar de aguas turbas y oscuras, que encarna el mal en estado acuoso sin efecto especial alguno, monstruos o sangrientos asesinos sumergidos. En general, deja con la boca abierta por la delicadeza que desprenden sus planos, la velocidad mezclada de éstos, las composiciones y los colores, a pesar de la crueldad que narra la historia.
Como punto final, os hablaré de la obra maestra de Billy Wilder, Sunset Boulevard. Película en blanco y negro donde los colores los pones tú en la imaginación, y que de nuevo, la piscina abre una de las secuencias más revolucionarias de la época. Volvemos a mirar a través de un objetivo bajo el agua, pero esta vez, lo que vemos flotar no es la imagen de la presión, de la culpabilidad ni la puerta de una salida de emergencia, sino la de un cadáver que narra desde el comienzo su historia con voz en off, y por encima, la policía, los curiosos y un maravilloso atardecer. Esta imagen, se tomó en un barril tamaño industrial, con varios espejos enfrentados y una tela de muselina recreando la caída del sol. En este fotograma lo que encontramos es sencillo y fácil: La naturalidad de la muerte flotando a los pies de la curiosidad.
Cómo véis, algo tan simple como una piscina, puede llenarnos de sensaciones y transmitirnos un sinfín de mensajes como la búsqueda del yo, la huida y la presión que nunca esperábamos encontrar en nuestra imagen stándar de azulejo azul y sol.
Para terminar, y aprovechando la mención de Almodóvar, sugiero un Encuentra las 7 Diferencias entre el cartel de Volver y el del largometraje Cielo ( Heaven on Earth) de Deepa Mehta, del cual parafrasearé mi despedida por esta semana: «Prefiero vivir en el infierno, que en un cielo sin dignidad«.
A mí me gusta cuando en las pelis la piscina vacía de la cutre- urbanización sugiere decepción, que el sueño no existe o se ha acabado, etc. La falta de agua como falta de algo.