Fotografía extraída de Lst FM

Texto: QUIQUE RAMOS | Fotografía de portada: SIN ACREDITAR

Cuando conocí a Arnau, enseguida hablamos de un montón de cosas. Me contaba sobre todo lo que le gustaba con una normalidad y entusiasmo que enseguida reconocí como mío. No conocía la mayor parte de las cosas de que hablaba y a pesar de ello no hubo choque de egos ni de ningún tipo. Buscábamos un punto común y tirábamos las referencias hasta el terreno de cada uno para compartirlos, aunque no los conociéramos. El intercambio era bastante desigual, por cierto: aprendí mucho hablando con Arnau. Un día me contó que por fin había encontrado el grupo en el que quería estar. Poco más tarde supe que ese grupo era Omega 5, los Omega.

La primera mitad de los 2000, ellos y Veracruz eran los únicos grupos que quería ver cada semana del mundo. Por suerte para mi, casi cada semana del mundo tocaban en una sala u otra. Así hasta encontrar un sitio, el Big Bang, donde era tan fácil organizar algo que enseguida se convirtió en el centro de nuestro mundo. Uno de ellos.

El otro era la casa del punk, un piso en la calle Hospital donde vivían Arnau , Marta y Alex. Cuando uno se pasaba por allí, podía descubrir cualquier cosa: era una casa muy musical. Allí escuchábamos a Lighting Bolt y a Antipop Consortium, a Black Dice y a Augustus Pablo, a Modest Mouse, a !!!, a Come, a Starlite Despertion, a Unwound, a the (Young) Pioneers, a Mars. Te acercabas a pillarle un disco a Arnau (era el centro de operaciones de su sello y distribuidora Ozono Kids) y era fácil acabar quedándote un rato. En esa casa sonaba música que te posicionaba en algún sitio a la vez que te enseñaba dónde y cómo llegar. Lo que escuchabas en la casa del punk era exactamente lo que siempre habías querido oír, incluso aunque no te gustase. Parecerá una chorrada, pero entre los discos de unos y de otros, todos abrimos un poco las orejas. Pero no era sólo la música. Recuerdo pasar por la casa del punk y encontrar a 7 u 8 personas durmiendo en el pasillo como sardinas, o alguien instalado en el recibidor con una maleta llena de maderitas y papeles de todo tipo. Eran el grupo que tocó el día anterior en un concierto organizado por Arnau, o un amigo yanqui de Marta, que se quedaba unos días y acabó enseñándonos a hacer grabados de linóleo a medio grupo de amigos. La casa del punk redujo la distancia entre lo que siempre habíamos querido y lo que podíamos hacer. Eso, junto al hecho de que de repente hubiese una sala como el Big Bang, hizo que durante esos años pasasen un montón de cosas.

Siempre he pensado que el hecho de que naciera un grupo como the Cheese y luego Les Aus, tiene mucho que ver con esos dos sitios.  Los grupos podían tocar mucho sin necesidad de demostrar nada, y como tocaban casi siempre delante de las mismas 50-100 personas (y luego algunas mas), siempre acababan haciendo algo distinto a la semana anterior por no aburrirse. Cada cosa que escuchábamos hacia surgir espontáneamente la necesidad de un cambio: Después de cada descubrimiento uno no podía seguir haciendo exactamente lo mismo.

Cuando Alex, el bajista de Omega 5, se fue a vivir una temporada fuera de Barcelona, el resto del grupo ya no podía estarse quieto. Aprovecharon para intercambiar instrumentos y desmontar todo lo que habían hecho hasta entonces. Esa reformulación del grupo acabó con la disolución del mismo y el nacimiento de the Cheese, el grupo de Arnau y Mau.

The Cheese tocaban todavía más que Omega 5, tocaban casi siempre y siempre apetecía verles: No se parecían a nadie  y eran mejor que todos. Por eso cuando saltó el rumor de que ese concierto en la sala Magic seria el último, muchos nos acercamos a la sala bastante impresionados. Sobre el escenario, un montón de instrumentos repartidos por el suelo, y al subir ellos, una sola frase nos puso sobre aviso: “avui som les Aus, i les Aus som tots”. Explicaron que todos esos instrumentos estaban allí para quien quisiera usarlos y empezaron a tocar. Lo más impresionante de aquella noche no fue sólo la música, que aparecía delante nuestro sorprendentemente viva y única (¿he dicho ya que les habíamos visto 50 mil veces?) , sino que a nadie le hizo falta que le alargasen la mano con un instrumento. Quien quiso se acercó y cogió algo para hacer percusiones, se puso a cantar, a rapear incluso. El técnico de la sala, el mítico Fito, salió de la cabina para tocar algo parecido a un blues alucinadísimo con el grupo siguiéndole sin pensarlo. Suena horrible pero fue todo lo contrario a algo horrible: aquel día todos participamos. Por extraño que parezca, nadie tenía vergüenza porque no había nadie saliéndose de un guión que nosotros mismos estábamos escribiendo sobre la marcha. Todo lo que hacia el público funcionaba, y todo lo que Mau y Arnau probaron ese día, era una maravilla. Tenia algo de niños gritando “¡lo sabía!”. Ese concierto fue especial porque nos dio las dimensiones de dónde estábamos. Sonaba una música especial y única y éramos capaces de hacerla: nosotros y nadie más, acompañados por todos pero sin mirar a nadie. Muchos días creo que todavía recogemos los frutos de aquella semilla. De la gente que pasaba por esa casa y esa sala, muchos ya tocaban/ dibujaban/ escribían en fanzines/ hacían cosas, pero esos años, además, nos dimos cuenta de que éramos capaces de hacer mucho más. Y disfrutarlo. Les Aus siguieron haciendo conciertos cambia-vidas unos cuantos años, para luego seguir cada uno por su lado por el simple paso de los años.

Hoy escucho la reedición del disco de The Cheese editada por Galleta y descubro con sorpresa que la nostalgia también puede empoderarte un poco. Las canciones de the Cheese son un gusano temporal hasta la primera mitad de los 2000 y todo lo que aprendí de la gente que me crucé a su alrededor. The Cheese fueron Bob Dylan para mí. Los nombres pueden comprobarse: Eran Arnau y Mau, pero también Alex Pasternak, Veracruz, Las Dolores, Siria, Sergio, Sara, Germán y Olatz, Ensaladilla Rusa en la sala Magic, Simon, Radio Ciutat Vella, Marta…

Esta noche tocan Les Aus en la sala Be Good, acompañados por Sunny Graves, DJ Zero, Inaudibles y Vimaanika. Toda la info aquí del concierto en el evento de Facebook.

Escucha la reedición del disco de The Cheese en Bandcamp: