Nueva entrega de nuestro Dossier PS y de nuevo con Brooklyn como telón de fondo. La organización ya avisó en la rueda de prensa de la importancia de la escena neoyorquina, y desgranando el cartel nos siguen llegando grupos de aquellos lares tan estimulantes, con la ventaja añadida de que la propuesta ha terminado por rezumar cierto sentido ecléctico. Por RUBÉN IZQUIERDO
- Segundo disco de estudio para esta formación de Brooklyn que debutará en el Primavera Sound en la presente edición
- Con un sonido más clásico que otras formaciones de su zona, hay algo de Grizzly Bear en su nuevo trabajo, de ritmo comedido aunque con concesiones al movimiento
- Glowing Mouth brilla en sus temas más pausados, aunque sorprende en aquellos donde le da una mayor concesión al ritmo
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Milagres son nuestros protagonistas de hoy, aunque su sonido se aleja sensiblemente de lo que Brooklyn -el primero de sus dos discos fue concebido en una relativa reclusión por parte de su líder, el solista Kylie Wilson-suele traernos para el Primavera Sound. Los neoyorquinos llegan para presentar su último trabajo, un Glowing Mouth que les trae al Festival por primera vez.
Y para su visita al PS llegan con dos álbumes bajo el brazo -antes de Glowing Mouth presentaron Seven Sumiths en 2010- en un trabajo que apuesta por sonidos más clásicos y que aparca el valor experimental que algunas de las últimas propuestas llegadas de Brooklyn nos habían acercado en fechas recientes.
Saludados por el Festival como un grupo bien entroncado con la línea más melódica de Grizzly Bear, Milagres presentarán su pop envolvente, con gusto por lo atmosférico, el mismo con el que han envuelto su segundo trabajo de estudio, tras el por aquí inédito Seven Sumiths, disco que fue grabado en una granja de Massachussets, algo que podía apreciarse en la concepción misma del disco, tejido en aquellas montañas a las que Wilson acudió en busca de inspiración.
Consolidados ahora con Glowing Mouth, el segundo disco de Milagres confirma el buen hacer de la banda desde 2006, cuando se constituyeron como tales para empezar a trabajar entre la psicodelía lejana de algunos temas y la apuesta deliberadamente pop de otras. Hechuras de buena banda con arreglos constantes, un gusto nada oculto de Wilson a la hora de apostar por las modulaciones de voz -sus falsetes acaban convirtiéndose en un instrumento más, aunque sorteando con acierto la estridencia-, las primeras escuchas de lo nuevo de Milagres genera un inesperado estado de alegría para desarmarte con un acabado sólido, variado, bien mecido por el desarrollo instrumental del disco, en el que teclados y sintetizadores juegan un rol también importante a la hora de acompañar el desarrollo de los diferentes temas que alumbran el disco.
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Por más que Glowing Mouth es el tema llamado a trascender, Milagres ha logrado estructurar un trabajo muy variado y ecléctico que se engrandece a cada nueva escuc
Puestos a destacar algún tema dentro del notable contenido final, apostaremos por lo clásico y señalaremos al homónimo Glowing Mouth, puede que el tema más denso, construido a través de los citados sintetizadores y con Wilson explayándose en su gusto por el cambio de registro. Los ritmos pausados brillan también en Gentle Bhaeast, tema con el que enlaza, y no por casualidad, en el tracklist, si bien el disco renuncia a mantener el comentado ritmo pausado a lo largo de todo el trabajo, apostando los acelerones de Here to stay -pura ensoñación recomendabilísima- o la melancolía sentida de Moon On The Sea’s Gate, otro de los temas empeñados en corroborar que la nueva apuesta de Milagres se centra en los constantes matices de su música, clausurado con honores con Doubted, seguramente el tema con mayor atención a los arreglos de cuerdas pese a su cambiante arranque introducido por piano.
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Milagres, Glowing Mouth
El resultado final es un disco notable, un nuevo regalo de Brooklyn, tejido con personalidad propia que evita la etiqueta a los que podremos disfrutar, con permiso de las solapaciones, el el Fòrum durante el desarrollo del Primavera Sound.