Canal + acaba de estrenar la segunda temporada de una de las joyas más cuidadas de la Showtime. The Big C es el debut en televisión de Laura Linney, una de las mejores actrices de su generación y la gran baza de una trama que trata de afrontar el drama del cáncer desde su vertiente más positiva. Por ART VANDELAY

  • Interpretada por Laura Linney, The Big C ha sido renovada para una tercera temporada
  • La nueva temporada contará con Susan Sarandon en sus filas según confirmó la propia Showtime el pasado mes de enero
  • La serie mantiene así su apuesta de rodear a su protagonista principal con un casting de lujo

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Hablar de Laura Linney es hacerlo de uno de los mayores talentos que ha dado Hollywood en los últimos años, y puede que uno de los más infrautilizados. Enorme en cintas como Mystic River -uno de los últimos grandes Eastwood, clásico instantáneo desde que se estrenó- o en The Savages, The Squid and the Whale y You Can Count On Me, donde exhibió con acierto su faceta más indie en tres de las mejores películas independientes de la pasada década, Linney dio el salto a la pequeña pantalla de la mano de Showtime para participar en un proyecto de lo más personal que no se entendería sin su presencia. Es tal el ascendente de Linney en la trama, tan importante su presencia, que el notable ejercicio interpretativo le ha valido a la serie dos renovaciones consecutivas, algo difícil de esperar cuando empezó la serie dadas las circunstancias que rodean a la trama.

Y es que, sin entrar en spoilers porqué es algo que se nos desvela nada más empezar, The Big C sigue el día a día de Cathy, una maestra de instituto (Laura Linney) a la que diagnostican cáncer de piel y que decide ocultarle la noticia a su familia más cercana. La trama sigue además su caótica relación con su hermano -un hippie de ideas revolucionarias que trata de sobrevivir en el trasiego de la sociedad capitalista- y su vecina, la de entrada uraña y cada vez más protagonista Marlene (Phyllis Somerville).

Los protagonistas de The Big C, en una imagen de la primera temporada

Uno de los motivos que llevan a Cathy a no decirle nada a su familia más cercana es que nunca se ha sentido protagonista y no quiere empezar a serlo cuando puede estar enfilando el final de su existencia. Con un matrimonio a la deriva y una relación con altibajos con su hijo -en plena edad del pavo, sobre todo en los primeros capítulos- Cathy se queda para sí la enfermedad y trata de reordenar su vida mientras encara la lucha contra su destino en solitario, sólo con la ayuda de su doctor, el novato Dr. Mauer (Reid Scott), con quien traza pronto una relación de complicidad clave para entender el devenir de la serie.

Laura Linney, con su hermano en la ficción John B . Heackey // THE BIG C

La gran baza de The Big C es la de hablar de temas tremebundos desde el humor, la ironía y cierto humor negro marca de la casa que se apoya sobre todo en el enorme talento de sus actores. Linney, claro, brilla sobre los demás, aunque tiene en Oliver Platt, dando vida a su marido, y John Benjamin Heackey, interpretando a su hermano, dos fantásticos aliados, sobre todo en el caso de Platt. Visto en otras series por cable como las infravaloras Huff y Bored To Death -épico su papel de archienemigo de Ted Danson en la comedia liderada por Jason Schwartzman-, Oliver Plat termina por convertirse en uno de los grandes alicientes de la serie gracias a un papel poco agradecido que va ganando protagonismo (para bien) a medida que la serie avanza en su primera temporada.

La evolución de la serie, partiendo de la premisa que intuimos de entrada como acabará, era uno de sus grandes alicientes, y lo cierto es que hasta la fecha ésta ha tenido un comportamiento exquisito, por más que en los últimos episodios de la primera temporada y lo poco que lleva emitido Canal + de la segunda el humor negro del tramo inicial se haya perdido algo en favor de un edulcoramiento del que esperemos salgan pronto. A ello podría contribuir Susan Sarandon, contratada para la tercera temporada ya confirmada por Showtime para el próximo mes de abril.

Por ahora, lo que nos deja The Bic C es una de esas pequeñas joyas que, partiendo de un enorme inicio de partido -«todo lo que quiero es una piscina para enseñarle a mi hijo como me tiraba al agua a su edad», nos dice al principio- hilvana un discurso sensato y esperanzador sobre los grandes dramas que nos amargan la existencia, y todo ello con una sonrisa en la boca gracias a la vis cómica de una Laura Linney inmensa y arrebatadora ya en sus majestuosos títulos de crédito. Simplemente genial.