En un año particularmente intenso para Saltamarges, sello que de hecho celebró su primer festival como síntoma de su buen momento de forma, algo que ha reforzado la salida de referencias como Mendra, el debut de Llacuna ha terminado de dar lustre a una cosecha en la que se incluyen referencias de Bécquer o Föbia, dando continuidad a las publicaciones que la casa sacó en cursos precedentes, con publicaciones tan celebradas como la de Tano!, Anchord o Please Wait!, por citar algunas.
Grabado por Santi García y Borja Pérez, y estrenado a nivel internacional por Idioteq, en las primeras canciones de Llacuna se recoge buena parte de la tradición del sello, una suerte de intrahistoria musical que, surgiendo en parte de las cenizas de Hurricäde, ha terminado por desarrollar su propia historia en esta primera colección de canciones. De directo enérgico -su épica jornada compartida con L’Hereu Escampa en Hi Jauh ha sido una de las últimas grandes alegrías del curso recién clausurado- los cuatro integrantes de Llacuna honran a sus referencias más próximas con un debut tan honesto como contundente, reforzado en su edición por Pundonor Records, krimkramz, y La Agonía de Vivir, así como con el apoyo de Hidden Track Records. Hace unas semanas hablamos con ellos. Aquí el resultado.
Texto: R. Izquierdo | Fotografía: Alex Tremps
¿Cómo y cuándo formáis Llacuna como banda?
Exactamente el primer ensayo de Llacuna fue en julio de 2015 y, de algún modo, podríamos decir que la banda nace de las cenizas de Hurricäde. Empezamos Gerard, Eloi, Albert y Oskar (Tano!, Hurricäde) a la guitarra, que más tarde se pasó al bajo. Finalmente decidimos que lo mejor sería que entrara Eric con el bajo y que Albert pasara a ser guitarrista. La marcha de Oskar fue por un tema puramente de motivación artística porque seguimos siendo mejores amigos. Además, él también está metido en el sello Saltamarges, donde comparte el proyecto con Gerard y Albert. Finalmente en la banda hay gente de Hurricaäde y Turnstile, dos grupos que compartieron muchas veladas en el pasado.
El disco que lanzasteis en octubre fue vuestro debut homónimo. ¿Quedaron muchas canciones fuera? ¿Qué podéis contarnos del proceso creativo que envolvió al disco?
Hay como tres o cuatro temas de los inicios que descartamos para siempre en su momento, porque no consideramos que fuera un material lo suficientemente bueno como para que entrara en ningún disco. El resto (los cinco temas del EP) son justo las canciones que teníamos terminadas en el momento de ir a grabar. Y en este sentido el EP recoge lo mejor del comienzo de Llacuna. Todas las líneas de bajo de estos primeros temas están creadas y grabadas por Oskar, ya que Eric entró justo en ese momento y todavía no se sabía los temas. En general, estas canciones siguen un mismo modo de composición: uno traía la canción casi terminada de casa, con las partes de guitarra definidas, y luego en el local de ensayo cada uno aportaba lo suyo para completarla. Las canciones que estamos trabajando ahora en el local se están construyendo más en equipo desde la base, pero esto tampoco significa que cambiemos la manera de componer para siempre.
Todos estabais vinculados de alguna manera al underground, lo que imagino que os ha permitido que la puesta de largo tenga una vía de entrada hacia cierta escena musical ya encarrilada. ¿Hubo debate previo sobre las coordenadas por las que se movería el grupo o ha surgido de manera natural?
Hemos crecido musicalmente en el underground y estaba claro que seguiríamos este camino, sin necesidad de pensarlo.
Albert está ligado a Saltamarges, uno de los sellos que participa en la edición, y uno de los que sitúa el espacio emocional del álbum. No preguntaré si es el disco más importante de Saltamarges pero si que os preguntaré por la importancia que tiene para vosotros que el sello hay participado en la edición.
Es muy natural que Saltamarges forme parte de la edición de este disco. La mitad de Llacuna (Gerard y Albert) son parte del sello también. El sello tiene una línea donde Llacuna encaja perfectamente, como también encajó Tano! o Hurricäde, que son las otras dos bandas con miembros de Saltamarges.
En la edición del 12’’ intervienen también La Agonía de Vivir, krimskramz y Pundonor Records. Cómo integrantes en sellos y/o colectivos, ¿qué importancia le dais a la coedición, más allá del derecho de abaratar costes?
Lo primero de todo es que nos sentimos muy próximos a estos sellos. Hay un vinculo emocional y nos gusta mucho lo que sacan. Somos fans y hemos tenido mucha suerte de contar con ellos. Además, estar en varios sellos facilita la visibilidad y la distribución del disco.
En el grupo hay, claro, músicos con experiencia en otras bandas o proyectos, como Hurricäde o I’M, e incluso salas como la de Torelló. No sé si el hecho de tener experiencia en diferentes ámbitos musicales (habéis editado, programado y tocado) fija de entrada el camino a seguir para evolucionar como grupo, y a participar en experiencias como el Rafatia Tour con bandas amigas. ¿Qué es lo que más valoráis cuando recibís una propuesta para tocar? ¿Dónde os sentís más cómodos?
Siempre hay ganas de tocar, conocer a gente y vivir experiencias. Más allá de la música, esto es fundamental. Venimos de donde venimos y siempre estaremos más a gusto tocando en sitios pequeños donde el espíritu colaborativo es más importante que cualquier otra cosa.
Una influencia clara es la del emo-core, algo que enlaza con vuestros gustos propios también como oyentes o espectadores de conciertos. Una doble pregunta relacionada con vuestros grupos. Empiezo con la primera: ¿con qué grupos os enganchasteis a ir de conciertos?
Grupos como No More Lies, Bikini Summer, Without, Based On A Lie, así como espacios/colectivos como Atzavara Club de Sant Feliu de Guíxols, ATV de Sarrià de Ter, L’Eclèctic de Torelló, InCívic Zone de Sant Feliu de Codines, Soroll de Vidreres, Sugar Il·legal Fest de Vic o Llampaies Rural Core de Llampaies (Alt Empordà) han sido fundamentales para nosotros.
Y aquí la segunda:y cuáles son las primeras referencias que guardais ya con afán coleccionista?
Más que afán coleccionista, las primeras referencias que guardamos con cariño son:
Eric: «Meat Is Murder» de The Smiths, «Around The Fur» de Deftones y «The Earth Is Not A Cold Dead Place» de Explosions In The Sky.
Gerard: con un afán «coleccionista» te diría solo mis primeros discos en vinilo, no en CD, y serían «Vineta» de Vulturum, «Pessimiste(s)» de Celeste y «The Peel Sessions» de The Locust.
Eloi: «Nervermind» de Nirvana, «No Control» de Bad Religion y «Dookie» de Green Day.
Albert: «Unknown Pleasures» de Joy Division, «Barely Legal» de The Hives y «In On The Kill Taker» de Fugazi.
La grabación ha sido con Santi García y Borja Pérez. ¿Llegasteis con los cinco temas cerrados? Aunque ya os conocíais de antes, ¿cómo fue la experiencia de trabajar con Santi?
Llegamos con los cinco temas cerrados a nivel instrumental, y aun así añadimos algunos punteados de guitarra y otros detalles en el estudio. Es importante destacar que el último tema del disco incorpora una trompeta, a cargo de Marçal Coll. Se trata de un detalle muy especial para nosotros, con el que estamos muy satisfechos de cómo ha quedado. Las letras y las voces llegaron más tarde, al cabo de unos cuatro meses, volviendo al estudio a rematar la faena. En cuanto a la grabación y mezcla, al final hemos trabajado más con Borja que con Santi, aunque él siempre ha estado ahí supervisando. No hace falta presentar a Santi, de sobras conocido por todo lo que ha hecho. Es un referente también para nosotros y le queremos mucho. A Borja también le queremos mucho. Joder, qué guapo es el muy cabrón.
No sé si la apuesta por grabar ahí es un ejercicio de autoafirmación de banda, de fijarla en un espectro o imaginario en el que encajáis al 100%. Eso enlaza con uno de vuestros primeros conciertos, con la buena gente de l’Associació Apaga la Tele. ¿qué importancia le dais al trabajo con esos colectivos autogestionados? ¿Y cómo montáis vuestras giras?
Hay una red de espacios underground que se escapan de los circuitos normales de la industria musical y que por suerte existen y hay que mimarlos. Valoramos mucho el esfuerzo de la gente que está detrás de estos espacios y, de hecho, nosotros mismos hemos colaborado o estamos colaborando con algunos de estos espacios.
En la nota de prensa se indica que algunas de las canciones quedan conectadas a través de las letras. Más allá de la relación con un género ya de por sí emocional o emotivo, quería preguntaros por el proceso de escritura de las canciones. ¿Se da una composición colectiva en ese proceso?
No, en este caso no. Cada letra es muy personal de algún miembro del grupo, aunque las comentamos entre todos. Y de hecho creo que hasta se pueden apreciar distintos estilos de escribir.
Y una última pregunta, relacionada con el artwork. ¿Habéis buscado una línea determinada?
En la fase inicial de creación del artwork tomamos la decisión más importante, esta era que nosotros mismos queríamos hacer el artwork. Con esta premisa empezó un proceso de comentar ideas y pensar como podíamos reproducir el ideario que transmiten las letras del disco. La primera opción fue que el peso del disco lo tuvieran las fotografías y tenían que representar el espíritu del disco y estar relacionadas con las letras. Finalmente esto se descartó cuando Gerard se hizo un tatuaje en el cual aparecía Pumba (su antigua perra) y una laguna («llacuna» en catalán). El tatuaje había sido diseñado por él mismo y estaba relacionado con el nombre de la banda y una de las canciones. Ahí es cuando decidimos apostar por esta idea. El diseño del disco es muy minimalista, pero eso no fue una idea preconcebida desde el inicio, sino que fue algo que vino condicionado por la ilustración escogida para la portada.