La música me salvó (una introducción a sr. Anido)

Hace años, un programa de La 2 decidió llamar a uno de sus capítulos Galicia Caníbal. Quizá en otro lugar este título haga pensar en una comunidad de gallegos antropófagos echados al monte. Aquí nos lleva directamente al disco más famoso de Os Resentidos, cosa que hacía esperar un ejercicio de nostalgia sobre la movida viguesa. Lejos de eso, nos encontramos con un desfile de personajes que aparecían como una suerte de vanguardia de la música gallega, preparada para asaltar la década que se avecinaba. Uno de esos personajes era un excéntrico señor calvo con patillas, sentado en una silla en el medio de una leira con una horquilla de labranza clavada a su lado en el suelo. Ese tío era Rafa Anido.

De una parte de ese magma perfilado precariamente en el reportaje sabríamos más pasado poco tiempo. Empezaría a sonar ese nombre, Galician Bizarre, al que irían ligados el de Rafa y otros. El primero aparentaba de cara a la galería ser el pez gordo, y algunos que se pasaron de frenada empezaron a tratarlo de «gurú» de la música gallega, papel que muchos que no estaban del todo metidos en el asunto y se enteraban de oídas no dudaron en atribuirle. Rafa desmiente esa posición y me habla de lo que se llegó a exagerar su importancia en todo aquello: «¿A quién no le gusta que le digan eso, y que lo admiren por eso? Tampoco hay que darle más importancia… Hay otras personas, por ejemplo Carlangas (Novedades Carminha), que a lo mejor no era la imagen de Galician Bizarre, pero, en los dos volúmenes, fue el que más trabajó por que salieran. Yo hice cosas, y quedamos en que yo fuese la imagen… pero ahí hubo peña que fue la catalizadora del Galician Bizarre, más que yo. […] Sería absurdo atribuirme todo lo que se hizo. Yo fui uno de los instigadores, no fui yo sólo«.

TEXTO: XACOBE GONZÁLEZ | FOTOGRAFÍAS: LUIS DÍAZ DÍAZ (portada) y  JAVIER AMOSA

Metropolis-05de06-GALIZIA CANIBAL from Kikol Grau on Vimeo.

No lo conocería personalmente hasta unos años después. Fue en un concierto de Telephones Rouges en Santiago. Éramos unas quince personas y Rafa le pegó a todo el mundo un trozo de cinta de carrocero en la camiseta. Estaba a punto de salir el Galician Bizarre 2, y fue el año de discos importantes de las bandas que se movían en ese círculo, y también fue el año en el que empezó el trabajo de lo que acabaría convirtiéndose en 18, el disco de Sr. Anido y Sra. Álvarez.

Cuando me lo puse por primera vez, “Mi matesmone” me transportó directamente al momento en que entré en el mundo anidiano con el videoclip de la maqueta 16. Allí estaba el señor de la leira paseándose en bolas por el monte, caminando por las rocas y rebozándose en la arena de una playa de las Rías Baixas, todo envuelto en música psicodélica, guitarras y sintetizadores con ecos siderales… y un par de cosas marca de la casa: el bombo constante y el idioma inventado, un idioma extraño pero, a la vez, natural y atractivo. Aunque ahora parece que es un elemento indisociable de Sr. Anido, surgió de forma casual. Luego de un tiempo de parón dedicándose a sus otras bandas «hubo un verano que no sé qué pasó que no había ningún grupo, entonces hubo que repescar esto. Fue cuando me dio por lo del idioma inventado. No fué un tema que yo pensara. No sé cómo me dio por ahí, pero de repente aparecí tocando y utilizaba ese idioma inventado, que era superimprovisado. Después empezó a haber unas pautas fijas«.

No entiendo por qué, pero estas palabras incomprensibles tienen una carga emocional muy trascendente, difícil de explicar. Cuando Rafa me admite que se siente muy identificado con sus letras, confirma mi visión del anidiano como la expresión más pura de un complejo mundo que sólo podemos poco más que intuir en las canciones que entendemos. En estas, en las que el gallego o el castellano perfilan el mundo Anido, hay un elemento que se repite: lo diferente y su aceptación. «Las letras, las que están traducidas a un idioma común… me identifico bastante”. ‘It came from outher space’ y ‘Marciano Balboa’ hablan de una persona que se siente oprimida, no se siente bien rodeada de gente… que le costó mucho adaptarse al mundo en el que vive… “Hay muchas cosas que no comprendo o acepto, pero que no me queda más remedio que hacer…«. Mi cabeza no puede más que relacionar íntimamente este sentimiento, el de ser un «extraterrestre en La Tierra«, con lo que expresa esa lengua ininteligible. Aunque Rafa atribuya su nacimiento a una casualidad, o quizá por eso, lo veo como una expresión espontánea y libre de esa sensación.

La grabación del 18 coincide con una etapa de crisis vital. Al lanzar la maqueta 16 nuestro protagonista pensó que “iba a romper la pana, que iba a llamarme todo Dios y nada… cero. Me frustré mucho, y a la altura de que me avisara Javi pues había pensado que íbamos a grabar otra maqueta para recoger las canciones. Después fue cuando se convirtió en una cosa más ambiciosa«. Compartir escenario llevó al primer contacto entre Rafa y Javi Álvarez, que inmediatamente le propuso grabar y producir el material que le había fascinado en aquel concierto. Si esto era alrededor de 2010, no empezarían hasta 2012 una colaboración que se extendería intermitentemente durante tres años y que daría lugar a un trabajo completo que se remonta al «Sr. Anido 1» de 1999, del que recupera ‘It came from outher space’, mezclándolo con material más reciente, alguno compuesto directamente en el estudio. Este tiempo coincide con las horas más bajas de Anido, que asegura haber estado «ausente, mi mente estaba totalmente bloqueada«. Aunque reconoce que eso no se ve reflejado en el disco porque «las canciones son anteriores«, sí tiene composiciones más recientes que «hablan un poco de esa época«.

«No es que llegara a estar deprimido, pero estuve a punto de caer en una depresión grave. […] Tuve que dejar el trabajo en el que estaba… estoy recuperando las ganas de hacer las cosas y la música me ayudó a llegar hasta aquí. Había un vacío que no colmaban otras cosas. La música, en el ambiente en que me muevo y con la gente que conozco, es un ámbito de libertad muy grande. […] No puedo vivir en un mundo en el que todo esté marcado, de hecho, no lo soporto, me cuestan mucho los trabajos y muchas historias que tengo que hacer  porque no quedan más huevos. […] A lo mejor algún día lo hago… pero no soy el típico que un día dice ‘me voy a vivir ahí a una cabaña y me olvido de todo’. Soy de los que sigue pensando que el mundo se puede cambiar. ¿Por qué hay que asumir que el mundo es así hasta el día en que te mueras?. […] La música, por lo menos en el ámbito en el que me muevo, te da la sensación de que es posible, y te ayuda a tener esperanzas«.

Volvemos a hablar de lo diferente, de la resistencia a aceptar todos los condicionantes sociales, y también de la idea de felicidad. El prisma a través del que expuso esto el maestro Kurosawa es la inspiración de la melodía de ‘Chavala Uzala’. «He vuelto a ver Dersu Uzala este año, tuve la suerte de poder verla en el CGAI (Centro Galego de Artes da Imaxe). Podía estar deprimido o no sé como estaría, da igual. La verdad es que fui allí y lloré: me emocioné con lo que expresa esa película, la capacidad que puede tener el cine para expresar un sentimiento que te llegue y que te identifiques«. Dersu, el cazador de la taiga que vive al día en comunión con la naturaleza, acaba relegado por una sociedad en proceso de modernización que no entiende hasta su triste muerte. Esta historia hace saltar todos los resortes de la cabeza de Rafa, que saca una lección transversal que aplica a nuestro mundo en general, y en particular a la cultura, donde hay «iniciativas de gente que crea para que esto fluya y, por otro lado, entra peña que, a lo mejor sin saberlo, está coartando esa libertad para domesticar todo y convertirlo en un producto o algo que se pueda estructurar«.

La película también hace hincapié en una cuestión importante para Anido: la relación mística entre el ser humano y lo que lo rodea. «Tuve una etapa mística desde los 20 años hasta los 35 o 38 años, una época muy mística, de hecho hasta era cristiano«. De nuevo, la relación entre esto y el concepto de lo diferente se hace patente. «El miedo que tenemos a lo diferente, llámalo racismo, llámalo machismo, clasismo… […] Hay gente que ni siquiera se plantea lo que tiene dentro de la cabeza y claro, luego actúa como actúa […] Es algo que nos inculcan desde que nacemos«. Estos elementos que hacen del mundo un lugar inhóspito necesitan arreglo, Rafa sostiene que las religiones establecidas sólo ofrecen una forma de conformarse: «En la religión judía va a venir alguien a solucionar esto, y en la cristiana estuvo aquí alguien que fue el que lo solucionó«. Una canción de Sr. Anido que no está en el disco dice «Jesús dijo que tenía que marchar y juró que no volvería nunca más«. La explicación viene a ser «ese que estuvo aquí y solucionó ya no está; dijo ‘meu, me tengo que pirar y ahora tenéis que arreglaros vosotros solos’”. Algo que yo relaciono directamente con ‘It came from outher space’, un ser que aparece en la Tierra y cuya bondad y amor son rechazadas violentamente por los seres humanos, incapaces de aceptarlo. «La figura de Jesús es un tema que ahora no me interesa por la manipulación que hay detrás de eso. […] Creo, como mucha gente llegado un punto de su vida  que todo lo que evites hablar de religión es bueno, para uno y para los demás. Es un campo que, cuanto antes salgas de ahí mejor, porque tal como está planteado es un puto desastre. La figura de Jesucristo… en alguna época me gustaba estudiar sobre ella y pensar, pero actualmente es algo que no veo como una herramienta para nada. Esa figura puede interpretarse fácilmente como una persona que era diferente, que decía su verdad, que no se dejaba influenciar por todos los prejuicios que existían a su alrededor. Puede ser efectivamente que fuera eso, si realmente existió, que eso está por ver. Por algún tipo de interpretación que se puede hacer de su vida, se puede entender que fuese una persona libre, que dijese ‘no estoy de acuerdo con mi entorno y voy a decir lo que pienso‘». Rafa da por finalizada esa etapa mística, «una herramienta que utilicé durante muchos años, no sólo en la música, sino en mi vida en general. Cuando entré en la medio depresión mi sensibilidad bajó bastante, pero los lugares de poder (Santa Eulalia de Bóveda, San Andrés de Teixido, Cañón del rio Lobos, El Escorial…) lugares de energía castrados por la religión católica, las tradiciones alrededor de esos lugares, siguieron ahí. Es lo único que a día de hoy me parece decente, religiones en las que no había ningún tipo de instrumentalización, simplemente gente que iba allí por lo que fuese y practicaba los ritos que consideraban que era una herramienta para ellos, para el más allá o lo que fuera… Me gusta ir a ellos, descontextualizarlos e intentar ver lo que había allí antes«.

Reflexionando sobre los más de veinte años que lleva tocando, tras haber pasado por alrededor de 16 grupos y con un proyecto en solitario que ya ha rebasado los tres lustros, Anido no puede sacar otra conclusión que «la música me salvó un poco la vida. Cuando era chaval no veía nada que me motivara para tener una vida feliz o tener alguna expectativa de algo. […] En ese sentido la música me salvó, primero como aficionado y posteriormente ya fue el salto a ejecutarla«. En un espectro más amplio, sobre cuestiones de escenas y movimientos, ha visto surgir y evaporarse muchas iniciativas. Desacraliza al Galician Bizarre y le quita importancia al recopilatorio aduciendo que no es más que una suerte de fotografía de la época, un intento de «captar el momento«. De todas formas, reconoce haberlo vivido como una ruptura que creó «un sentido de comunidad que aún existe como tal, se ha transformado, pero aún existe, y creo que no existía antes fuera de la escena hardcore, por lo menos aquí en Galicia. […] Siempre hubo una actitud muy individualista de buscar el propio interés, y aquí hay un trabajo de gente que lo hizo porque le apetecía que hubiese ese disco. […] Creo que en cierto sentido eso aún existe un poco, porque ves otra peña, y son todos colegas… ese rollo se ha transmitido de alguna forma. No digo que eso provocara lo otro. Son varios organismos, como el Liceo, la Nave, la Metamovida… no es cuestión de que uno sea el principio de todo, simplemente son organismos independientes que en ese ecosistema se interrelacionan y se retroalimentan y provocan que esos modelos tengan una cierta pervivencia. Creo que ese sentimiento antes no lo había, y fue una de las cosas que me dio esperanza, porque llevo muchos años tocando y por momentos ya estaba hasta el carallo pensando que eso no iba a ningún lado, que no sabía lo que estaba haciendo, esperando que surgiera algo interesante, como pasó. Me ayudó bastante a sobrevivir«.

El 18 de Sr. Anido y Sra. Álvarez es quizá uno de los proyectos más ambiciosos en los que se ha visto envuelto Rafa Anido, algo que no se esperaba en el punto inicial y a lo que llegó después de recorrer un largo camino con la complicidad de Javi Álvarez, su hermano Diego y otras personas que en mayor o menor medida participaron. Después de tantos años en los que «ves que lo que tú haces no tiene mucha salida o repercusión a nivel mediático, se queda así un poco en el underground, no acaba de salir en ningún lado…» no deja de reconocer que «está contento con el resultado» aunque «por un lado tienes cierta envidia sana de gente a la que le va mejor, con la que compartiste escenario y experiencias en otras épocas,  cierta frustración por estar siempre en el underground… pero por otro lado es una situación en la que no tienes ninguna presión, puedes hacer lo que quieras. Hay esas dos situaciones, y creo que gana la de poder expresarte libremente. […] A lo mejor con este disco, por cómo está producido y la ayuda que tengo… se puede hacer algo. El directo, por mucho que esté currado, seguirá siendo bizarro, hay cosas en el disco que no se pueden reproducir, sitios en los que nunca vas a poder tocar”.