¿Cuántas veces habremos dicho «me ha salido que ni a posta» después de ver un buen resultado que no estaba planeado? Pues eso mismo debieron de pensar los fotógrafos alemanes Anke Linz y Andreas Oettinger que firman sus escrupulosamente maravillosos trabajos como Bill and Hells. Se conocieron en 1986 en Munich, y trazaron su unión a través de la fascinación que ambos sentían por las fotografías freaks de Diane Arbus. Por JESSE OAKS

Cuenta su leyenda que un día paseando por un mercadillo, encontraron un lote de líquido revelador caducado y un rollo de papel y decidieron comprarlo. Con el lote en sus manos, se les ocurrió como experimento y divertimento, revelar litográficamente algunas de sus fotografías, y con el primer revelado, nació lo que hoy conocemos como su arte.

A pesar de ser fotógrafos de moda, no utilizan modelos ni conceptos de belleza al uso -de nuevo nos encontramos con nuevas definiciones de beldad-, sino que a menudo, fotografían maniquíes humanos desprovistos (aparentemente) de la alegría de vivir, sexualidad y/o sensualidad, y rasgos perfectos.  Casi cada una de sus fotografías desprende nostalgia, tristeza, introspección e incluso apatía envuelta en vivos colores y maravillosas texturas que realzan esa actitud-no-actitud que rebosan los retratados.

Muestra del arte llevado a cabo por Bill and Hells

De hecho, en alguna entrevista, llegaron a declarar que sus fotografías eran fiel reflejo de sí mismos; ya que, inevitablemente al conocer al modelo, reflejaban en él su estado de ánimo o las sensaciones que éste les producía y viceversa, produciendo como resultado, lo que ellos consideran sus autorretratos protagonizados por los demás.

Aunque es evidente que  los fotografiados proporcionan un porcentaje altísimo de esas dulces sensaciones de adormilamiento y nostalgia, quizá también se lo deban, aunque en menor proporción, a que sus texturas y colores recuerdan a las películas clásicas que eran coloreadas con la técnica del Technicolor de dos y tres colores, y por su puesto a su pequeña obsesión por los uniformes y vestimentas que pertenecieron a otro siglo; destacando por encima del resto de retratos, la multitud de enfermeras versionadas y mujeres asiáticas en diferentes papeles.

Los uniformes, una constante

En muchas de sus fotografías podemos (e incluso debemos) plantearnos si es una ilustración hiperrealista, ya que los colores y el grano que regala el revelado litográfico consigue ese efecto de confusión que descoloca. Y mucho.

Aunque su obra es comparada asiduamente con la de Diane Arbus, ellos citan también, otros referentes como Andy Warhol, Helmunt Newton o Robert Frank entre otros tantos. Y ciertamente, en sus tomas puedes apreciar que con el poquito que han cogido prestado de cada uno de estos artistas y un poquito de ellos mismos, han conseguido el collage perfecto.

Como siempre, si queréis ver más de la obra de este tándem podéis hacerlo aquí: http://www.billyundhells.de/