The Grandmaster, más allá de un duelo épico

The Grandmaster, más allá de un duelo épico

Soy de los que se perdió en el laberinto de 2046, aunque My Blueberry Nights me gustó, y no sé qué de las dos cosas me deja en peor lugar. En cualquier caso, que Wong Kar-wai siga estrenando es algo que estimula por igual a los defensores del circuito festivalero que a los que gustan de salas en versión original, y el mimo con el que elige sus proyectos (y especialmente como los trabaja después) hace de Wong-Kar-wai un nombre único en la cinematografía de autor a nivel mundial.

Después de un pequeño parón creativo, el director de Hong Kong está de vuelta con The Grandmaster, un proyecto al que ha dedicado varios años de su vida y que centra su mirada en Ip Man, un maestro de artes marciales con cierta mística detrás, especialmente por aquello de ser poco menos que el responsable de adiestrar a Bruce Lee en su personalísima técnica de lucha.

El film toma como punto de partida el enfrentamiento entre Ip Man y la joven hija de otro maestro igualmente experto en artes marciales, un enfrentamiento para el que Kar-wai se ha rodeado de viejos compañeros de fatiga, como Tony Leung Chiu-wai, su actor fetiche de siempre, y Zhang Ziyi, muy alejada ya de su encantador papel de El Camino a Casa, de vuelta con Kar-wai tras su paso por 2046.

Pese a su punto de partida sería injusto, y absurdamente reduccionista, decir que estamos ante un film de artes marciales sin más. Hay lucha, claro, y hay coreografías prodigiosas, aunque hay mucho más, como no podía ser de otra forma estando detrás el firmante de films como Ashes of Time (su primera película que incluía artes marciales) o Deseando Amar y 2046, una suerte de díptico sobre amores imposibles, melodramas cargados de melancolía y mucho más.

The Grandmaster, estreno hoy en nuestro país

The Grandmaster, estreno hoy en nuestro país

Sin obviar el discurso de aquellas, The Grandmaster es posible que sea su obra cumbre a nivel conceptual –con permiso de 2046-, la película que más le ha servido como lienzo ante una serie de obsesiones y temáticas recurrentes… sin que ello implique que sea su mejor película. Pese a ello, y con la peculiaridad de tomar como punto de partida un personaje tan icónico como Ip Man la película funciona tanto en sus pasajes más dramáticos como aquellos en los que se abraza a las artes marciales, dando por buenas las muchísimas horas de preparación previa a la que sometió a sus actores durante varios meses.

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El resultado es una propuesta sobre todo estilista, un ejercicio de estilo, antepuesto incluso al desarrollo de la trama, ambientada en pleno apogeo de las artes marciales chinas, en un abanico temporal que va de la revolución republicana de 1911 hasta el cierre de la frontera entre Hong Kong y la China continental, casi 40 años después.

Este largo proceso se ve a través de los ojos de Ip Man, quien recorre un camino trufado de dificultades, las mismas por las que ha pasado una producción de más de cuatro años de rodaje, con sus cosas buenas (el tratamiento fotográfico de Phillipe Le Sourd es simplemente espectacular) en donde conviene aplaudir la valentía del director a la hora de generar una historia fastuosa, en la que las coreografías de Yue Wo Ping (coreógrafo de Matrix o Kill Bill) desempeñan un papel esencial.

La suma de talentos de todos ellos hace de The Grandmaster una película imperecedera, un trabajo de gran carga artística en el que el proceso creativo, la minuciosa documentación llevada a cabo por el director, sus entrevistas con gente del entorno profesional de las Artes Marciales, el mimo en la puesta de escena (fotografía y dirección de arte)  termina por serlo, casi, todo, sin que ello implique que estemos ante fastuosos fuegos de artificio.

Que un maestro artesano como Wong-Kar-wai homenajee a uno de los grandes maestros de las artes marciales no deja de ser un valiente ejercicio de reivindicación, perfectamente ejecutado por un director con fama de barroco que, aquí si, logra ajustarse a una trama que, por contexto, contenido y desarrollo, va en camino de erigirse en obra de culto.

Un texto de ART VANDELAY

Zhang Ziyi, de nuevo en un film épico

Zhang Ziyi, de nuevo en un film épico, esta vez con The Grandmaster