De aquel arrebato casi místico que tuvo el (imprescindible) sello pop Snap! Clap! Records hace un par de años salieron un par de maquetas estupendas. Los primeros trabajos de las añoradas Santa Teresa y Sant Miquel aparecieron con muy margen de tiempo, dos preciosas ediciones en cassette que evidenciaron el buen ojo del sello a la hora de encontrar nuevos valoroes, algo que por otra parte se ha ido confirmando según aparecían nuevos nombres y ediciones en el sello. Santa Teresa lo dejaron pero ahí sigue Miquel Cañellas, cabeza pensante del proyecot Sant Miquel, concentrando estos días en la defensa del directo de Cancionero, cinco temas ideados por él y grabados con la ayuda de Sara de Umbría, que «que recogen un extraño universo místico de la España rural de principios de S. XX
Figuras recurrentes como el amante, las espadas o animales como osos y serpientes, sirven aquí para acercarnos a un universo más actual pero que suena a canción popular. El terreno que visita el joven Cañellas, parece haber existido siempre y por eso las referencias a poemarios de Lorca o canciones republicanas, a la espiritualidad de Rosalía o al revisionismo del Niño de Elche. De todo ello tendremos una muestra mañana jueves en la Fabra y el día 30 en el festival Puwerty de La Casa Encendida de Madrid. Antes, Miquel nos ha concedido esta entrevista, en la que seguimos adentrándonos en su universo musical.
ENTREVISTA: R. IZQUIERDO | FOTOGRAFÍAS: SANT MIQUEL
Sant Miquel se mantiene como tu proyecto personal. ¿Qué es lo que te llevó a sacarlo adelante? ¿Cómo y cuándo surge Sant Miquel?
En el primer curso de universidad, en Barcelona, me salieron inesperadamente dos o tres canciones. Se las enseñé a mis amigas y me animaron a que las grabara y las subiera a internet. Así lo hice, y el día de mi cumpleaños, me llamó el atento y talentoso Toni Poni, para decirme que al sello que llevaba Matrimonio, que me gustaban mucho, le habían encantado mis canciones y querían proponerme algo. Unas semanas después, en la presentación del primer LP de Matrimonio, en la Heliogabal, Dani Snap!Clap! me dijo que quería publicar mis canciones en un cassette. Nos fuimos conociendo y sus propuestas y su manera de hacer encajaban mucho con lo que a mi podía interesarme de un proyecto musical. De repente, yo era una persona que hacía música y algunos conciertos, lejos de cualquier premeditación o intención. Con el tiempo, se me fueron ocurriendo más canciones, y empecé a tener contacto con otras partes de la música y su producción.
En la nota promocional se apunta el imaginario complejo de la España profunda que trazas a través de tus canciones. ¿Es fruto de un interés personal trabajado a lo largo de los años o lo potenciaste aquí?
He estudiado Bellas Artes, y durante estos años me han interesado cuestiones como el franquismo en España, el folclore o las manifestaciones religiosas. En los trabajos que hice y hago en el ámbito del arte contemporáneo me acerco a estos temas de una manera más histórica, teórica y textual. No obstante, he visto que con Sant Miquel podía hacer las cosas de una manera más experiencial, puesto que se trata de música. Con el proyecto, sus canciones y sus vídeos, trabajo de una manera mucho más artesanal, componiendo cosas que no requieren de una explicación teórica, sino que actúan en el terreno de lo atmosférico, de las situaciones. Hacer música es algo mucho más fácilmente comunicable, se transmite entre las personas, es algo inevitablemente popular.
Una de las cosas que más me ha gustado del proyecto desde que lo presentaste fue su personalidad. ¿Te ha costado sacar adelante el proyecto partiendo de premisas poco comerciales?
La parte comercial es algo que nunca se me ha pasado por la cabeza en este proyecto. Lo maravilloso de todo esto es que a Dani tampoco. Si él no me hubiese dicho de hacer un cassette, y luego el disco, yo no hubiese hecho nada de esto. Estas canciones existen por la casualidad de que haya gente como Dani y Ana que tengan la buena iniciativa de publicar cosas que les apetece tener publicadas. Lo hacen sin pensar demasiado en el dinero, íntegramente dedicados al objeto que van a producir. Desde el principio Dani y yo nos entendimos y coincidimos en el tipo de cosas que nos gustaban, él es también un gran artista. Entonces, respondiendo a tu pregunta literalmente, no me ha costado nada sacar adelante este proyecto, porque quienes lo sacaron adelante tienen las mismas premisas poco comerciales, y las mismas inquietudes artisticas que yo en este campo.
En el último Sónar Dani me habló maravillas del lanzamiento. Con Snap! has publicado hasta la fecha el grueso de tu discografíaa como Sant Miquel. ¿Qué importancia le das al hecho de tener un soporte así?
Sin querer, ya he empezado a responder esta pregunta en la contestación anterior. Le doy toda la importancia del mundo a que Snap!Clap! haya publicado mi proyecto. Más que importancia, dependencia. Si ellos no lo hubiesen hecho, no existiría. Hay que hablar también de lo cuidadosos, abiertos y profesionales que son produciendo su material. El disco de vinilo lo hemos hecho casi a mano, cada elemento elaborado por un artesano diferente, montado uno a uno y diseñado parte por parte. Este disco no podría ser así si lo hubiese editado un sello más comercial. No es un objeto industrial, en definitiva.
Hay referencias medievales, ese brevario “de cinco canciones” con historias de caballeros y bestias. ¿Qué línea conceptual buscaste? ¿Quedaron fuera temas para adaptarte a una idea en concreto?
No fue una línea conceptual premeditada. Durante los últimos años, me he acercado estética y teóricamente a las tradiciones de algunas partes de España, y a las manifestaciones populares en general. En muchas de ellas, el componente cristiano es fundamental. No he dejado nada fuera, pero tampoco he forzado nada dentro. Es un disco muy medido, con un imaginario más atmosférico que concreto. Si te fijas de verdad, no hay más referencias medievales que un castillo. Lo que sucede es que, al compartir un territorio, compartimos también una historia y un imaginario concreto, que hace que conectemos con temas muy parecidos a la hora de interpretar un disco, o cualquier otra cosa.
El hecho de seguir cierto tono lineal, ¿altera el directo? ¿Cómo integras tu set en la actualidad?
Los directos son un problema en general para mi. No disfruto tocando ni cantando, y el formato en el que puede enseñarse mi música, dista mucho de las plataformas y dinámicas del mundo de los conciertos y la música en directo. Mis canciones son muy cortas, y sólo voy a tocar las cinco del disco, más una versión, y una canción nueva. Simplemente no me siento cómodo tocando las canciones del cassette. Prefiero que sea un concierto de quince o veinte minutos, aunque no estemos acostumbrados. Una especie de recital breve, silencioso, para escuchar al menos una vez las canciones en directo. Aunque el verdadero trabajo ya lo hemos hecho en el disco.
No hablaré de los temas uno a uno porque ya los explicas en la nota de prensa y en la entrevista que concediste a Un Marino en La Orilla, aunque sí que me gustaría hablar de los titulos. En cierto modo es como titular una novela, episodios de un mismo relato. ¿Lo consideras un disco episódico?
Para mis trabajos en general, el titulo siempre es algo que espero a que aparezca, porque al forzarlo, siempre se nota muy tosco y pretencioso. Todos los titulos de este disco responden a la manera en la que me acordaba de cada canción. No guardan ningún secreto, excepto Sacrificio. En un principio, no sabía como titularla, hasta que recordé la canción que más me gusta de Klaus and Kinski, y no solo la titulé igual, sino que hicimos un final de guitarra casi copiado de su canción. Ya me cuesta distinguir que guitarra pertenece a cada uno de los Sacrificios.
La instrumentalización ha sido un elemento importante en el disco. Hasta tres tipos de guitarras para cinco temas. ¿Qué aportes han realizado Sara y Óscar? ¿Cómo fue el trabajo con ellos?
Cuando las canciones ya estaban compuestas, se las enseñaba a Sara, que se ha encargado de la producción, y en un momento dado, nos pusimos a ver que podíamos hacer con cada una de ellas. Juntas elaboramos cada canción, pensando realmente en lo que necesitaba. Lo grabamos en los Estudis Crema, de Gerard Civat, que hizo que sonara todo perfecto, en su lugar. Con Castillo tuvimos problemas desde el principio. Era incapaz de tocar esa canción con la guitarra porque me dolía en los dedos y no podía conservar el ritmo. Finalmente, le pedimos a Óscar, que toca en varios grupos que conocemos, que tocara esa guitarra. No sólo lo hizo perfecto sino que la mejoró mucho, haciendo algunos cambios. La guitarra que toca Sara en Sacrificio, esa linea de melodía, viene de una canción que ella había hecho hace tiempo en su ordenador. Cuando pensábamos en qué añadirle al puente de Sacrificio, nos vino a la memoria esa melodía, y encajó a la perfección, dandole ese movimiento de serpiente a la canción.
A nivel de directo, ¿qué cambios crees que se han producido desde los conciertos en el Primavera del año pasado? ¿Hay novedades significativas con tu nuevo trabajo en esa área?
Para empezar, que ahora tengo una guitarra que suena bien. Los conciertos que hice hace unos años aún pretendían pasar por conciertos al uso. Ahora mismo, he renunciado a eso y simplemente voy a tocar las canciones que sea coherente tocar, con mi guitarra romántica, sentado, y que dure lo que tenga que durar. Para mi cantar o tocar bien no es importante, sino que debe servir para comunicar bien las letras, y provocar una situación interesante.
Mañana das uno de los primeros conciertos en sala con el nuevo disco. ¿Qué nos espera en la Fabra?
Voy a tocar en un espacio increíble, una gran sala negra llena de columnas. Para esta presentación, haremos una proyección del vídeo que hice, sin las canciones. Una especie de introducción visual, y una buena manera de verlo en pantalla grande, tranquilamente. Después pasaremos al concierto, que también tiene una parte visual y relacionada con el olor. Espero que sea una velada agradable, tranquila y oscura. Un buen lugar para que veamos y escuchemos las canciones.
Hablemos del apartado visual: coincidiendo con el lanzamiento del disco salió aquella visual de 18 minutos. ¿Hasta qué punto es importante para ti todo el tema visual? ¿Qué te llevó a escoger los 3 temas que integran la pieza?
Es muy importante para mi, es algo que me gusta e interesa mucho desde hace tiempo. Este vídeo lo fui grabando durante los últimos dos años, sin prisa ni ideas preconcebidas. Simplemente fui quedando con amigos para grabar algunas situaciones. A la hora del montaje, la intención última era enseñar un espacio, real y atmosférico, en el que las canciones podrían sonar. Escogí Osos Pardos, Costalero y Castillo, en relación a las imágenes que tenía y la estructura que se iba perfilando. La verdad es que son las tres canciones más claras, explícitas musicalmente. Las dos canciones ausentes, Sacrificio y Los Pinares, son para mi las mejores, las que más me gustan, y las que menos representación necesitaban. Son tan maravillosas que no había imágenes que las pudiesen acompañar.
Más allá del balance sobre la pieza presentada, ¿planeas mantener ese juego de sinergias entre lo visual y lo musical?
Bueno, yo creo que ese es uno de mis campos de hacer. Estoy empezando a trabajar en una película en la que, sin duda, la música tendrá mucha importancia.
Lo estético siempre ha sido importante en la iconografía del proyecto. ¿Has tenido siempre clara la línea?
Ha sido algo que ha funcionado en paralelo. No tengo clara la línea ahora, aunque la característica suele ser el minimalismo, el cuidado de los materiales y la coherencia. La portada de este disco la tenía pensada desde hacía años. Pensé que si sacaba un vinilo de Sant Miquel, la portada sería un círculo, un disco, una aureola dorada de santo.
Ya acabo. ¿Cómo te gustaría que se recuerde tu primer LP?
Que maravilla de pregunta. He de decir que pienso que será el primero y el último, al menos bajo el signo de Sant Miquel. Entonces, me gustaría que se recordara como un disco muy concreto que existió, que algunas personas lo conocen y aprecian, como un secreto muy pequeño, muy bonito y muy valioso.