Tras destacar el año pasado la edición de la cinta Chium-Chium (OSR, 2016) el proyecto lo-fi de Cristina Plaza Daga Voladora compartía el año pasado en Bandcamp algunas de las canciones de su nueva referencia, Primer Segundo. Daga Voladora es la nueva aventura musical de la integrante de Clovis y Los Eterno, al que llega con las ideas claras de dar salida a su creatividad musical, prestándole especial atención a las letras y buscando un arco temático que va de lo personal a lo próximo a la naturaleza, tal y como ella misma nos explica en esta entrevista.

Su sorprendente Chium-Chium –algunas de sus claves puede leerse en la entrevista que le concedió a Quique Ramos para Noisey España- le supuso la entrada en la famila OSR Tapes, el personalísimo sello musical de Zach Phillips, recientemente clausurado, al que llegó movida por la “intención” de caer en el lugar correcto. Autora a su vez de podcast Misa de ocho, en el que recomienda algunas de sus canciones favoritas, ­­­Cristina Plaza comanda con canciones elegantes y delicadas las pequeñas grandes historias recogidas bajo su nombre artístico de Daga Voladora, convertida desde ya en la autora de nuestra cinta favorita del curso pasado, con permiso tal vez del Split firmado entre Magmadam y Anatomía Humana Desmontable.

Entrevista: R. IZQUIERDO | Fotografía de portada: DAGA VOLADORA

Hola Cristina. Primero de todo, muchas gracias por atenderme. Creo que las entrevistas por mail son un tanto frías, así que para empezar te preguntaré cómo estás. ¿Qué tal ha empezado el año?
Pues mira, ayer estaba merendando roscón y me tocó una sorpresa increíble… ¡Así que yo diría que el año ha empezado bastante bien!

El otro día trasteando en Bandcamp me topé con tu cinta. ¡Me encantaron las letras! ‘Vengo del sol’ es una canción que me emociona mucho. ¿Cuándo empezaste a escribir canciones? ¿Y qué importancia le das a las letras?
Yo diría que les doy mucha importancia, siempre se la he dado… hasta en Los Eterno, que es un grupo básicamente instrumental. Pero tengo que admitir que si me atrae una canción suele ser principalmente por la melodía y por la música, en principio, antes que por lo que diga la letra. Desde que empecé en Clovis estoy buscando lo que en literatura se llama “voz” (creo); decir las cosas como solo uno puede decirlas. Me acuerdo que con “Mundo” (una canción de Clovis) la gente se quedaba con lo del “rayo paralizador”. Era algo infantil, pero también me define un poco. Has mencionado “Vengo del sol”, que es una de las canciones de las que más satisfecha estoy a día de hoy. Cualquiera que me conozca bien sabe que eso de “necesito que me quieras / como no has querido a nadie” podría ser una de mis demandas clásicas. Y a la vez es algo que todo el mundo desea pero no se permite expresarlo – seguramente porque tampoco se permite admitirlo. Como soy un poco bruta, pues tiremos de ese hilo – al menos para hacer letras de canciones.

Hablando de letras, me flipa la de ‘Club de salvamento’. ¿Qué temáticas te gusta tratar en tus canciones?
No tengo una temática favorita, creo. El caso de ‘Club de Salvamento’ es bastante literal. Los bichos me dan asquete, pero más asco me da espachurrarlos, así que cuando aparece alguno, suelo pillarlos en un papel, o en un bote y los saco fuera de casa. He conocido a otras personas que hacen lo mismo, así que podríamos formar un club: el Club de Salvamento de la Araña Patilarga.

Me gusta mucho que se salte de canciones emotivas a temas más relacionados con la naturaleza, los juncos de ‘Fjäril’ o el ritual en la montaña de ‘Un pequeño ritual’. El hecho de que haya varias alusiones a la naturaleza, ¿se debe a algo en concreto?
Bueno, es que el nuevo disco, Primer Segundo, empecé a hacerlo mientras estaba visitando a mi hermana, que vive a las afueras de un pueblo, al lado de un río, con animales, vegetación alrededor, etc. Piensa que yo vivo en el centro de Madrid, donde no existe el silencio, así que allí me sentía como en otro planeta; uno maravilloso, tranquilo y lleno de cosas que me dejaban con la boca abierta constantemente. Me iba por ahí a dar un paseo y lo grababa todo: las campanas de la iglesia, los pájaros, los patos, mis pisadas en el bosque… jajaja, soy un poco flipada de la naturaleza, la verdad.

La letra de ‘Quise olvidarte’ es particularmente triste. ¿Cuánto hay de autobiográfico en las canciones más “emotivas”, por llamarlas de algún modo?
Se puede escribir a partir de lo que uno observa, pero diría que es preferible hablar de lo que uno conoce bien; es la manera de dar un punto de vista personal. Si no, acabas hablando de generalidades, caes en los tópicos… etc. Lo guay es que luego lo puedes transformar, porque “autobiográfico” no quiere decir, necesariamente, “literal”. Yo, el día que descubrí que puedes hablar del tema que quieras dándole la apariencia de una canción de amor… ¡eso fue el hallazgo del siglo para mí! En realidad da igual lo que digas mientras tú sepas de lo que estás hablando. Y puede funcionar como una terapia, claro que sí. Tengo cuatro o cinco canciones con las que me he quedado más a gusto que ná.

Cuando llegué al Bandcamp no sabía mucho de tu paso previo en Clovis y Los Eterno. Leí que con Clovis empezaste en el año 2000. ¿Qué es lo que más aprendiste entonces? Lo digo porque cuando te entrevistó Quique Ramos en Noisey explicabas que acabaste un tanto desencantada de aquella primera etapa. ¿Qué crees que le faltó al grupo para alargar su carrera?
A mí ahora ya no me importa tanto, pero entonces nos faltó que nos hicieran mucho más caso. O que el rollito del nuevo indie se hubiera puesto de moda un poco antes… no sé. También hubiera ayudado haber tenido un grupo estable: nada más sacar el segundo disco, Bajo La Influencia, nos quedamos sin nadie, luego sin sello, y luego sin ganas, claro. De todas maneras Clovis nunca se ha terminado, nunca dijimos “¡Hala, se acabó!”. Es solo que necesitábamos aparcarlo un rato, hacer yo unas cosas y Fino otras, para fortalecernos cada uno, pero puede que volvamos a hacer canciones juntos en el futuro. Estamos pegados las 24 horas… raro sería no hacer nada más.

Daga Voladora es de hecho la continuación natural de Gran Aparato Eléctrico, el proyecto que empezaste para tocar en solitario. ¿Cómo encaraste tu primer tramo en solitario como solista y compositora? ¿Sentiste algún tipo de presión al empezar sola?
No, ninguna presión. Sobre todo porque decidí que no iba a ser una cosa para tocar en directo, que es lo que más condiciona. Y además, necesitaba demostrarme a mí misma que podía hacer las cosas sola. Aprendí a usar el cuatro pistas, y empecé a trastear. ¿Qué pasó? Pues que me encantó grabar a mi bola, investigar en sonidos, tomar decisiones… etc. Y ess un problema, porque ahora no se me puede tocar nada ¿sabes? Me pongo insoportable ante la menor sugerencia externa. Ahora mismo, por ejemplo, hay un sello que quiere sacar “Primer Segundo” en formato físico; pues ya estamos a la gresca desde el segundo mensaje. A ver en qué queda la cosa.

Eso te iba a preguntar. Aunque has editado ahora en OSR Tapes me da a la sensación que el proyecto está totalmente autogestionado, algo que ya se daba en tu etapa en Clovis. Más allá del trabajo extra añadido que supone el llevar todo lo relacionado con el proyecto, ¿cantar e interpretar tus propios temas en solitario te ha llevado a sentirte más expuesta? ¿Te consideras una autora emocional?
Claro que me siento más expuesta, pero también más libre. Intento hacer solo lo que me apetece. También tomo decisiones poco acertadas, y me apresuro subiendo cosas a Bandcamp, y luego las quito y cambio no se qué… querer controlarlo todo es lo que tiene.

Tu primera cinta como DV contiene nueve temas. ¿Se quedaron muchos en el tintero? ¿Por qué los escogiste para compilar esta primera etapa?
Para la cinta de “Chiu-Chium” solo se quedó una canción fuera, y fue porque se me ocurrió cambiar a un ocho pistas y el cacharro se rompió, y nunca pude recuperar lo que había ido grabando allí. Lo que acabó en la cinta era lo que tenía, y además me parecía que formaba un conjunto coherente.

Ya has explicado en alguna ocasión como acabaste en OSR Tapes. ¿Qué debe tener un sello o un proyecto para llamar tu atención y querer involucrarte en él? ¿Qué es lo que más valoras de OSR?
De OSR me atrajo lo disparatado de su catálogo y sobre todo lo disparatado de Zach Phillips -el chico que lo llevaba- que desde el minuto uno mostró un entusiasmo por mis canciones que nadie, salvo mi novio, había mostrado hasta entonces. Cada dos meses me escribía “tía, tienes que hacer canciones” “¿Me dejarás oír algo? ¿Estás lista?” y entre medias, un montón de otras cosas que no sé definir; simplemente sentí que era el sitio para mí. Yo he conseguido escuchar cada vez más a mi intuición, y recomiendo a todo el mundo que haga lo mismo (que sigan SU intuición, no la mía).

Me gustaría saber qué lazos tienes con el sello. ¿Te has vinculado con algún grupo más allá del hecho de compartir escudería? ¿Le ves proyección internacional al proyecto?
Antes de sacar “Chiu-Chium”, hice un videoclip para Blanche Blanche Blanche, y participé en una recopilación de versiones de canciones de Chris Weisman. A Zach le conocí el año pasado en persona, y aunque ha decidido cerrar el sello y aparcar un poco el lio musical, seguiremos en contacto. Hace una semana recibí un paquete con discos y cintas de la hornada final y me dio una pena enorme, pero también sentí cierto orgullo de haber sido parte de ese sello – un sentimiento prácticamente inédito para mí. En cuanto a proyección… yo es que me proyecto bastante poco, la verdad. Algunos medios se han interesado, de Estados Unidos sobre todo. Aquí no se han enterado mucho, salvo cinco o seis individuos majísimos y con iniciativa que le han dado un poco de difusión y a los que les estoy muy agradecida. Y a pesar de todo la cinta está prácticamente agotada, así que por mí, todo bien.

Comentabas en Facebook que al grabar en un 4 pistas analógico el formato más consecuente era el que finalmente ha salido. ¿Eres consumidora de cassetes? ¿Alguna cinta que puedas recomendarnos?
Compro casetes, a veces por correo, pero casi siempre en conciertos; me las guardo en el bolsillo y no se me pierden si luego voy a un bar – ¡ir cargando con un LP es un rollo!-. Recomiendo la última casete de Christina Schneider, que se titula “Violence, etcetera”.

Y siguiendo con el cuatro pistas, ¿cuál es tu sistema de trabajo a la hora de grabar? ¿Das cancha a la improvisación o te gusta cerrar la estructura de las canciones cuando te centras en grabar?
Improviso un montón y muchas las construyo sobre la marcha, ya nunca hago maquetas. De todas formas para “Primer Segundo” he tenido que cambiar un poco porque como te dije antes, empecé a hacerlo fuera de casa y no tenía el cuatro pistas conmigo. Solo tenía el portátil, y no me quedó más remedio que usarlo a pesar de que no tengo tarjeta de sonido ni nada. Ha sido divertido juguetear un poco con efectos digitales, he aprendido un montón de cosas nuevas, pero creo que sigo prefiriendo lo analógico.

Preparando esta entrevista he sabido que tienes un podcast. ¿Cuándo empezaste con Misa de ocho? ¿Qué te gusta transmitir con el podcast?
Empecé el 1 de Febrero de 2014; descubrí una aplicación llamada Mixlr para hacer retransmisiones en directo y me pareció perfecto, porque por un lado, llevaba mucho tiempo queriendo hacer un programa de radio, y por otro, no me gusta dedicar mucho tiempo a la parte técnica. Así que el domingo que consigo juntar 10 o 12 canciones que NECESITO que los demás escuchen, ya sean nuevas o antiguas, conocidas y desconocidas, pues me conecto durante una hora y hago el programa en directo. Es como un fanzine; se hace para decirle al mundo “¡me encanta este grupo!” O “¡tenéis que leer este libro!” O “¡me enamoré de tal actor!” O también “¡vaya mierda de planeta!”… Nada más.

Yo también tengo un podcast, se llama 2000 Enemigos Mortales y entrevistamos a grupos que nos gustan, sobre todo del área de Barcelona ¿Cómo te gusta descubrir nuevos grupos? ¿Te gusta investigar por la red?
¡Siiií! En Mixcloud, que es donde subo luego los programas de Misa de Ocho; ahí sigo varias cuentas maravillosas que me descubren todas las semanas cosas que nunca había oído.

Voy acabando. ¿Alguna pregunta que quieras hacerme tú a mi?
Dinos, Rubén, ¿cuál es tu color favorito?
¡El azul!

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