The Secret Society – Hacemos Ruidos Extraños al Rompernos

The Secret Society

En 2011 se publicaba el disco de The Secret Society Peores Cosas Pasan En El Mar (Gran Derby/Gran Sol, 2011), diez canciones encabezadas por el significativo tema ‘Volver a empezar’ en las que asistíamos a la narración en primera persona de un camino de vuelta a casa, a la búsqueda de un nuevo punto de partida, a la reflexión de una persona que se enfrenta a su pasado.

Pepo Márquez, la persona que se oculta tras esta “sociedad secreta”, recorría en el disco diferentes parajes personales con los que uno podía identificarse fácilmente, quizás debido a que en esta sociedad contemporánea todos padecemos las mismas enfermedades no prescritas. Esa proximidad convirtió Peores cosas pasan en el mar en un disco de auténtico culto, y somos muchos los que esperábamos con verdadera curiosidad asistir a la siguiente etapa en la vida del señor Márquez.

En 2017 llegamos a Hacemos ruidos extraños al rompernos, continuación en sintonía con su anterior trabajo. En esta ocasión, The Secret Society nos deja la percepción de que la mirada de su autor se levanta y busca narrar lo que sucede a su alrededor, nuevos textos y sonidos que nos transportan a un despertar en un campo de batalla: desubicado e indignado. Recuperamos la entrevista que Pepo nos concedió para el Underzine VII al tiempo que recuperamos las (pocas) canciones que han trascendido del disco hasta el momento.

[Nota del entrevistador]: ‘Peores cosas pasan en el mar’ fue un disco que me acompañó en un proceso de cambio personal. Quiero pedir disculpas de antemano, antes de continuar, ya que esta entrevista no está planteada como la promoción de una novedad discográfica. Vuelco mis dudas y mis preguntas desde un nivel demasiado personal para solventar mi curiosidad egoísta.

[Nota del entrevistado]: me parece bien todo.

TEXTO: GUSTAVO MARTÍNEZ | FOTOGRAFÍA DE PORTADA: JORDI ANTÓN
FOTOGRAFÍAS ADICIONALES: MARTÍ BECH

Han pasado cinco años desde ‘Peores cosas pasan en el mar’. La sensación que tengo de ese disco es que significó un proceso catártico para ti. ¿Cómo valoras ese disco con la distancia?

Peores cosas pasan en el mar y, en realidad, cualquier disco que haya hecho, responden a mi deseo de hacer públicos una serie de pensamientos, sentimientos y experiencias, por el mero hecho de pensar (y convencerme a mí mismo) que tengo algo que aportar. La música para mí es exactamente eso: es como un cuadro gigantesco donde cada artista pinta y colorea a su estilo un pedazo de ese cuadro. Conozco mis limitaciones, pero también mis virtudes, y sé que las letras de ese disco (y también de Hacemos ruidos raros al rompernos) aportan un ángulo diferente y muy personal. Si no estuviera convencido de esto, no grabaría discos.

¿Lo viviste como un punto final o como el inicio de algo nuevo?

El disco fue importante para mí porque materialicé en canciones lo que había vivido, o lo que recordaba de lo que había vivido, porque los discos, al final, son como resúmenes de una época de mi vida. Me hizo bien hacerlo y me sigo sintiendo bien cantando esas canciones en directo. Lo que más me gusta (y me enorgullece en cierto modo) de todo es que, sin pretenderlo, logré conectar con un montón de gente diferente, gente que no conocía, tanto de aquí como de fuera de España. Y cinco años después, ese disco sigue significando mucho para alguna gente, lo que quiere decir es que el mensaje sigue vigente.  Honestamente, no era consciente de que ese disco supondría un parón en la vida de The Secret Society, pero cuando tomé la decisión, recuerdo pensar que si nunca nos volvíamos a juntar, Peores cosas pasan en el mar no era un mal disco para despedirse.

Peores cosas pasan en el mar narraba diferentes etapas de una vida. Siempre me resultó curioso que las canciones no siguieran un orden cronológico. Para mí era muy evidente que los temas “Parte de guerra” y “Las pistas falsas conducen al desamor” no eran episodios correlativos. ¿Ese desorden de los hechos escondía una intención?

Parte de guerra está escrita desde el presente y Las pistas falsas conducen al desamor estaba escrita mirando al pasado. Tienen en común que hablo de la misma relación en ambas canciones. Mientras que Las pistas falsas conducen al desamor relatan cómo viví yo esa relación, Parte de guerra supone un mensaje de tranquilidad para mí y para los míos. Algo así como decir: “Vale, ya pasó lo peor. Ahora empiezo a entender cuál es el camino para salir del agujero”. En ambas canciones el vocabulario es diferente, el tono es diferente, la urgencia es diferente. Describen dos momentos diferentes. Pero no fue premeditado. El orden de los discos no los hago nunca pensando en el tema de las canciones, sino en el ritmo de las canciones. No puedes poner dos canciones rápidas juntas; no puedes poner nunca dos canciones lentas juntas. Hay que colocar un par de ganchos al principio y otro al final. Cosas así. No digo que esto sea una regla inamovible: simplemente es lo que yo pienso de mis discos.

Aunque luego hablaremos de Hacemos ruidos extraños a rompernos, que trasmite una mirada más situacionista que de retrospectiva, ¿crees que quedó alguna herida abierta con el anterior disco?

No. Muy al contrario: se cerró un capítulo para siempre. Nunca volví a hablar con la persona que inspiró el disco. Y no creo que lo vuelva a hacer. Ni tan siquiera sé si lo escuchó. Ojalá que sí: por lo menos así se daría cuenta de que incluso de la basura más hedionda puede salir algo positivo.

Peores cosas pasan en el mar fue un disco con el que recibiste muchas muestras de cariño, y la gente te dio mucho feedback sobre lo que significó para ellos, tal y como has documentado en redes. ¿Qué te producía esa aceptación o que algo tan propio se hiciera tan importante para los demás?

Siempre he dicho que quiero que mi música signifique para otros lo mismo que la música de Jason Molina, Elliott Smith o Leonard Cohen significa para mí: un refugio, un apoyo y un sitio al que acudir para sentirse bien o para entender o poner palabras a sentimientos contradictorios. El hecho de que alguna gente decida mostrar en público lo importante que ha sido ese disco para ellos para mí supone un reconocimiento que ningún premio ni ninguna revista es capaz de igualar, porque yo no hago discos para la crítica. Hago discos para comunicarme con la gente (sea ésta quien sea). Cuando el mensaje llega de esa forma tan profunda, siento que el objetivo está cumplido.

Al hacer un disco tan interno como Peores cosas pasan en el mar, ¿qué tipo de erosión ejerce en la creatividad ese vaciado? ¿Piensas que había que llenar de nuevo el contenedor emocional antes de enfrentarte al siguiente disco? ¿De ahí la distancia entre ambos?

Obviamente, mis canciones se alimentan de lo que vivo y pienso, pero no todo lo que vivo o pienso tienen que acabar en una canción. Está bien no obligarte a completar ciclos cortos. Cuando terminé Peores cosas pasan en el mar no estaba pensando en el siguiente disco, ni tan siquiera estaba pensando en que nos íbamos a separar durante 3 años y medio. A veces las cosas sobrevienen de esa manera, sin explicación, y tienes que tomar decisiones sobre la marcha. Cuando decidí poner freno a The Secret Society, lo hice por los motivos correctos: las relaciones dentro del grupo era un desastre. Y, de hecho, esas relaciones no se han recuperado y nunca más se van a recuperar. Cuando dije que nos separábamos, pensé que era para siempre. Sin embargo, pasaron cosas todavía más importantes que mi negativa a seguir pensando que The Secret Society no tenía más futuro, y entonces supe que era el momento de llamar a Perico y a Paula (que al final no pudo formar parte de esta nueva banda por problemas de agenda) y ver si era posible volver a dar forma al grupo. No pienso en el tiempo que ha pasado entre disco y disco, sino en si todavía tengo cosas interesantes que aportar. Y creo sinceramente que sí, por eso he vuelto a grabar.

The Secret Society, en su última visita a Barcelona

¿Cuál es la mayor presión a la que consideras que has hecho frente en este nuevo disco?

Me gustaría no defraudar a los que se sintieron tan tocados por Peores cosas pasan en el mar. Me gustaría que entendieran de lo que hablo y por qué hablo de lo que hablo. Me gustaría que The Secret Society siguiera siendo un refugio, como he dicho antes. Un lugar en el que confían, alejado de las modas, la frivolidad y la banalidad. Odiaría que alguien dijese que mis canciones son frívolas.  Además de eso, quiero convertir a The Secret Society en una buena banda en directo. Quiero llegar a los sitios y que los que no nos soportan acaben aplaudiendo. Por lo demás, ninguna presión.

Entre las dos islas, por la distancia entre ellas, que ha visitado The Secret Society en cinco años, ¿has estado involucrado en el proyecto de M A J E S T A D. ¿Qué nos puedes contar de ello? ¿Cómo ha influenciado esa etapa en el nuevo disco de The Secret Society?

M A J E S T A D es un proyecto extraño, igual que The Secret Society: irregular, impreciso, problemático a veces, brillante en otras. Tienen distinta personalidad, pero la sombra que proyectan es parecida. Con M A J E S T A D quiero explorar territorios que con The Secret Society prefiero no explorar, sencillamente por dar una coherencia al discurso (algo en lo que he empezado a pensar recientemente).  Al final, todo se reduce a lo mismo: hacer canciones que puedan sobrevivir por ellas mismas, al margen de las modas, la frivolidad y la banalidad. Canciones que busquen tener aciertos. Me gusta cuando logro meter algún verso acertado en una canción. Para mí es como si ya hubiera un motivo de peso para su mera existencia. Escribo todo el rato, por eso me obsesionan las letras.  Por otra parte, con M A J E S T A D he tenido que aprender otras métricas, otra manera de cantar y otra sonoridad. Es verdad que en The Secret Society sueno más rotundo, pero es solo la voluntad de no estropear conscientemente tantos años de trayectoria.

Llegamos a Hacemos ruidos extraños a rompernos. ¿Qué evoca el título? ¿Es una alegoría de cómo suena hacer un proceso de exposición personal?

Me gusta ponerle títulos cerrados a todos los discos de The Secret Society: Los chicos tristes bailan cuando nadie les ve; Me estoy convirtiendo en lo que más odio; Peores cosas pasan en el mar y ahora Hacemos ruidos raros al rompernos. Es probable que suene pretencioso, que suene largo, que suene aburridamente sofisticado, pero me gusta así. Y en mis discos mando yo. Sinceramente, no sé qué quiere decir el título. No sé qué quise decir cuando pensé en él, pero sí sé cuándo pensé en él y por qué. Supongo que solo el tiempo acabará por completar y matizar el significado. No es algo que me preocupe especialmente.

El sonido de “Cualquier lujo tiene un crimen detrás”, el primer tema del disco, y “La primera gran pérdida” recuerda a M A J E S T A D, y después el disco vuelve a un sonido que recuerda más al anterior trabajo de The Secret Society. ¿Los temas funcionan como una especie de transición entre ambas propuestas?

Quise poner esa canción al principio para despistar. Quise hacer alejar esa canción de la zona de confort de The Secret Society. Probablemente la toquemos diferente en directo (no lo he pensado todavía). Cuando compuse esa canción pensaba en R.E.M., sobretodo en los R.E.M. de la última época, que conservaban cierto espíritu original pero se atrevían con todo. Me parece que no se avanza sin atrevimiento. Siempre quiero probar cosas, siempre quiero investigar un poco, para ver qué pasa y para buscar nuevos lugares donde sentirme cómodo. La electrónica es uno de esos lugares.

Cuando alguien basa el peso del disco en el mensaje, la música suele quedar en un segundo plano en las consideraciones. ¿Qué destacarías musicalmente del disco? ¿Influencias y matices?

Es algo que tengo muy presente. No me gustaría que mis canciones fueran recibidas como un mero vehículo donde viajan las letras. Cada canción está tratada y cuidada como si fuera la única canción que fuéramos a grabar. Para este disco tenía muy claras algunas cosas: 1. No habría ninguna canción que recordase al country. 2. Quería que hubiera vientos. 3. Quería una balada en el sentido estricto. 4. Quería que hubiera canciones que recordaran al hardcore-punk. 5. Quería algo de electrónica. 6. No quería nada que recordase al pop. 7. Quería escribir una canción de amor, no de desamor, alegre y sin rencores. Y más o menos el disco ha cumplido esas voluntades.  Cuando empecé a trabajar en las canciones, a seleccionar a la gente con la que iba a grabar y a explicarles poco a poco el espíritu del disco, siempre acababa hablando de R.E.M., de Grandaddy, de Bruce Springsteen o de Jawbox. Escucho mucha música y muy diferente a todo eso, pero cuando se trata de registrar mis canciones, involuntariamente acabo en la periferia de alguno de esos artistas.

Pepo Márquez, con The Secret Society

Comentabas en redes que varios documentales y libros habían inspirado algunas de las nuevas canciones. ¿De dónde nacen los nuevos temas?

Después de un disco tan personal y tan yo, yo, yo, como Peores cosas pasan en el mar, quería alejarme de eso para poder cambiar de voz y hablar desde el “nosotros”. Ahora mismo es lo que más me interesa: cómo identificar las cosas que me afectan, que me preocupan, y tratar de proyectar todo eso para escribir letras que hablen con una voz menos aprensiva y más alentadora. No me gustaría ser recordado como un tipo triste, porque no lo soy. Soy realista, a veces un poco pesimista, pero me emociona el poder que tiene un mensaje cuando se incrusta en una canción. Es como si se multiplicara por mil. No es lo mismo contarlo que cantarlo. Y es justo ahí donde las letras se retroalimentan: cuando hay un verso que considero válido, la canción empieza a construirse. Es como una competición entre los propios versos, para que uno no quede en evidencia; para que uno no sea peor que el otro.  Siempre voy con un cuaderno por ahí, apuntando frases. Últimamente utilizo Google Drive en el ordenador y en el teléfono, así que lo que escribo en un archivo en un dispositivo, aparece en el otro. Y así voy construyendo textos que acaban sirviéndome para dar forma a las letras de las canciones.  Todo lo que leo, escucho, veo o recibo, sirve para configurar una visión del mundo y, por tanto, acaban de una forma u otra en las letras de las canciones.

Preguntar por las intenciones de un disco es una cuestión muy peliaguda, pero ¿cuánto de la intención inicial ha llegado al resultado final del proyecto?

Quería hacer un disco diferente al anterior pero sin perder la identidad de The Secret Society, que no me diera vergüenza mostrar y cuyas canciones me emocionaran a mí y a los que participaron en ellas. Y no necesito leer ninguna crítica escrita por ningún periodista que no tiene ni idea de dónde viene todo esto para saber que he conseguido holgadamente mi objetivo.  

Creo que todos vemos que The Secret Society esconde una sola voz (podemos estar equivocados). ¿Por qué mantener un nombre de formación cuando se trata de algo tan personal?

Porque no me nace llamar a mi proyecto con mi nombre y apellidos. Me gusta mucho esconderme detrás del nombre de una banda, que, en realidad, para mí es más como un colectivo, porque The Secret Society no está solamente formado por mí y los que tocan conmigo, sino que hay muchos amigos detrás que se sienten parte de The Secret Society. Es una sociedad secreta de verdad. Uno de esos casos en los que el nombre acaba por dar una personalidad al conjunto y no al revés.

Si pudieras ampliar el discurso de lo que no se puede escuchar en las letras de tu nuevo trabajo porque es difícil de musicar, ¿cuál sería tu mensaje?

Es muy tentador esto que preguntas. Por un lado, me gustaría dejar claro que no siento que las canciones o las letras que escribo sean el Alfa y el Omega de nada. Son solo opiniones sesgadas de cosas, pasadas por la trituradora de la poesía. Además de eso, creo que el atractivo de The Secret Society no está en lo que hacemos, sino en todo lo que sabemos de las cosas que hacemos y en nuestra capacidad de compartirlo. Somos una banda diferente, porque no queremos estar donde están otras bandas: no queremos ocupar ningún lugar, sino seguir nuestro camino. Por otro lado, me gustaría mostrar mi completo desarraigo por la tradición musical española, especialmente por el malísimamente llamado ‘indie español’.  Por último, me gustaría transmitir mi interés por mil cosas diferentes: por el rap, por el arte contemporáneo, por los libros de Robert Frank, por Gay Talese, por los vídeos de peleas de YouTube, por los monólogos de Joaquín Reyes, por beber vino con amigos, por el grupo de whattsapp que tenemos Dani (G.A.S Drummers), Ramón (The New Raemon) y Ricky (Standstill, The Secret Society), por el jazz, por los artículos de libros del The New York Times, por todo lo que saca Dischord Records, por Revelation Records, por Lovitt Records, por Anticon, por Why?, por el podcast de Yoni Wolf, por Louis CK, por Tig Notaro, por estar con mis sobrinos en Hamburgo, por estar tumbado con Vicky viendo series de Netflix. Todo eso está también en las letras. O estará.

Tras hablar con toda esa gente que escucha tu música y tus letras, ya que sabemos que es algo en lo que pones mucha energía, ¿qué percepciones erróneas sobre tus canciones has escuchado en ese contexto?

Que son canciones tristes. Me da un poco de pena y otro poco de rabia que alguna gente se quede en un análisis epidérmico de mis canciones. Pero ni puedo ni quiero controlarlo todo.

La pregunta más difícil: ¿y ahora qué?

Ahora, lo de siempre. Sigo escribiendo canciones, haremos unos cuantos conciertos, con un poco de suerte irá más gente a vernos que las veces anteriores, venderemos algunos discos, saldremos reseñados de forma positiva en algunos sitios, quizás nos den una portada en alguna revista, tocaremos con grupos importantes para nosotros (como Berri Txarrak, por ejemplo), quizás toquemos fuera de España, quizás editemos algún single y quizás logremos llegar a más gente. Nada de esto me obsesiona. Solo me obsesiona escribir canciones que me representen y que considere que son mejores que las anteriores que haya escrito. Y este disco es mil veces mejor que todos los anteriores juntos.

Escucha Una canción sin nombre y el primero de The Streets en Soundcloud: