Modelos sin genitales ni grasa, delineado en un cuerpo real de las proporciones de la barbie si fuera humana, y posados conjuntos de modelo al uso y modelo de lo que se entiende por talla grande… Últimamente tengo la sensación de que los límites ya no existen (quizá también hayan sido víctimas de los recortes), que la ética es sólo un mito y de que en la foto y en la publicidad todo vale. Por JESSE OAKS
Seguramente, el pensamiento generalizado a mi indignación será, que los referentes los elige una misma y que las fotografías que engullimos cada día, no tienen por que serlo si estamos contentas/os con nosotros mismos. ¿Acaso todas esas imágenes que vemos cada día y a todas horas, no están fabricadas para inspirar y modelar a quién las observa? ¿No están llenas de mensajes subliminales cada vez más directos?
Esta semana curioseando por la red en busca de mi material para la vuelta al cole, he encontrado las fotos de una campaña de una marca de lencería argentina, donde aparece una modelo (no haré hincapié en su peso ni en la grotesca actitud) sin ropa interior, con los genitales y parte de los senos completamente borrados, bajo el lema : «Aquello que no se ve, es todo lo que quieres ver«. Hacía años que no leía ni veía algo tan sexista. Pero lo mejor, es que la campaña ha gustado tanto por aquellos lares, que ha sido galardonada con uno de los premios más prestigiosos en Argentina, el Lápiz de Oro.
La artista que ha incubado esta idea y la ha llevado a cabo, ha sido una mujer : Natasha Ygel. Una puede pensar, bueno, si lo ha hecho una mujer, puede que no sea tan sexista… Voy a echarle otro vistazo. Pero no! por lo menos en mi caso, cuanto más lo miro, más cara de Ecce Homo se me queda.
Hay algo que no me encaja en la cabeza cuando pienso que los tiempos en los que vivimos, se bautizan como la era de la libertad de expresión y la creatividad, la era de la igualdad y del progreso, y que algo tan insultante como esta campaña se premie, y una reivindicación por la igualdad y los derechos de la mujer con un toque punk, como el de las Pussy Riot se castige. ¿No es acaso esta campaña de lencería más incitadora al terrorismo de género que una simple declaración de intenciones cantada?
Cambiando de tercio y para relajar un poco el humor y el gesto, podemos ver otras dos campañas. En una, se muestra un abrazo de una famosa modelo, de lo que en Estados Unidos entienden por talla grande, y otra modelo de las que entienden por normal. (No deja de sorprenderme, que en un país como E.E.U.U. se tenga tanta fijación con la talla 0, cuando es uno de los países con mayor índice de obesidad).
La campaña quiere inspirar a las jóvenes consumidoras de revistas e imágenes de moda, enseñándolas lo que es real y sano, y lo que no. Evidentemente, en el país de la hamburguesa y el perrito caliente, la campaña ha levantado revuelo por el contraste de volúmenes y como no, por la desnudez de ambas y el acercamiento ligeramente sexual.
Llama la atención, que la modelo de talla grande, tenga un aspecto más cuidado, color de piel ligeramente más bronceado, mejor peinado y complementos llamativos y brillantes, mientras que la otra, parece un simple apéndice blanquecino y descuidado de la primera.
Entiendo que el gesto de agarrarla del trasero al abrazarla, sea un acto subliminal que insinúe que no hay más de donde agarrar que de ahí. Aunque por otro lado, también entiendo la búsqueda del morbo en una actitud ligeramente lésbica entre las dos como llamada de atención hacia la campaña. Cada una/o que piense lo que quiera. Y para ello, os dejo el link donde podéis ver la sesión completa.
Y para terminar, una fotografía que ilustra perfectamente, la absurdez de las medidas tan ansiadas de la muñeca Barbie. La modelo se llama Katie Halschishick y es fundadora de la organización Healthy Is The New Skinny.
En su cuerpo de talla normal, ha dibujado como serían las proporciones reales de la famosa e «inspiradora» muñeca si ésta cobrara vida. El resultado es como no, sorprendente. Cintura y cuello imposible, por no hablar de una cara que, de ser real, se parecería más a un alien cualquiera que a la muñeca «perfecta«.
En resumen, si las revistas, publicistas, fotógrafos y diseñadores abogan y defienden la salud y complexión natural de sus modelos, ¿Por qué cada vez hay más notas de prensa en sus publicaciones donde se llama a sus lectoras a la alimentación sana y alertan de que los cuerpos de las modelos son fruto del retoque digital y por tanto, nada reales? ¿Qué más da eso si la intención de esas imágenes no es crear un modelo a seguir?