Llego el gran día. Wind Atlas estrenaba ya el formato digital de su The Not Found, álbum que presentarán mañana de manera oficial en el ciclo Moritz A Viva Veu y que servirá para disfrutar el directo de uno de los discos con pinta de convertirse en uno de nuestros favoritos de la presente temporada. Nueve temas coronados con un final para el recuerdo que nos demuestran que lo disfrutado hasta ahora no era flor de un día. Por RUBÉN IZQUIERDO
- Presentado el primer LP de Wind Atlas, apenas unos meses después del lanzamiento de su EP de debut
- La banda confirma con The Not Found todo lo bueno intuido con su EP de presentación
- Wind Atlas presentan disco mañana Miércoles dentro del ciclo Moritz A Viva Veu
Valga de entrada nuestra admiración. Y es que Wind Atlas no lo tenían nada fácil con The Not Found. Asumido el éxito de su anterior publicación –Fen Fire/Ophelia/Inmost Eye fue considerado el Mejor EP del curso pasado en esta casa y en otras publicaciones como A Viva Veu, no era nada fácil enfrentarse al difícil reto del disco de debut.
Elevadas al máximo las expectativas, las opciones de riesgo de que éstas no alcanzasen su punto álgido allí donde nosotros lo imaginábamos se presentaba como un riesgo poco probable, pero riesgo al fin y al cabo. Claro que hablamos de Wind Atlas, una de las formaciones que más y mejor ha sabido tomar protagonismo en los aires de cambio que parece rodear la escena actual, valiéndose aquí de unos pocos acordes para demostrarnos que todo sigue donde debe. En un contexto cultural ciertamente preocupante, que bandas tan dispares como Tirana, Doble Pletina, T E J E R O o ellos mismos se hayan lanzado a publicar material nuevo con muy poco margen de diferencia nos da una pequeña esperanza para el futuro: por más que el contexto actual pinte a ruina total, aún hay quien se propone seguir creando, cautivar a golpe de canción.
Así que The Not Found es un gran disco. Lo es desde la intimista e instrumental The not found, homónimo punto de partida que da paso a la envolvente Hoax, puede que uno de los temas que mejor define la esencia de Wind Atlas a día de hoy. Si un sólo tema puede escudriñar el alma de una formación, Hoax nos serviría para explicar el aquí y ahora del cuarteto de Boston Pizza: contención instrumental, banda engrasada al 100% y la enorme capacidad vocal de Andrea Pérez para cautivar desde el apartado lírico, otras de las bazas ganadoras de la propuesta. Es en el segundo corte del álbum cuando ya podemos respirar y felicitarnos: Wind Atlas siguen siendo Wind Atlas, sólo que ahora todo es más y mejor: más temas, y la sensación de que la banda ha crecido una barbaridad desde que se presentaran en sociedad hace ya unos cuantos meses, cuando empezaron a mover los ahora ya icónicos temas con los que formalizaron su puesta de largo.
La escucha del álbum nos remite directamente a su paso por el Free Pussy Riot, cuando llevaron el silencio a La 2 de Apolo en uno de esos momentos en los que suena ese click que convierte a la banda de marras en tu nueva formación favorita. La belleza contenida de lo creado por la banda, esa magia que no puede explicarse pero que está ahí, se desliza sutil también por Hunters, el segundo de los temas del disco que se va más allá de los 5 minutos. «Este es un disco que tiene que escucharse a oscuras«, leímos en algunas de las redes sociales de la banda. Y es cierto, la calidez y el sentido reposado del álbum invitan al recogimiento, a dejarse envolver por este toque medieval que aflora en algunos pasajes de (la algo lynchiana) Epilogue o Oblation, instante en el que el disco llega a su ecuador con todo ganado y la sensación de que la espera ha valido la pena. Las segundas voces refuerzan si cabe lo ya dicho, esa envoltura casi mística que ya disfrutamos en su anterior EP.
Llegados a este punto, conviene aplaudir la buena forma en la que llega la formación en pleno a su momento más decisivo. Tras una larga e intensa gira promocional en la que pudimos disfrutar a Wind Atlas en versión dúo o cuarteto, la naturalidad con la que Ivan (guitarra) y Raúl (batería) completan la formación es digna de elogio. No explicamos nada nuevo si remarcamos la gran entente entre todas las bandas del sello –Boston Pizza ejemplifica como pocos el renacer de las propuestas discográficas autogestionadas, camino seguido también por sellos como Mama Vinyla, Discos de Kirlian o Sonido Muchacho- que nos vale para reivindicar y dignificar lo que el propio Sergi Alejandre, cabeza visible del sello y de la formación junto a Andrea Pérez, nos contaba a su paso por el FiM: «dejémonos de quejas y hagamos música«, vino a decirnos a su paso por el Tantrum dedicado a sellos emergentes, donde contaron algunas de las claves del funcionamiento interno del sello.
Llegados aquí, el disco se lanza a su recta final con la emotiva Hidden valleys antes de recuperar a Inmost eye de su publicación anterior, puede que uno de sus temas más reconocibles, grabado con la colaboración de Marina Sánchez al cello, presente también en Hunters. El tema ya conocido sirve de antesala para la sorpresa del álbum, el monumental Sulamith, fenomenal cierre de 11 minutos que termina por darle al disco su auténtico valor, un asombroso punto y final que abre nuevas vías a una formación que ha logrado crear un estilo muy reconocible con un único largo en su haber, meritoria hazaña que nos recuerda que estamos tan sólo al principio de un viaje que se anuncia largo y sugerente.
Escucha lo nuevo de Wind Atlas en Bandcamp: