Han vuelto. Tras el boom de Sí a Todo y el necesario Hijo Único que sirvió para dejar bien claro que lo suyo no era flor de un día Rusos Blancos están de regreso con Tiempo de Nísperos, un disco redondo que confirma a Manu Rodríguez como un enorme cronista en aquello de la épica de la derrota sentimental. Justo cuando parecía complicado superar Más delgado, Dudo que el amor nos salve lo logra a la primera. Bravo. Por RUBÉN IZQUIERDO
- Segundo largo para Rusos Blancos, con el EP Hijo Único publicado entre ambos
- El grupo mantiene la ironía de sus letras como carta de presentación, marcándose aquí un paso adelante en el acabado del álbum
De Rusos Blancos hablamos bastante el pasado curso. Lo hicimos a colación de su Hijo Único, incluido en nuestro Top de Mejores EP’s del curso, y cuando les entrevistamos para hacer balance del material publicado hasta ese momento. Ahora vuelven con disco nuevo, trabajo que llega acompañado de una gira de presentación a punto de su inicio, con fechas confirmadas en Madrid, Toledo o Barcelona, entre otras ciudades.
El disco con el que regresan es Tiempo de Nísperos, trabajo que se va a los 10 temas, y que retoma por momentos el discurso de su último trabajo, el ya citado EP Hijo Único. Su nuevo trabajo es de hecho el segundo largo en apenas dos años, después de su disco de debut presentado en 2011, cuando sorprendieron con Sí a Todo.
Superada la sorpresa, lo que tenemos aquí es un reencuentro con lo mejor de su música, crecidos en ese fatalismo sentimental que tan bien les sentaba ya en Hijo Único y que aquí refuerzan con temas como Se me enamoran, repletos de cierta mala leche y una ironía mordaz del todo reconocible («Cuando hacemos lo de siempre todas las noches de viernes tú ya nunca te diviertes», cantan ahí en plena crónica de desamor).
Tiempo de Nísperos arranca de hecho con uno de sus mejores temas, Dudo que el amor nos salve, título que mantiene el sentido irónico de las letras del grupo, una de las grandes marcas de la casa («Nos enamoramos en la clínica de venéreas«, es lo primero que escuchamos en el disco, hábilmente presentado por Julio de la Rosa en la hoja promocional que acompaña al disco. Leemos a Julio:
Me gusta este disco por muchas cosas, pero destacaría esa irónia al tratar una ruptura sentimental como medio para llegar a entender todas las rupturas, y tener la mala hostia -y el humor- de dejarnos en ninguna parte.
En el texto de De la Rosa, de hecho, se recogen algunas de las constantes vitales de Rusos Blancos, ese fatalismo sentimental que hace del personaje protagonista del álbum -¿o deberíamos decir de su discografía íntegra?- un personaje reconocible por eso, su vana lucha de ser feliz, cuyos fracasos quedan cruelmente expuestos con los brillantes coros que acentúan algunas de sus sonadas derrotas emocionales. «Intentarás hacerme feliz. Otras ya lo intentaron antes«, escuchamos en un momento del álbum, enlazando casi con Más delgado, el hit que cerraba su EP anterior.
Cuenta De la Rosa -cuyo reciente LP revisaremos en breve, por cierto- en su texto que hay mucho de «Curtis Mayfield y el soul y la música disco de los 70«, mucho de «mordaz en corear soy un hombre triste con esa sensación de felicidad que te da haber hecho un certero descubrimiento«. ¿Quién puede serlo, a fin de cuentas, con la mierda que nos rodea?. Así que si: Orfidal y caballero y su malévolo coro nos vale como himno generacional, perfecto pulso emocional a esto, quiera lo que quiera significar eso.
Con todo, el sentimiento fatalista de algunas de sus letras no hace de este un álbum triste. Antes al contrario, la ironía predomina (Baile letal 3), con Manu Rodríguez y compañía firmando su mejor álbum, un trabajo que les sitúa en la pole estatal, tomándose la licencia de introducir algunos cambios estilísticos (La playa de los locos) y confiándole a las letras el peso que siempre han tenido en su obra, como lo muestra ese brillante colofón establecido en Algunas cosas acerca de mi que aprendí estando contigo, donde se retoma la espiral de derrota sentimental presente en algunos de los mejores temas del grupo.
Tiempo de Nísperos destila en fin ironía y sagacidad, reservándose alguna islista de luz -imposible no tararear Bonito cortejo- y reforzando un discurso que les ha valido para hacerse con un sonido propio en tan sólo disco. Volviendo a la nota de De la Rosa, la primera línea del pop nacional ya está ahí. Era cuestión de tiempo que hiciesen suya esa meta.
Fechas Gira:
- 12/04 Sala Pícaro, Toledo
- 13/04 Beat Club, Segovia
- 17/04 Sala El Sol, Madrid
- 26/04 Sala Slow, Barcelona
- 27/04 Sala La Ley Seca, Zaragoza
- 23/05 Sala Ultramarinos, Santiago
- 24/05 El Pequeño Karma, Pontevedra
Escucha íntegro Tiempo de Nísperos en Spotify: