Qué lejos queda ya 2010, el año en que Maika Makovski comenzó a dibujar su consagración definitiva en el panorama musical gracias a la edición de su disco homónimo y de una serie de conciertos notables con los que abrió hueco en la escena local. Mucho ha llovido desde su paso por el BAM de Barcelona, cuando empezó a ganarse a una ciudad que hizo definitivamente suya el pasado verano. Por RUBÉN IZQUIERDO.

El rotundo éxito de Amanecer, la obra de teatro dirigida por Calixto Beito y protagonizada por nuestra protagonista junto a Juan Echanove hizo de Makovski uno de los nombres clave en el tercer trimestre del curso pasado. Ahora, con la edición del disco que salió de aquella obra, busca dar un paso más allá. Su presencia en el Festival del Mil·leni la encamina a ello. Amanecer es, también en formato disco, el último trabajo de Maika Makovski, cuarto trabajo de la artista balear de origen macedonio, con el que lleva un cambio de registro en el que lo acústico gana peso en favor del rock más convencional de su tercer álbum. Acompañando al piano  de batería y contrabajo, el disco goza, no por casulidad, de una atmósfera algo más turbia que sus anteriores trabajos, ajustándose a la perfección a la trama de una obra de teatro a la que de hecho musicalizó con las canciones ahora rescatadas para su nuevo disco.

Un momento de Desaparecer, con J. Echanove y M. Makovski // Focus

Es Desaparecer un trabajo desosegado, insuflado de un lirismo acongojado, un ejercicio de introspección que ya destacaba sobre el escenario y que vuelve a hacerlo en formato disco, acercándonos a una Makovski diferente, abocada ahora al concierto de corte intimista y que el Festival del Mil·leni ha escogido como parte de su programación en el mes de enero junto a Nacho Vegas (27 de enero), entre otros.

El cambio de registro no debería sorprender mucho en una artista acostumbrada desde siempre a la influencia de varios registros, algo que ya se percibía en su último trabajo -grabado y producido por John Parish en Bristol- y que ahora corrige y aumenta, rescatando quizá algunas de las influencias que le dejó su padre Vangel Makovski, multiinstrumentalista de prestigio afincado desde hace años en Palma y responsable de darle a Maika una educación musical de primer orden, complementada con las influencias y referencias propias, entre las que le gusta destacar a Dead Moon, Dammed o Skip James.

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La autora de Lava Love -si Shook Down hubiese existido en 2010 hubiese sido uno de nuestros temas del año- lleva ya años puliendo un sonido en el que empezó a creer a los 15 años, cuando ganó el Festival de Pop Rock de Palma de Mallorca. Desde entonces, cambios de registro permanentes -del punk de Kradiaw a la exhibición de piano del último trabajo- y producción ya de un nuevo trabajo con el que acabará de cerrar uno de los períodos más creativos de su aún breve pero intensa carrera musical.

Maika Makovski actúa este jueves en la Sala Apolo, dentro de la programación del Festival del Mil·leni de 2012.