Al descubrir las ilustraciones de Paula Bonet, una especie de mariposa te recorre el cuerpo hasta la espina dorsal. No son solo imágenes, trazos, contornos desordenados o las mejillas rojizas de sus protagonistas. Sus ilustraciones, marcadas por una naturalidad expresiva, nos cuentan historias y nos transmiten sentimientos. Por IRENE MASOT
Nacida en Vila-Real, Castellón, Paula Bonet es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Valencia, con estudios en Nueva York, Chile e Italia. Su estilo era al óleo, sin embargo “la necesidad de emitir unos determinados mensajes que con la pintura al óleo, llegaban tarde, caducaban. Tenía que encontrar algo más inmediato y más fresco que el óleo”, aclara. Así que canvió los pinceles y el lienzo por la tinta china, la acuarela y el bolígrafo, pues según ella “es más rápido y directo”. Maestra de lengua y literatura, Paula se dedica a la ilustración desde hace poco más de un año.
Sus figuras del mundo real, quienes parecen tener una mirada melancólica, adornan portadas de cedés, libros, videoclips y más de dos paredes de comedor, galerías o locales de moda.
Hablamos de poesía ilustrada llena de metáforas y contradiciones, de lobos y de gorriones, de excusas y de versos de Nacho Vegas, Love of Lesbian, La Bien Querida, Tachenko, María Leach o Isabel Escudero.Dibujos cargados de sinceridad que nacieron sin ninguna pretensión, pues formaban parte de un mundo privado y que en ningún momento se planteó compartir. Ahora, Paula Bonet se dedica a ilustrar sueños y mezclar fantasías de unos personajes que parecen esconderse detrás de unas mejillas encendidas.