Poseedora de una larga y sólida carrera, Marissa Nadler regresa al primer plano de la actualidad con July, trabajo que destaca sobre todo por la elegancia formal de su discurso, en un trabajo en el que brilla tanto su registro folk como la calidez de de su voz, evocándonos aquí un julio nostálgico, a ratos otoñal, que supone una buena muestra de lo aposentado de su estilo. Por ART VANDELAY
- Coincidiendo con el estreno de la salida del álbum, Marissa Nadler adelanta también su segundo videoclip
- Los dos clips acentúan las sensaciones nostálgicas que el disco emana de inicio a fin, sin que ello relantice su relato
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El retorno de Marissa Nadler se ha dado prácticamente por etapas, desde que hace unos meses anunciase su vuelta con July, sexto disco de su carrera, y el primero que editada de manera conjunta con Sacred Bones y Bella Union, una doble distribución para Europa y Estados Unidos a la que dio salida a principios del mes en curso.
July, de hecho, bien podría situarse en el centro de algunos de los trabajos referenciales de los dos sellos con los que ha lanzado la edición del álbum. Y es que Bella Union es la casa de nombres como Dirty Three, Fleet Foxes o Beach House, mientras que Sacred Bones ha acogido los últimos lanzamientos de Zola Jesus y de las incursiones musicales de nombres como David Lynch o Jim Jarmusch y en ese medio camino emerge un disco de escucha relajada, un trabajo que tiene en temas como Drive (Fade into) o 1923 dos buenos ejemplos de por donde lleva Nadler la hoja de ruta de su séptimo LP, un camino de una nostalgia casi dolorosa y pasajes tan bellos como otoñales.
Más allá de los seis discos de estudio publicados hasta el momento, Marissa Nadler acumula varios trabajos definidos por ella como lo-fi / home recordings, una catarata de piezas de grabación casera que completan el mapa de su espectro musical, aquí en una envolvente contención, un trabajo armónico y envolvente, con piezas realmente formidables ( ahí queda Was it a dream, de la que dejamos vídeo al principio del texto), recordándonos los motivos que han hecho de ella uno de los grandes nombres folk del momento.
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Y es que cantante de Boston se anota aquí varios puntos, como la soberbia Dead City Emily o la ya citada Was it a dream? o ciertos pasajes de Anyone else, en los que las cuerdas toman el protagonismo, como si quisiera remarcarnos que todo funciona aquí, más allá de ese registro vocal, el suyo, que le ha valido para que se le compare con nombres como Sharon Van Etten, sin que en realidad sea necesario tirar de comparaciones, vista la solidez de una carrera tan inalterable como nostálgica, la misma que lo inunda todo en los pasajes más celebrados de un disco sin altibajos, que funciona de principio a fin sin la necesidad de fuegos de artificio, pasajes comunes para un disco con mucho de guinda para una artista en racha. Y esa es la mejor de las noticias que Marissa Nadler podía darnos, la de su permanente estado de gracia.
Escucha el disco en Deezer: