Lidia Damunt tiene algo de decir. De hecho, unas cuantas cosas. Y ahora, más que nunca, el mundo debería oírlo. Telepatía, el nuevo álbum de Damunt, ha llegado para salvar 2017.

Lanzado recientemente por Tormina Records, sello creado por la propia Lidia Damunt, Telepatía es a la vez un disco viejo y nuevo, el resultado lógico que te da el paso del tiempo y la sabiduría. Los riffs de guitarra honestos y espaciados que se esperan de ella se colocan detrás de su voz, urgente y poderosa. Pero Telepatía ofrece letras más claras que las oníricas historias que encontrábamos en los álbumes anteriores. Es obvio que Damunt tiene un mensaje para entregarnos a todas.

El álbum encadena una variedad de temas ausentes en gran parte de la música indie/folk, por lo general heteronormativa y no heterogénea; ser lesbiana, ser mujer, estar profundamente enamorada de la música, ser valiente ante el patriarcado y una sociedad que muchas veces no celebra las diferencias. Musicalmente y líricamente impecable, cada canción se lee como una pequeña historia, protagonista de su propia pequeña revolución y revelación.

Júntese todo ello una guitarra con dedicada sinceridad y el resultado es un álbum como Telepatía. Uno de esos discos de amor a primera escucha; un soplo de aire fresco. Telepatía es sin duda uno de los mejores discos que saldrán este año y los que vendrán.

Shookdown tuvo el placer de hablar con Damunt acerca de Telepatía y otras premoniciones semejantes.

Una entrevista de SHAINA MACHLUS. Fotografía de portada: MARÍA G. DE LAMO. Fotografías adicionales: Tormina.

S: Hace años que haces música. ¿Sientes Telepatía como algo diferente? ¿Cuál ha sido la evolución musical que te trajo a este álbum?
L: Telepatía llega después de una temporada bastante larga sin hacer canciones. Es la primera vez que hago canciones propias desde «Vigila el Fuego» (2012), porque mi anterior trabajo («Gramola», 2014) fue un disco de versiones, así que para mí Telepatía es un disco muy especial. Siento que he cambiado mucho desde 2012, y mi forma de hacer canciones también ha cambiado un poco. Hace un año y medio me tuve que mudar al campo por motivos familiares. El aburrimiento que me producía era tan grande que me enganché al pop comercial como si fuera una droga dura: SIA, Lady Gaga, Rihanna, y un largo etcétera. Me subía en el coche y me ponía a conducir con la música a toda pastilla y eso me generó mucha inspiración para componer. También me recorría las carreteras con la bici de carreras, que me encanta.  De repente al coger la guitarra noté que tenía otro «approach». Y creo que ha sido algo muy bueno, para encontrar otro camino nuevo.  

¿Puedes describir tu proceso de composición?
Para mí, ponerme a hacer una canción, siempre empieza con la misma motivación: contar una historia. Primero suelo encontrar una la historia, que es la que me motiva a llevar adelante la canción. Para ello, a veces mezclo recuerdos con una sensación actual, o simplemente me inspiro en cómo me siento en ese momento, o mezclo fantasía y realidad.  Después cojo la guitarra y voy construyendo melodías, e intentando encajar ahí las palabras. En cierto modo, y aquí te respondo también a la pregunta anterior, mi forma de componer sí ha cambiado con el tiempo. Antes escribía el texto de la canción en un papel, y después, con la guitarra en la mano, iba haciendo la música. Ahora lo que hago es escribir sin apuntar nada. Es decir, voy lanzando y repitiendo frases mientras toco la guitarra, y voy editando así, de forma oral. Creo que es algo que se nota en Telepatía. Siento que música y letra están más compenetradas. Además, ya no tengo que ir cargando con un montón de papeles que se me pierden, lo llevo todo en la cabeza y en el teléfono.

¿Cuánto control tienes de tu música, escribiendo, grabando y produciendo? ¿Por qué esto es importante para ti?
Bueno, tengo el control total de todo. Es lo bueno de tener mi propio sello (Tormina Records). En el caso de Telepatía, tenía decidido que no iba a tener ningún productor. Quería grabar las canciones casi en directo y que se quedaran así, tal cual. Eso fue lo que le dije a Jose M. Rosillo antes de ir a grabar a su estudio. Pero eso es algo que siempre pienso y luego cambio de opinión. Ya en el estudio, Jose se animó a producir un poco y salieron cosas muy chulas. Eso me hizo darme cuenta de que hay que relajarse y confiar en los productores. Siempre pienso que me quieren robar la canción, o destrozarla, pero no: en realidad, un buen productor es tu mejor amigo. Sé que en el fondo es una obviedad, pero es que cuando acabo de hacer la canción me siento como una madre controladora de esas que no quieren soltar al bebé un segundo y no se fían de nadie. Por suerte ya no pienso así. Es lo bueno de la vida, te da tiempo a cambiar de opinión, a veces para bien.

En Telepatía hablas acerca de tu relación con tu guitarra. ¿Cómo comenzó?
Pues ya desde pequeña me atraía mucho la guitarra como instrumento. También me gustaba mucho el piano. En mi casa había una guitarra española y yo solía cogerla y hacer como si supiera tocarla, y me inventaba canciones. Piensa que de pequeña me aburría mucho. Éramos cinco hermanos creciendo en un pueblo fantasmal (La Manga del Mar Menor) sin más que hacer que deambular por la casa. Cuando tenía 12 años me compraron mi primera guitarra eléctrica y un pequeño amplificador. Siempre fui autodidacta (no por elección sino porque no había otra opción), así que siempre pensé que no sabía tocar muy bien, porque tampoco nadie me había escuchado. Y así he seguido, con la guitarra cerca toda mi vida. Siempre ha sido mi forma de expresión, algo que me ha dado seguridad en mi misma también, cuando era más joven. El tener «eso» era como mis súper poderes secretos. Llegar a casa y ponerme con mi guitarra y descubrir notas nuevas.

Hablas de tu ella como un arma en la canción «Mi Guitarra». ¿Puedes explicar cómo usas la música como arma?
Una canción como “La Caja” para mí si es un poco como un arma. En el sentido de que me posiciono sobre un tema y disparo lo que pienso de una forma muy directa, a la cara.

¡Es mi canción preferida!  «La Caja» se siente como un himno folk para la cultura queer (o puede que solo yo lo vea así, no lo sé).
Puede que la imagen de “romper la caja” lo puedas estar interpretando como una forma de salir de esa cosa binaria, de hombre, mujer… Y te hace pensar en el tema queer. Entiendo que puedas llegar ahí. Yo, al hacer la canción, en realidad estaba pensando en otro tema: la prostitución. Quise posicionarme en el abolicionismo. Y la canción habla un poco de eso, y de como yo pienso que algo importante para acabar con el patriarcado sería abolir la prostitución.

¿Puedes hablar de la inspiración para esta canción?
Soy consciente de muchas feministas no opinan como yo, pero por eso mismo, me apetecía ser muy clara. Quizás porque creo que es como mejor sé expresarme.  Es algo que  he hablado varias veces con amigas y amigos que no pensaban como yo, y al final acababa la conversación y yo no conseguía expresar mi posición en ese tema, y eso era frustrante para mí. Y al final pensé, voy a hacer una canción sobre esto, y así le explico a todo el mundo lo que pienso. Y sé que es un poco raro, pero a veces me resulta más fácil expresarme así, y me resulta más fácil pensar así sobre algo. Por ejemplo la historia de «Bolleras como tú», fue cuando me senté a «contarle al mundo» esa historia, y me puse a sintetizarla en mi cabeza, cuando llegué a analizarla y entenderla bien.

De «Bolleras Como Tú» quería hablarte de la palabra «bollera». Es una de esas palabras difíciles que se pueden utilizar fácilmente de una mala manera. Tal y como lo veo yo, significa algo diferente dependiendo de quién usa la palabra. ¿Estás de acuerdo?
Entiendo lo que dices, y supongo que para mucha gente que viva más inmersa en un contexto heterosexual la palabra bollera les suena fatal, como un insulto. Para mí es una palabra bonita. Es la palabra que uso en vez de “lesbiana”. Mis amigas y amigos la usan. No sé, es parte de mi mundo. Aunque a otros le suene mal, creo que es importante sacar estas palabras al mundo en general, para que los oídos de la gente se acostumbren, y al final la gente dirá  “bollera” sin levantar una ceja igual que dicen “sofá”. Pero sobre todo empleé la palabra «bollera» en esa canción porque esta protagonista de la canción es una bollera con todas las de la ley, con todas sus letras, el epítome del bollerismo. Y no le puedo decir lesbiana o cualquier otra cosa porque hubiera sido hacerle un feo a esta persona.

Cuando era pequeña y empecé a sentir que me gustaban las chicas sólo pensaba que vaya suerte, porque mi máximo agobio era enrrollarme con un chico y quedarme embarazada. Así que pensé que ser bollera era un regalo de dios

¿La cultura queer y ser queer tiene influencia en tu música?
Me considero mujer feminista y lesbiana. Puedo decir que ser bollera por supuesto ha influenciado mi música. Y también ha influenciado mi forma de escuchar la música, qué escucho y qué no.

¿Alguna vez has sentido miedo de cantar acerca de la sexualidad, las ideas sobre el género o cultura, etc. por el hecho de que sean diferentes de lo que muchas personas dicen que es «normal»?
No, nunca me ha dado miedo expresarme siendo lesbiana. Cuando era pequeña y empecé a sentir que me gustaban las chicas sólo pensaba que vaya suerte, porque mi máximo agobio era enrrollarme con un chico y quedarme embarazada. Así que pensé que ser bollera era un regalo de dios

Has vivido en Suecia por algún tiempo, ¿qué diferencias has notado en la escena musical y / o social allí? ¿Has encontrado que las diferentes escenas de música sean patriarcales o dominadas por hombres?
A ver. Yo tengo dos hijas pequeñas, de 2 y 4 años, y me dedico en exclusiva a la música y al cuidado de mis hijas. Eso hace que no pueda estar muy involucrada en lo que es «la escena» musical de Suecia, y tampoco estoy muy involucrada en la escena española. Voy a conciertos cuando puedo, y con Arre! Arre! he tocado bastante, pero mis impresiones acerca de la escena son seguramente muy parciales y fragmentadas. No es como cuando vivía en Madrid en 2008 y tocaba e iba a conciertos casi a diario, entonces si me hubieras preguntado por la escena podría hablar con más propiedad. De todas formas  pienso que las escenas musicales reflejan la cultura y la sociedad del país. Así, en principio, igual puedo decir que la escena sueca me parece un pelín menos machista. Un pelín. Pero por otra parte veo la escena española más espontánea, más heterogénea y menos obsesionada con la imagen. En Suecia si que pienso que la gente es un poco más feminista, pero a la vez noto una obsesión con la perfección de la imagen personal que a veces me recuerda al país de los caballos en Los Viajes de Gulliver. Por otra parte, llevo ocho años fuera de España, así que igual no estoy acertando con las comparaciones. En el tema de los festivales, en Suecia por ejemplo sí se habla mucho ahora de si tocan artistas o bandas de hombres o de mujeres. Se habla bastante de esto. Pienso que, por supuesto, si la escena musical de un país está altamente dominada por hombres, es un rollo para las chicas que quieran empezar en la música, eso no anima, desde luego, porque si no al final esto acaba siendo un «boys club». A veces he pensado también que se apoya mucho (en general, en todas partes) a las propuestas de mujeres solistas, al rollo folk o de música más suave, pero que no se acepta realmente a las mujeres que hacen música más cañera, hay muy poca visibilidad y apoyo a este tipo de artistas. Como que sí se permite a las mujeres ocupar un espacio dentro de la escena, pero tiene que ser haciendo algo que tradicionalmente se asocie más a la idea de «música de chicas».

¿Cómo te ha afectado eso, a ti y a tu música?
Siempre he sido una tía un poco solitaria, es un defecto que tengo. Supongo que me viene de  pasar tantas horas con la guitarra en mi habitación. Al final, eso tiene muchas desventajas pero una gran ventaja, que es que siempre he ido haciendo mi camino, y creo que no me ha influido tanto la escena musical que me rodeaba. Quiero decir, que muchas veces he sentido que no me identificaba nada con esa escena musical que me rodeaba, pero a la vez encontraba cosas que me gustaban. Por ejemplo, mi primer grupo Hello Cuca, lo formamos en 1997 si no recuerdo mal. Pues por entonces no había ningún grupo alrededor que hiciera lo que hacíamos. Seguíamos a grupos del movimiento riot grrrl y a través del correo, los fanzines, los pen pals y el internet, e intentábamos crear o encontrar ese contexto a nuestro alrededor que tanto nos gustaba. Luego íbamos a tocar a Murcia y chocábamos con la realidad. Pero no nos importaba, era lo que había, y siempre había gente entre el público que realmente disfrutaba.

¿Crees que esto afecta a la gente que toca y escucha música? ¿Cómo? ¿Cómo podemos combatir esto?
Pienso que cuando la sociedad sea más feminista, la escena musical también lo será. La «escena» al fin y al cabo, está hecha de personas. También faltan cosas más concretas, como más presencia femenina en los festivales, más mujeres en las portadas de las revistas de música, más visibilidad de grupos de punk de mujeres. También me parece importante que cuando los periodistas entrevistan a mujeres que hacen música, les pregunten por la música, no sólo preguntas tipo «os habéis sentido discriminadas en el mundo de la música?». A veces los periodistas se olvidan de que una artista al fin y al cabo ha venido a hablar de su obra. Me refiero a que a mí por ejemplo hay medios que nunca me han entrevistado. De repente hacen su reportaje anual de «machismo en la escena musical» y me mandan un cuestionario repleto de preguntas sobre mujeres y música. Pero luego hago un disco y no me hacen ningún caso. Por eso a veces me canso y no les respondo, porque al final, a pesar de sus buenas intenciones, caen en el error de «victimizar» a las artistas.

Escuchando tu música, tus letras son claramente evidentes. Entre la fuerza y ​​el tono de tu voz y la claridad que entregan tus palabras, es evidente que tienes algo que decirle al mundo.
Me gusta cantar fuerte, soy un poco gritona. La verdad es que con los años he aprendido que hay que aflojar un poco también, y que haya silencios, y la dinámica y todo eso. Pero supongo que llevo el “punk” ahí dentro y siempre soy un poco bruta.

¿Qué esperas que comunique este álbum?
Telepatía surge tras un periodo de aislamento, de incomunicación. Es como si se quitara una presa y empezara a correr todo el agua. Hay elementos e historias que pueden conectar con mucha gente. Para mí misma supone una especie de autoretrato, y a la vez siento que he retratado a muchas personas que han pasado por mi vida. El simple hecho de escuchar una canción y que te enganche con algo, de forma emocional, eso es para mí lo chulo de la música. Telepatía es un disco muy emo en ese sentido.

Y en fin, ¿Cuáles son algunas de tus inspiraciones musicales favoritas en este momento?
Javiera Mena, La Luz, Beach House, Solange.

Perfecto y completo. ¡Siempre es inteligente a terminar con la reina Solange!

Escucha Telepatía de Lidia Damunt en Bandcamp: