Tenniscoats han tenido un año de lo más provechoso. Hasta dos discos de intensa belleza han editado en esta primera mitad del año. El primero de ellos en solitario, un Papa’s Ear excelente y minimalista, y el segundo en compañía de Ikuro Takahashi. Y aunque All Aboard sea más reciente -apareció el pasado mes de Julio- hoy nos centramos en su excelente disco anterior. Una auténtica joya. Por RUBÉN IZQUIERDO
- El dúo nipón ha editado este 2012 dos discos de alto nivel artístico que confirma su destacadísima capacidad para generar magia partiendo de muy pocos medios
- Ambos colaboraron en 2009 con The Pastels en otra buena muestra de elegancia bien entendida
- Papa’s Ear brilla sobre todo en los temas de mayor extensión: Hikoki destaca por su belleza abrumadora, extendida a lo largo de ocho mágicos minutos
Partamos de la base de que adoro a Tenniscoats, dúo de un minimalismo extraordinario que ha hecho del menos es más prácticamente su leit motiv musical desde que empezaran a tocar juntos allá en la década de los 2000. La suya es una música para ser disfrutada en apacibles tardes de verano o recogidas noches invernales.Y si es con un buen sake, mejor que mejor.
Lo único que te exigirá su música delicada, siempre reposada, es tranquilidad de espíritu y ganas de viajar (musicalmente) allá donde ellos quieran. Difícilmente se podrá hacer mejor con una simple guitarra y un teclado casi de juguete. Con ellos, el folk minimalista de cuna está a salvo. Dejamos varias muestras de ello.
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Desde entonces, la vocalista Saya y el guitarrista Takeshi Ueno han unido sus esfuerzos para sacar adelante un proyecto de lo más apetecible, que contó con el hermoso paréntesis de The Pastels entremedio, y que ha culminado en Papa’s Ear, último trabajo hasta el momento del dúo nipón, especialistas en aquello de tocarnos la fibra partiendo de unos medios mínimos, hábilmente explotados.
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No era esta su primera aportación después de colaborar con los Pastels, ya que antes editaron Temporacha, disco en el que Saya apenas necesitaba del acompañamiento de una guitarra para crear un universo propio trufado de nostalgia y sensibilidad.
La buena entente entre ambos se mantiene en su última propuesta musical, que vuelve a tejer con asombrosa efectividad la voz de Saya con la instrumentalización ofrecida por Ueno. Como entonces, el dúo ha logrado perpetrar un trabajo adictivo e intimista, que funciona con asombrosa precisión, tanto en sus cortes más íntimos –Hikoki se va a los ocho minutos, algo que en ningún caso hace eternizar su escucha- mientras que temas como Kuki no soko desarman con su sencillez de espíritu, algo que también sucede con la más instrumental Papaya, con Saya coqueteando de forma alegre o con Sabaku, donde retoman la sobriedad inicial de un modo ceremonial.
Y aunque en gran medida Tenniscoats es un proyecto prácticamente a medida de sus dos integrantes lo cierto es que a lo largo de los años han contando con colaboraciones externas, integradas fundamentalmente por musicos locales como Tetsuya Umeda, Kazumi Nikaido o Saibou Bungaku, colaborando además en paralelo con otras formaciones niponas de carácter independiente y llevando a cabo incluso algunas incursiones en solitario ajenas al proyecto compartido, que es donde, al fin y al cabo, más han brillado, logrando abrirse hueco con temas como Tamashi, aquí interpretada para la televisión de Estonia.
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Así, Naya colaboró hace cuatro años con Deerhoof en un proyecto de nombre OneOne, editando un álbum con Aquarius Records ese mismo año, mientras que Ueno lideró un año después el proyecto folk Kasumi Trio, con Shinsuke Michishita y Ikuro Takahashi, llegados de LSD March y Fushitsusha Nagisa Ni Te respectivamente. Este 2012, además de Papa’s Ear, Tenniscoats han editado All Aboard! en colaboración con Ikuro Takahashi, del que dejamos un largo tema, Yume wa Sukkiri.
Escucha Papa’s Ear en Spotify.