Nueva visita de Julia Holter a Barcelona tras la celebrada hace justo un año, cuando llegó como una de las triunfadoras del curso gracias a Ektasis. Ahora regresa con su nuevo álbum aún sin estrenar, un trabajo que parece dispuesto a seguir la estela ganadora de su última aventura, de la que rescató ayer apenas un puñado de éxitos para introducir los nuevos. Por RUBÉN IZQUIERDO. Fotografías de RUBÉN IZQUIERDO y EDU MATÓ
El excelente Ektasis, el penúltimo disco de Julia Holter presentado el pasado año, se cerraba con aquella notable This is Ektasis, largo y sinuoso tema que introducía, tal vez, los recovecos que parecen dibujarse en Loud City Song, próximo lanzamiento de la estadounidense, ayer de visita en el Caixaforum para ofrecer un jugoso adelanto de lo que resta por venir.
Y en cierto modo, así fue. La autora de Goddess eyes o Marienband sigue en el mismo excelente momento de forma que cuando presentó aquella exquisitez, por más que los temas de su nuevo trabajo aún no nos resulten familiares. No importa: siguiendo la estela de su último trabajo, Holter parece decidida a seguir granjeándose fama de autora de culto, esta vez con un trabajo en el que no faltan referencias personales -su relación con la ciudad de Los Ángeles sobrevuela la escena- o a la literatura ( ya nos explicó su nuevo acercamiento a Gigi en la Universidad a principios de semana) sirve para presentar un trabajo maduro en su planteamiento y notable en su puesta de escena ayer, con llenazo incluido en su nueva visita a al ciudad.
Nos había advertido Holter en la entrevista que nos concedió hace unos días que en el sonido de su nuevo álbum habrían algunas novedades respecto algunos de sus trabajos anteriores. Entregada a la letra, las nuevas canciones de nuestra protagonista sonaron como nunca en el vestíbulo del recinto, ante un calor asfixiante que nos hizo fundirnos con su faceta más jazzística, gracias en parte a la notable instrumentalización que su banda le brindó durante todo el concierto.
Cálida con su repertorio y tímida en su interactuación con el público, Holter centró su setlist en el aún inédito Loud City Song, del que apenas nos han llegado algunos temas hasta la fecha, una decisión valiente que la situó ante una nutrida audiencia poco familiarizada aún con los temas de su inminente nuevo lanzamiento, sin que ello evitase que conectara con la misma, por más que los temas más celebrados fuesen, obviamente, los recuperados de sus anterior trabajo.
Abrió la noche la delicada World, primer single de adelanto del álbum, protagonista de un excelente vídeo llevado a cabo por su colaborador habitual, Rick Bahto. El tema sirvió para fijar el tempo de la noche e introducirnos en el peculiar mundo creativo de Holter, principio y fin de todo lo disfrutado ayer, alzada por una banda que sabe extraer su vena más envolvente (y ensoñadora) también en temas como Green wild, segundo adelanto del álbum, situado aquí también en segunda posición del setlist.
A partir de ahí el repertorio podría haberse centrado en Ektasis, pero Holter tal vez buscó premiar a los que ya asistieron a su concierto de presentación del pasado curso para centrarse ahora en los nuevos temas, rescatando a cuentagotas sus temas más conocidos. Ello no impidió que sonasen algunos clásicos como Marieband, uno de los temas más aplaudidos de la noche, o el Goddess eyes con el que cerró la noche, tras repasar buena parte de sus nuevas canciones, envolventes y holterianas, con esa alquimia que le ha permitido, con pocos discos todavía bajo el brazo, hilvanar un discurso propio puesto a prueba en la caldera del Cosmocaixa.
Four gardens fue otro de los temas de Ektasis que sonaron durante la noche, antes de presentarnos de manera casi consecutiva algunas de las canciones del nuevo álbum. Sonó el díptico Maxim’s I y II y, entre medio, se sucedieron City appearing, This is a true heart y Hello strangers.
El cierre, claro, llegó con la mágica Goddess eyes, uno de sus hits más reconocibles, perfecto broche para un concierto que nos introdució un repertorio con el que aún no andamos del todo familiarizados, pero que nos demostró que su buena estrella sigue intacta. Y no hay ola de calor que funda el valor de lo intangible.