Intana – Intana (Satelite K, 2017)
Si el Primavera Club de 2016 contribuyó de manera evidente en la consolidación local de nombres como Museless o PAVVLA es más que probable que el testimonio en ese sentido lo tome este año Núria Moliner, nombre tras el que opera la vocalista y alma máter del proyecto musical INTANA. Definido como «la banda sonora para mañanas de paisajes agrestes y caminos polvorientos«, la delicada puesta en escena de INTANA se antoja ideal para días de crispación como los que nos toca vivir, una suerte de bálsamo que crece además en su solvente y sólida puesta en escena.
Presentado con honores en el Mercat de Música Viva de Vic, su disco de debut se reveló como una de las sorpresas amables del pasado Primavera Club, resultando su homónima primera referencia en formato físico una carta de presentación de lo más sólida, reforzada con el concurso sobre el escenario de Guillem Callejón (guitarras y teclados), Jordi Mestres (bajo y guitarras) y Ricard Parera (batería y percusiones).
Charlamos con ella poco después de la salida física de su nuevo trabajo, en debut de lo más potente que dejamos en escucha al final del texto.
TEXTO: R. IZQUIERDO | FOTOGRAFÍAS: LLUÍS TUDELA (cedidas por SATELITE K)
Hola Núria. Primero de todo, gracias por atendernos. Me gustaría empezar preguntándote por los orígenes musicales del proyecto. ¿Cuándo y cómo comienzas la aventura de Intana?
Hace dos años me encontré en un punto de inflexión, un momento de muchos cambios y mucha intensidad en todos los sentidos. De allí me salió la voluntad o más bien la necesidad de hacer muchas canciones para un proyecto nuevo y personal. Había estado tocando en otras bandas pero ahora era muy diferente, era la primera vez que me iba a mostrar tan vulnerable y transparente.
La presentación oficial del disco fue en el Mercat de la Música de Vic, tras haber pasado previamente por otras citas como la del Vida, donde dejaste muy buen sabor de boca. Creo que en ambos casos el sonido se ajustaba al marco del concierto. ¿Te sientes especialmente cómoda en algún tipo de escenario concreto?
Este último año hemos ido tocando y encontrando nuestro punto en los escenarios. Creo que tocamos muy a gusto en espacios que ayudan a crear la atmósfera de complicidad y intimidad que buscamos en las canciones. En este sentido nos sentimos muy cómodos tocando en la Jazz Cava para el Mercat de Música Viva de Vic. Pero lo bonito también es poder encontrar esta simbiosis en escenarios más grandes y por ejemplo el concierto que hicimos en el Vida Festival al aire libre, con el mar de fondo y en un ambiente festivo también fue fantástico.
En los directos te acompañan Guillem, Jordi y Ricard. ¿Participaron también en la grabación del álbum? ¿Qué diferencias ves entre ese formato y uno más acústico?
Des del principio tuve la suerte de encontrar a Guillem, Jordi y Ricard, que ya tocaban juntos en un proyecto instrumental precioso (Àrid). Con los temas y la guitarra bajo el brazo me presenté al piso de Guillem, que entonces era mi vecino, y empezamos a ensayar y ensayar para producir los temas todos juntos. Queríamos un disco cercano al directo, grabado tocando los cuatro a la vez y con la misma actitud que tenemos en el escenario. Creo que de alguna manera se nota cuando escuchas el disco, donde fluyen las dinámicas e incluso los tiempos, todo suena más cercano y menos plastificado.
Hace dos años me encontré en un punto de inflexión, un momento de muchos cambios y mucha intensidad en todos los sentidos. De allí me salió la voluntad o más bien la necesidad de hacer muchas canciones para un proyecto nuevo y personal
Siguiendo un poco con eso, ¿en el proceso creativo las concibes para un set acústico o trabajas ya pensando en el formato banda?
Sinceramente, creo que en ambas cosas. Cuando escribo un nuevo tema me dejo llevar, en la intimidad, y por un momento podría ser una “cantautora”. Pero enseguida empiezo a imaginar posibles arreglos o tonos, según lo que me sugiere el tema. Siempre he tocado en banda y es como disfruto más, así que me cuesta más imaginármelo de otra manera.
Leo en las notas: “un disco cautivador de pop acústico con toques de americana”. ¿Trabajaste con alguna influencia directa?
Me atrevería a decir que no. Intenté no pensar mucho en estilos o influencias para no condicionarnos. Lo bonito era que surgiese en el local de ensayo, tocando, sin pensar mucho, para que fuese más verdadero. Pero supongo que es imposible no tener influencias y todos somos una suma de referencias diversas. Por ejemplo los últimos meses antes de grabar el disco estuve escuchando mucho Emiliana Torrini, Sufjan Stevens, Fleet Foxes o lo último de Ferran Palau y El Petit de Cal Eril.
La presentación del proyecto llegaba con el sencillo ‘What if’, tema con el que llegaron comparaciones como la de Mazy Starr, imagino que de las más potentes que te han hecho . ¿Qué te llevó a escogerla como single?
“What if I told you what’s left unsaid, to be free?…” es la primera frase de What if y la primera frase del disco. Así es una forma de hacer una confesión des del principio y se anuncia lo que vendrá. La voluntad de decir lo que no he dicho, de enseñar lo que no se quiere enseñar, de mostrarme vulnerable. What if, y en general el disco, habla de dejarse llevar por la corriente, de estar bajo el agua, y entonces subir a coger aire y sentirse muy vivo cuando entra de golpe en los pulmones. Y al final desembocar en una costa entre las piedras, y descubrir que se está bastante bien allí. A lo mejor What if es también una contradicción, una contraposición de contrarios. Se quiere decir, pero no siempre se puede decir todo. Por todo esto me parecía una buena carta de presentación como single del disco, que también iría muy relacionado con el videoclip y el componente visual del álbum.
El otro single del lanzamiento fue ‘No vull saber’. La alternancia inglés | catalán es una constante en el disco. ¿Varía el tono vital según el idioma?
Honestamente, para mi escribir en catalán era un reto, porque nunca lo había hecho y da una sensación de respeto, como si te presentaras aún más desprotegida y sin filtros. Creo que precisamente cuando hice la canción de “No vull saber”, que parte de un poema que escribió mi abuela, me dio fuerza y me encontré a mi misma escribiendo temas en catalán.
¿Qué es lo que te hace escoger el idioma en cada uno de los temas?
Hasta ahora ha sido un proceso muy natural y no pensaba mucho en el idioma. Ahora, con un poco más de perspectiva, creo que todo forma parte de lo mismo, al final un idioma u otro no dejan de ser un canal, pero es cierto que en algunos casos un sentimiento me ha llevado más hacia uno que no hacia el otro.
En el disco cantas sobre pérdidas y perderse, retos y confesiones. ¿Lo consideras un disco autoreferencial? ¿Qué buscas a la hora de escribrir y componer canciones?
Creo que si, bueno, de alguna forma miro de encontrar mi canal para expresar lo que vivo y lo que me afecta, y estos últimos años vinieron muy muy cargados. Al final todos lo hacemos de una forma u otra, con nuestros mecanismos. He tenido la suerte que el mío pueda ser la música.
En esa búsqueda y pérdida imagino que hay mucho de exponerse. ¿Qué feedback te ha llegado del público? ¿Te ha sorprendido en alguna canción?
Me emociona cuando se crea complicidad con el público en un concierto, cuando me puedo recrear en alargar silencios o en romper los tiempos. Es entonces cuando siento que la gente ha entrado en el tema y eso me hace vivirlo de forma más real. Eso es un regalo, y estamos muy contentos y agradecidos.