Hace poco más o menos un año contactamos con Murnau B para preguntarles si les apetecía tocar en la fiesta de presentación del segundo número de la revista. La idea era organizar una noche no-wave y la historia es ya conocida: tocaron junto a Mark Cunningham, y el buen rollo que surgió de allí acabaría por impulsar la creación de Blood Quartet.
TEXTO: R. IZQUIERDO
FOTOGRAFÍA DE PORTADA: XAVI PIERA
La segunda parte de aquella historia tenía como objetivo el lanzamiento del cassette J’Habite Un Riant Pays, el tercer disco de la formación, un trabajo inédito nunca antes tocado en directo, que ha permanecido como pendiente de publicación hasta la fecha. El momento de liberar la cinta ha llegado, y ésta ha sido editada en tirada limitada estos días, coincidiendo con el concierto que la banda dará el próximo 20 de noviembre junto a Ainara LeGardon y Your Grace.
J’Habite Un Rian Pays fue grabado “un sábado por la mañana” con muy pocos ensayos sobre las espaldas. “Teníamos que ensayar el día antes, pero no pudimos por una movida de Càndid, así que nos plantamos en la grabación sin haber ensayado prácticamente nada. Le dijimos a un colega que le diese al rec y ala, a grabar”, nos confesaba Lluis en la entrevista de aquel número 2. Cinta sobre todo experimental, J’Habite Un Riant Pays ofrecía varios cambios respecto a su trabajo previo (L’Orgia Barcelonina – Jacquard Records, 2014), fruto de la intención de la banda de “parir un disco más concreto, con canciones más cortas y hardcore, algo que no costó mucho, al venir Kike y Càndid de allí”. El resultado, experimental, es casi una investigación musical parida en una única sesión, una joya oculta que presentarán por primera vez en el Almo2bar de Gràcia, y que recuperamos aquí junto a su texto de lanzamiento.
A los 50 primeros asistentes al concierto, por cierto, se les obsequiará con aquel número 2 que incluía el especial no wave de nuestra publicación.
El disco, visto por Lluis Rueda:
Es una mirada atrás, a la adolescencia, cuando el exceso hormonal acumulado en los huevos hacía que nuestra escala de valores fuera otra muy distinta a la que hemos acabado adoptando por la presión social y la teórica madurez en la que nos encontramos. En esa escala de valores estaba en primer lugar la diversión, que no la felicidad, el sexo, que no el amor, la curiosidad, que no el conocimiento. Bueno, ya sabes, todos hemos pasado por eso.
El título es en realidad el título de una obra de Jean Dubuffet, el pintor asociado a la corriente del art brut (rechazo al arte institucionalizado, a la formación artística académica, etc). Es decir, la expresión como el último vestigio de nuestra naturaleza instintiva, animal. Eso que tiene que ver más con la adolescencia que con la jodida madurez…