Brooklyn sigue regalándonos motivos para la esperanza. El último de ellos, el alentador Rise Ye Sunken Ships, álbum con el que We Are Augustines dan su particular golpe sobre la mesa para presentar Rise Ye Sunken Ships, particular disco de debut con el que desembarcan con una de esas historias de superación que tanto gustan en el imaginario USA. Editados por EMI, el resultado convence. Por ART VANDELAY

We Are Augustines, en una imagen de archivo

  • Nacido del dolor, Rise Ye Sunken Ships termina por ser un fenomenal trabajo acerca de la redención, una invocación a la vida que nace de los momentos más bajos del líder del grupo
  • Tras desembarcar con la sopranística Book of James, es en Chapel Song donde el grupo se consagra con un canto a la esperanza que merece una escucha continúa y permanente
  • El grupo demuestra pericia a la hora de moverse entre temas de innegable halo nostálgico como Juarez a temas más vitamínicos, que encuentran en Philadelphia su mejor contrapunto

Bill McCarthy, líder de We Are Augustines, podría explicarnos unas cuantas cosas sobre las miserias de la vida y los crueles recovecos que pueden llegar a trufar de pequeñas desgracias ajenas la vida del artista. Tocado por la vara del infortunio, vio como su madre moría hace años víctima de su adicción a las drogas. Una sobredosis en un centro de acogida se la llevaba por delante, introduciendo una espiral de desgracia a la que no escaparía otro de sus hermanos, adicto también a las drogas y con un largo historial de idas y venidas a varios centros de desintoxicación. En uno de ellos se dejaba la vida ahorcándose, cansado de luchar contra sus propios demonios.

A McCarthy sólo le quedaba la vía de la redención para superar semejante historial de desgracias y la halló en la música, haciendo de su personal vía crucis el punto de partida a su carrera musical. Como tantas ocasiones, la desgracia y el sufrimiento agónico de lo personal dejó vía libre a la expresión artística como elemento de duelo. Rise Ye Sunkn Ships (Emi, 2001)  fue el resultado de aquel viaje a los infiernos, punto de partida para su redención personal, clavos ardiendo de la esperanza a los que McCarthy se abrazó dando como resultado un disco notable, un mapa emocional de primer orden adherido sin reparos a la escena de Brooklyn. De algo terriblemente doloroso, música, una pequeña tregua para seguir latiendo vivos.

Próximos a The National, We Are Augustines cabalgan hacia la trascendencia a lomos de la nostalgia y la redención. Ambas explosionan en temas como Headlong into the abyss, una preciosista y sentida declaración de intenciones

A pesar de su origen estadounidense, la primera oportunidad clara les llega en el Reino Unido, cuando Dave Newfeld les edita el single Book of James, incluido a posteriori en el álbum, amparado bajo el sello de un grande, EMI Music, y en el que el trío liderado por McCarthy -secundado por Eric Sanderson al bajo y Rob Allen a la batería- tejían las primeras lanas de su éxito hasta el punto de lograr el reconocimiento de Mejor Álbum Alternativo para iTunes en 2011.

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Si Book Of James fue su carta de presentación, Chapel song es el tema donde mejor brillan, un corte hermoso, melodía brillante que le sitúa en la senda de The National si se permite la exageración, tema además adornado con un videoclip de los alegran el alma y nos empuja a nuestra particular redención. Allá donde nos lleven nuestras particulares encrucijadas deberían haber temas como Chapel song.

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Lejos de quedarse en álbum de uno o dos hits -aunque las citadas canciones ya salvan el disco-, la carta de presentación de We Are Agustines muestra una regularidad sorprendente, sobre todo si lo consideramos como álbum de debut. Perfectamente equilibrado, el grupo huye de artificios y factura piezas como Augustine, pura carga de melancolía sostenida o Headlong into the abyss, con el grupo entregado ya a sus propios mecanismos.

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We Are Augustines, Headlong into the abyss

Invitación a la nostalgia la que hallamos también en Juarez, un estado del que salimos agitados con la mucho más vitamínica Philadelphia, contrapunto perfecto para la anterior y demostración de que el grupo se siente cómodo en el cambio de registros.

Surgidos del dolor, de la fórmula del recogimiento como estallido de creatividad, a We Are Augustines -el nombre les viene de algo tan sencillo como lo es el hecho de que crearon el grupo en agosto- les queda para el segundo disco el reto de la consagración. Visto lo apuntado aquí la victoria se da por segura. Si el triunfo es sobrevivir esta es la música que llevaría grabada a fuego a sus espaldas en forma de melodía preciosista.

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