A sus 32 años, y con una carrera que se adivina ya extensa -debutó en 1999 con Slim Peckens y desde entonces ha facturado la nada desdeable cifra de ocho discos- Langhorne Slim ha logrado hacerse poco a poco un hueco en la escena indie estadounidense, cristalizando una consolidación progresiva que le ha permitido girar con algunos de los nombres más reconocibles de la escena indie made in USA, desde el gran Jeffrey Lewis a Cake, pasando por Josh Ritter o Murder By Death. Por RUBÉN IZQUIERDO
- Langhorne Slim presentaba en junio uno de sus trabajos más ambiciosos con el banjo aún como protagonista pero añadiendo una sonoridad más rock
- The way we move se erige como el tema de cabecera para un álbum largo que se va a los 14 temas
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Todo ello para presentar ahora su nuevo trabajo, puede que el menos folkie de su discografía pero con el mismo trato por el buen gusto del exhibido hasta la fecha. Esa evolución se explica también a través de los sellos en los que ha colaborado, pasando de V2 Records a Kemado Records, donde ha desarrollado buena parte de su carrera musical, si bien para su nuevo trabajo ha cambiado de discografia, pasándose a Ramseur Records.
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Con Kemado publicaría en 2008 un álbum homónimo -el pequeño boom de álbums homónimos con carreras ya lanzadas viene, pues, de lejos- un disco de capital importancia para su difusión comercial, al aparecer en el show de David Letterman o conseguir su primer tour por Europa, pequeños hitos que le situarían en el mapa mediático, y que reforzaría un año después con nuevas apariciones.
Los réditos de aquel álbum irían un poco más allá, garantizándole su paso por festivales del peso de Lollapalooza, Newport Folk Festival o el Philadelphia Folk, todo ello mientras acababa de preparar su siguiente disco, Set Free, su penúltimo disco antes del publicado este año, el The Way We Move que ha defendido ya con éxito más allá de su Philadelphia natal donde es una pequea celebridad.
El nuevo disco ha logrado una gran aceptación en el mercado USA, un trabajo que en parte redefine sus coordenadas, claramente enfocadas al folk hasta la fecha, algo que ahora no omite aún abriéndoe a otras sonoridades, con un perfil a veces más rock (la homónima The way we move, sobre todo) a veces más intimista, pero siempre bien acompañado por una banda engrasada .
2009 fue un año importante para Slim, dejándose ver por varios festivales, muchos de ellos de temática folk, y lanzando el Set Free con el que consolidaría las buenas sensaciones dejadas con su homónimo trabajo anterior
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El resultado es un trabajo más abierto en lo estilístico, que sirve para reforzar la propuesta para un músico que gana en directo -servidor aún no ha tenido la suerte de disfrutarlo así, aunque basta ver unos cuantos vídeos en acústico para comprobar que lo suyo son las distancias cortas, algo que también sucede en The Way We Move, donde el piano juega un papel más importante- y que beneficia de las buenas aptitudes del Slim compositor. Sirva como ejemplo el Bad luck cantado para KEPX grabado a inicios de agosto de este mismo año.
A la venta desde el pasado mes de Junio, su nuevo trabajo gana en texturas más intensas, una sonoridad deliberadamente estadounidense -el banjo se alza alto en Bad luck– para acabar de brillar en la intimista On attack, el tema más largo del disco y una de las más cálidas, un contraste con la fugaz Just a dream con su apenas minuto y medio de duración y más cercana, claro, a la conclusiva Past live, que le sirve para cerrar
A Langhorne Slim le acompañan Jeff Ratner, Malachi DeLorenzo y David Moreno.