Las Odio son de Madrid y llevan tocando juntas desde el pasado verano, cuando Paula y Ali (ex Dúo Divergente) decidieron crear una banda con un sonido “más inmediato y un sonido más punk”. Integrantes del colectivo Sisterhood (ver reportaje del número 5), la búsqueda de ese nuevo sonido les llevó a reclutar a Sonsoles (ex Las Cruces) y Ágata, compañera de aventuras en el citado colectivo. Con la formación consolidada realizaron un primer ensayo a finales de verano, preparando la cover ‘Juli La Punk’ como punto de partida. De su versión de Los Ramones a la preparación de sus primeros temas propios pasó muy poco, presentando el hit ‘Vitaminas’ casi de inmediato. Formación muy activa en el circuito underground de la capital, Las Odio inician su periplo musical con la moral a tope –“nos gustan las canciones que hacemos juntas y nos lo pasamos genial en los ensayos” y con una audiencia fidelizada de sus proyectos anteriores que espera con ganas su EP de debut, a grabar el próximo verano con Guille Mostaza. Hablamos con ellas sobre punk, autogestión Madrid y algunas cosas más.
TEXTO: RUBÉN IZQUIERDO | FOTOGRAFÍAS: XAVI OLMOS
Habéis militado en varios grupos como Dúo Divergente, Las Cruces y Agnes. ¿Os fuisteis conocido a través de los conciertos de unas y otras?
Así nos conocimos, efectivamente. De los conciertos y también de la gestión detrás de ellos: todas formamos parte de alguna manera de colectivos o instituciones relacionadas con la organización de conciertos. Cuando montamos el grupo, teníamos bastante claro a quién «fichar» gracias a los grupazos que hemos ido conociendo en la escena madrileña en los últimos años.
¿Qué visión tenéis del circuito de Madrid?
¡Nos encanta el circuito! Tenemos bastantes colegas que tocan en otros grupos, e incluso nosotras formamos parte de otros proyectos. Aunque tenemos estilos y sonidos de lo más variado, todas solemos ir a los conciertos del resto, nos apoyamos mutuamente. Como uno de nuestros planes favoritos es ir a conciertos, también estamos pendientes de lo que hacen otros grupos de la ciudad. A lo mejor tenemos una visión un poco sesgada, pero para nosotras, el circuito «under» madrileño está más vivo que nunca y es divertidísimo.
Siguiendo con eso, no sé hasta qué punto los grupos previos se interconectaron entre sí, aunque imagino que lo aprendido en cada uno de ellos habrá sido de ayuda a la hora de lanzar Las Odio. ¿Qué os traéis de vuestras formaciones anteriores? ¿Creéis que recogeréis, por así decirlo, al público del que procedéis?
Desde luego. Hemos heredado fans de nuestras otras bandas y formaciones anteriores, sobre todo en lo que se refiere a colegas y gente conocida. Pero también se nos acercan muchas personas desconocidas que nos comentan que ya sabían de nosotras por esos otros grupos. De las bandas anteriores, nos traemos sobre todo la experiencia en directo, que es fundamental para coger seguridad en el escenario y perder la vergüenza, si es que alguna vez hemos tenido de eso. Además, sumamos muchas influencias diferentes, de la música que hacíamos o hacemos en esas otras facetas y queremos pensar que tocamos un poco mejor que antes.
En vuestra propuesta se entremezclan sonidos garage, punk… ¿Qué sonido buscabais en Vitaminas? ¿Alguna influencia declarada?
A la hora de componer no pensamos en estilos, sino más bien en melodías, intensidades e intenciones. Vitaminas es importante porque fue la primera canción que hicimos juntas. La línea de guitarra, con lo que empezamos, sí que pretendía ser algo algo incisiva e inmediata, pero siempre desde el background noventero y oscuro que trae Ágata. Una vez en el local desarrollamos la canción de forma muy natural y sin mucha reflexión, no nos fijamos en ningún sonido en concreto. Cada una de nosotras tiene influencias y gustos muy distintos y que muchas veces tienen poco que ver con los del resto. Ágata es más grunge, Sonsoles más darks, Ali más popera, Paula más beat… Sin embargo, hay una fuerte conexión entre nosotras que hace todo fluya y que esta disparidad de referentes se convierta en riqueza en el momento en que nos ponernos a componer juntas.
Os definís como grupo riot, por lo que imagino que el peso de grupos como Bikini Kill es importante. Desde luego, el movimiento riotgrrrl de los 90 en Olimpia, y todo lo que vino después en muchas otras partes del mundo, es una influencia importante para nosotras. Tanto su discurso, en lo político, como muchos de los grupos que se identificaron con esa etiqueta (no solo Bikini Kill, aunque también, claro), en lo musical. Compartimos los valores básicos en los que se sostiene: feminismo y autogestión. Nos encanta la idea de desacralizar la creación musical: para tener un grupo, solo tienes que coger un instrumento y ponerte a tocar con tus amigas. No tienes que contentarte con el papel de fan o groupie que se asigna por defecto: no tenemos por qué ser solamente espectadoras, ¡queremos ser agentes activos!. Y aportar narrativas propias a partir de la misma idea, con canciones, con fanzines, y de espacios, organizando los conciertos y las fiestas de los grupos que te gustan.
¿Qué créeis que es extrapolable de todo el discurso riot grrrl que pudimos ver en The Punk Singer a la actualidad?
Desgraciadamente, sí que consideramos que es extrapolable el discurso a la actualidad. En las escenas alternativas, que se suponen críticas, sigue haciendo falta la reflexión feminista. Sigue habiendo muchas menos chicas haciendo música, aun menos en los roles tradicionalmente poco «femeninos» (como batería o guitarra), y siguen existiendo muchos estereotipos («tocas bien para ser una chica» y otras lindezas del estilo). Por suerte, sí que creemos que la situación mejora, y cada vez vemos a nuestro alrededor a más mujeres haciendo música, organizando conciertos, montando fanzines o revistas, etc. Entre todas nos vamos abriendo espacio y generando referentes diversos.
El estreno del documental hace un par de año ha servido para dar voz a un modo de trabajar y funcionar que tiene mucho de militancia. Vosotras habéis participado en conciertos para Sisterhood y tocáis también en el Madrid grrrl fest. Me gustaría saber de vuestra implicación en otras actividades por el estilo. Para quien no se haya acercado aún a eventos tan bonitos como estos, ¿por qué creéis que son importantes?
Nos entusiasma involucrarnos en este tipo de proyectos, a los que nos sumamos sin pestañear cada vez que nos lo proponen. También íbamos a participar hace unos meses en un concierto celebrado para financiar la campaña #NoVotesMachismo previa a las elecciones del 20N, pero hubo un problema estrucutural en la sede donde se celebraba -que no podíamos aporrear la batería porque los vecinos se quejaban, vaya- y finalmente no pudo ser. Nosotras participamos en todo esto porque nos parece importante visibilizar a las mujeres en el circuito musical y abrir espacios en los que tradicionalmente no éramos bienvenidas: sobre el escenario, tocando un instrumento, haciendo ruido, más allá del clásico rol de fans de un grupo de tíos.
Hablando ya del grupo, no sé con qué intenciones lo creasteis, pero yo creo que en redes y demás la acogida ha sido muy buena. ¿Qué balance hacéis de esta primera etapa?
Nuestra intención era y es pasarlo bien, hacer buenas canciones, con un mensaje divertido pero crítico a la vez, abrir espacio y reforzar una realidad diferente de tías haciendo música. Y cuánta más gente pueda participar con nosotras en todo esto, mejor. Pero la verdad es que hemos flipado bastante con la acogida tan entusiasta que hemos tenido desde el primer momento. Grabamos un par de canciones con Atilio González, en nuestro local de ensayo, y a la gente le gustaron bastante. Además, por el momento hemos dado cuatro conciertos y todos han tenido muy buena respuesta de público. En el poco tiempo que llevamos ya hemos podido tocar con grupos que nos flipan, como Las Potras, Le Parody, Juana Chicharro, Abigail y la Cosa del Pantano, Raúl Querido, y en sitios muy guays, en los que no esperábamos tocar tan pronto, como la Sala El Sol o La Casa Encendida. Con respecto al sonido, vamos trabajándolo canción a canción, no buscamos un estilo diseñado de antemano. En esta primera etapa estamos empezando a formarnos como grupo, conociéndonos, construyendo un repertorio… pero todo surge de forma bastante natural y sin ningún límite. Cada tema, cada momento, cada estado de ánimo sugieren un tono distinto, una forma diferente.
El single de presentación nos gusta mucho. ¿Cómo trabajáis las canciones?
¡Muchas gracias! Como te decíamos, entendemos Las Odio como un proyecto horizontal, y desde esa perspectiva trabajamos también las canciones. Para empezar, alguna de nosotras propone algo: una letra, un riff, una melodía, una línea de bajo… Y a partir de ahí, cada una desarrolla su instrumento y Paula la letra. Después, lo ponemos en común y damos forma a la estructura, vamos limando, ajustando, opinamos todas sobre las partes de las demás, aportamos sobre la canción en conjunto. Por último, cerramos con los coros, que son un elemento al que damos importancia porque ya forma parte importante de nuestra identidad y sonido.
Tiene un sonido muy directo. Aún no os he podido ver en directo aunque sí que he podido disfrutar de las canciones que se colgaron de vuestra actuación en El Sol gracias a canalypunto. Creo que vais a entrar a grabar en breve con Guille Mostaza. ¿Será LP o EP?
Será un EP. Queremos tener unas 5 ó 6 canciones cerradas para grabarlas con Guille, que nos acoge con mucho entusiasmo. Estamos muy contentas y emocionadas por grabar con él, por su experiencia musical, pensamos que va a entender a la perfección el sonido que queremos alcanzar en esas sesiones. Y además… Casa con piscina en mitad del verano madrileño… Oh sí.
Hablando de las canciones de El Sol, allí estrenastéis ‘Yo lo vi primero’, con una letra cargada de ironía. ¿Créeis que falta pausa a la hora de valorar discos y trabajos? Parece que si no eres el primero en hablar de algo ya vas tarde y viceversa, que todo tiene que acabar en la semana del estreno. Como grupo novel pero ya con experiencia acumulada a nivel musical, ¿cómo afrontáis la salida de vuestro primer disco, cuando llegue el momento?
La canción es una crítica en general de la cultura del consumo acelerado, de las modas volátiles, de la búsqueda continuada de «lo alternativo», del valor intrínseco de lo exclusivo, lo que no conoce el resto, el elitismo cultural, etc… No necesariamente en relación con la crítica musical. En cuanto a la salida de nuestro primer disco, aunque es uno de nuestros objetivos, por supuesto, todavía la vemos lejana. Seguimos construyendo repertorio, buscando temas para tratar en las canciones, queremos dar muchos más conciertos… ¡Queda mucho trabajo por hacer! También queremos ver con calma qué tal funciona el EP que esperamos lanzar después de verano, para analizar con perspectiva y saber por dónde tirar.
La canción me recuerda al inconformismo de Dúo Divergente. ¿Habrá una línea temática en las letras de Las Odio? ¿Qué os gustaría transmitir con vuestras canciones?
Paula era la letrista de Dúo Divergente y lo es también en Las Odio, así que la línea está ahí, aunque todas aportamos ideas y acabamos de pulir juntas las canciones. Con las letras queremos aportar una visión crítica del mundo en el que nos movemos, de nuestro entorno inmediato que, en muchos casos, es muy universal y en otros, es muy propio. Utilizamos la sátira porque nos parece que el humor es una herramienta de comunicación muy potente y es parte de nuestra personalidad. Probablemente si intentásemos hablar más «en serio» de los mismos temas nos saldría mucho peor, porque sonaría impostado.
En la primera pregunta citaba a Sisterhood. Desde Barcelona vemos que en Madrid van saliendo iniciativas que nos parecen fantásticas, como Sisterhood, Madrid Radical y similares. En este número entrevistamos a El Pardo y si mi permitís similar: ¿creéis que actividades como éstas sirven para descompensar el poco riesgo de prensa y festivales a la hora de apostar por nuevos grupos?
Con respecto a Sisterhood, podemos hablar con conocimiento de causa, ya que tres de nosotras pertenecemos al colectivo… Como bien apuntas, la intención es efectivamente esa: programar a grupos que pensamos que tienen mucho que aportar, dar la oportunidad de poner en directo propuestas musicales que nos ayudan a generar referentes que faltan. Sin embargo equilibrio sigue habiendo poco. Aunque las iniciativas de colectivos como Sisterhood o Madrid Radical suelen tener mucho éxito y acaban en sold out, no hay comparación con la cantidad de gente que mueven los festivales o eventos a los que os referís, en los que la presencia de grupos de tías suele ser digamos… escasa, por ser benevolentes. Por eso nos parece tan importante la organización y gestión de estos eventos: queremos crear procesos y espacios feministas en torno a la la gestión cultural, lo que se traduce no solo en una mayor presencia femenina en el escenario; también influye en la manera de trabajar del colectivo, en la comunicación que hacemos, en cómo nos relacionamos con los grupos, con las salas, con el público… Sobre las otras iniciativas que comentas, muy cercanas a nosotras, como Madrid Radical y, también, La Resistencia, trabajan incansablemente para descubrirnos cosas nuevas y variadísimas. De hecho, una de las máximas de las Radical es no repetir grupo, así que, desde luego, se tienen que arriesgar sí o sí. Y vaya si lo hacen y qué ojo tienen.