El debut en formato EP de NISTRA se convierte en la tercera referencia del sello Crispis Editorial y ofrece un cruce entre «la sala de máquinas y la sabana más salvaje«, un juego de contrastes que se concibe como un trabajo muy personal, nacido de las inquietudes e influencias de sus ejecutores. El resultado es un trabajo bucea entre nuevas vías para la música electrónica, sin renunciar a juegos jazzísticos de diferente índole. Cuentan desde el sello que la carta de presentación de NISTRA es un trabajo que bien podría funcionar como banda sonora de una película imaginaria, un disco en el que de hecho pesan y mucho las audiovisuales que acompañan al proyecto. Hablamos con Anxo Rodríguez del grupo (el proyecto lo completa Adrián Canoura, encargado de las visuales) y con el 50% de Crispis Editorial, Alan Queipo.
Presentáis el EP como un cruce entre música de club y ambient techno. ¿Cómo y cuándo surge el proyecto de Nistra? Hace poco más de un año, se nos ocurre grabar a Batuko Tabanka, un grupo de música tradicional caboverdiana de nuestro pueblo y hacerlas sonar entre sintetizadores. Hicimos dos singles y un mini-documental sobre cómo nos relacionamos en Burela los negros y los blanquitos. A partir de ahí, hemos pensado que Nistra podría mantenerse para publicar algunos experimentos que teníamos en mente.
El proyecto bebe del jazz y de la música electrónica. ¿Qué sinergias se crean?
Sí, es obvio que suena más a música electrónica que a jazz, por los medios utilizados; pero no está pensado desde el principio como música de club. Desde hace un tiempo me interesa especialmente el jazz, sobre todo porque estoy aprendiendo a tocar la batería y me gusta fijarme. Esta gente tiene tan asumida la técnica que lo tocan todo como expresión, sentimiento, apenas existe la premeditación: o te dejas llevar o probablemente lo odies. No hablo de big band, sino de Coltrane, Don Cherry, Sun Ra… la música introspectiva siempre me ha atraído. Por otra parte, el uso del ordenador como instrumento ha sido clave. Vengo de cargar amplificadores de 3000 kilos y de ver que las guitarras más caras son las más viejas e intentar hacer música nueva con los mismos medios que hace 50 años. El rock es una especie de religión. Me parece interesante y divertido que un objeto tan extramusical, que tiene tanta relación con las personas y con la conexión entre ellas, y que al fin y al cabo significa tanto en la sociedad actual, pueda usarse no sólo como motor sino como un instrumento más, que introduce nuevas reglas y posibilidades.
¿Lo consideras un trabajo conceptual?
Quizá sí, por cómo ha sido el proceso de grabación. Las temáticas que hemos utilizado han sido comunes entre los diferentes temas, pero no te creas que me gusta mucho el término: si fuese rock me parece casi despectivo, los álbumes conceptuales de rock suelen ser un coñazo.
El peso de las audiovisuales es importante, comentándose que se genera “un diálogo” entre música e imagen. ¿Quién se ha hecho cargo de las audiovisuales en Mästra?
Adrián Canoura es el que maneja la parte visual. Él está viviendo en Burela esta temporada, y yo estoy en Madrid. Yo le enviaba música y él me enviaba vídeo. Uno generaba cosas del otro y viceversa. Creo que gracias a no trabajar juntos físicamente, y no tener un hilo común concreto, hemos llegado al punto de abstracción que los dos queríamos.
Más allá de la apuesta por lo audiovisual, ¿qué podéis contarnos del directo de Nistra?
Estamos preparando el set y no tenemos una idea cerrada. Como no somos una banda que vayamos a hacer giras intensas, estamos abiertos a que cada día sea algo diferente.
Mästra es el primer trabajo de Nistra desde la publicación en digital de sus dos primeros singles. Edita Crispis Editorial, así que la pregunta es obligada: ¿qué relación hay entre sello y grupo?
Bueno, los chicos de Crispis son amigos desde antes de que existiesen Nistra y el sello. Cuando terminamos los dos primeros temas con las Batuko fueron las primeras personas que lo escucharon y quisieron publicarlo. ‘Mästra’ les ha gustado y estamos contentos de sacarlo con ellos.
El EP cuenta con seis canciones. No sé hasta qué punto hay voluntad de apuesta firme desde Crispis pero sí que me gustaría saber las expectativas con las que sale el lanzamiento. ¿Qué esperáis que aporte Nistra a la escena electrónica?
No hay expectativas, acabamos de sacar nuestro primer EP. Estaría bonito pensar en hacernos ricos con esto y que nos contratasen de tertulianos en un programa de fútbol, que es de lo que más sabemos, pero por ahora estamos un poco lejos. De la escena electrónica no tengo demasiada idea, por lo que no puedo decir si vamos a aportar algo especial.
En los singles de presentación se colaboró con el colectivo de Cabo Verde Batuko Tabanka. ¿Qué sinergias hubo con el colectivo? ¿Y qué podéis contarnos de él?
Las caboverdianas son de otro planeta. Clase superior, es difícil de explicar… Creo que las mejores personas que he conocido son negros o negras de Burela, y ver tocar y cantar a las Batuko Tabanka emociona de verdad. Fue muy fácil quedar con ellas y explicarles lo que íbamos a hacer, prácticamente nos conocemos todos en el pueblo. En Burela hay discotecas 100% negras donde bailan la música que quieren, y es a donde nos gusta ir a nuestro grupo de amigos.
Escucha el disco de NISTRA aquí:
El sello al habla: Crispis, sobre Nistra
Para Crispis es la tercera referencia tras las firmadas con Alex Casanova y Sen Senra. ¿Qué podéis contarnos de vuestra línea editorial?
De momento se ha dado una curiosa coincidencia en los tres artistas, y es que en los tres casos se trata de artistas gallegos que debutan con nosotros. Pero por encima de esa casualidad (que lo es) están, para nosotros, tres de las propuestas más motivadoras del circuito. Cualquiera que se tome diez minutos y escuche media canción de cada uno se dará cuenta de nuestra falta de prejuicios y nuestra pasión por los proyectos motivadores: desde un artista como Alex que propone una vuelta de tuerca al synthpop más hedonista; otro que es una especie de mini-crooner garage con tintes soul; y un proyecto de jazztrónica tribal, con tanto de techno como de afrobeat. Pretendemos seguir sirviendo de escaparate de propuestas que transgredan la norma, que merezcan ser escuchadas, trabajando mano a mano con ellos, con honestidad, siendo nosotros su mano derecha y ellos la nuestra, sin caer en la mecánica de otros sellos, que acaban perdiendo la pasión, la perspectiva y la el carácter editorial y prescriptivo de su proyecto en pos de convertirse en otra parte más de la maquinaria industrial más deshumanizada.
Es el tercer grupo que se edita desde Crispis. ¿Por qué formato apostáis más? ¿Os sentís próximos a alguna escena en concreto?
Llevamos sólo tres álbumes (el de Nistra lo consideramos un LP aunque tenga seis canciones) y un single y ya hemos probado todos los formatos: el “Antagonasia” de Alex Casanova lo publicamos en vinilo, CD y digital; el “Permanent Vacation” de Sen Senra en cinta de cassette y en digital; y tanto “Mästra” como los singles “Mudjer” y “Dexâ-m’ quétu!” de Nistra en digital. Nos motiva mucho la idea del formato wearable; es decir, inventarnos nosotros el formato, decidir que lo físico sea lo que nosotros queramos, y que ese mismo formato dialogue íntimamente con cada propuesta. Aunque no nos cerramos a ningún formato: pretendemos seguir editando, según el caso, nuestras próximas referencias en alguno de los formatos “clásicos”, pero nos resulta más motivador pensar en alternativas, que es lo que, de alguna manera, hacemos también en nuestra labor editorial.
¿Y qué planes de futuro más o menos inmediato tenéis?
Tenemos muchas ideas y proyectos en mente; y de lo que hay en marcha ya confirmado os podemos decir que en los próximos meses habrá muchas novedades editoriales en Crispis: nuevo single de Alex Casanova, nuevo disco de Sen Senra, un libro de una artista gráfica-ilustradora y un par de referencias musicales más de otros dos artistas. Mientras el cuerpo aguante, seguiremos a la caza de lo que consideramos es lo más relevante dentro del circuito creativo
Disfruta su último videoclip aquí: