Fotografía extraída de www.marinaherlop.com

Marina Herlop – Nanook (Instrumental, 2016)

¿Será Marina Herlop uno de los nombres de la temporada? Su fichaje por Instrumental, el nuevo sello de James Rhodes, su cautivador directo y las confirmaciones que poco a poco van cayendo así lo insinúan. El pasado sábado pudimos verla en la fiesta de la Santa Espina junto a nombres como Les Creuet o Les Sueques  y este fin de semana podremos disfrutarla en La Casa Gran, festival coorganizado por Famèlic Records y Sala Apolo, del que hoy mismo sorteamos dos entradas dobles en Facebook. Aprovechamos ese buen momento para charlar con ella sobre las novedades relativas a su carrera discográfica, espléndidamente introducida de hecho en la página web del propio James Rhodes.

ENTREVISTA: RUBÉN IZQUIERDO | FOTOGRAFÍA DE PORTADA: WWW.MARINAHERLOP.COM

Creo que al margen de tu proyecto musical estudias en el Conservatorio de Badalona. ¿Cuándo empezaste a trabajar en tu proyecto personal? Pasar por el conservatorio, ¿ha sido clave para desarrollarlo?
Mi primera toma de contacto con el proceso compositivo fue hacia finales de 2013, tras la disolución del anterior grupo en el que estaba. Quería volver a formar parte de un proyecto musical pero de aquéllas me sentía muy poco preparada a nivel técnico y creativo para formar uno (y aún menos en solitario), así que iba componiendo muy de vez en cuando y sin un propósito nítido. Lo que ocupaba mi tiempo era el estudio de piezas clásicas (acababa de retomar los estudios musicales después de años tocando poquísimo), y dos años después entré en el Conservatorio de Badalona. Estudiar allí está siendo efectivamente clave en mi despegue como músico, a casi todos los niveles: mejora de la técnica, interiorización de las armonías de las piezas que voy estudiando, relativización y gestión del miedo a tocar en público, visión de lo que significa ser músico y lo que es la música, voluntad de interpretar las canciones con el máximo rigor… Bueno, es que podría extenderme mucho. 

El hecho de haber estudiado de muy joven, parar y retomarlo tiempo después no sé si ha servido para retomarlo fijando las prioridades. ¿Qué te impulsó a retomar tu rol de pianista? ¿Empezaste de 0 las composiciones de Nanook en esta nueva etapa?
Sí, no había compuesto nada hasta que retomé el piano, a los veinte años. Esto fue en segundo de carrera, en enero de 2013 vi muy claro que lo que estaba estudiando no me iba a realizar profesionalmente. Hacía tiempo que había estado relegando los estudios musicales para cuando tuviera más tiempo, pero como siempre no se trata de esperar a tener más tiempo sino de recalcular las prioridades. Siempre que iba a conciertos pensaba que yo también quería tocar, que tocar era lo mejor que uno podía hacer, y fui encontrando el tiempo para aprender. Al principio inevitablemente seguía tratando a la música como una ‘actividad extraescolar’, era lo que más me apetecía pero sólo tocaba cuando tenía terminada la faena de la universidad, sin embargo la música fue ganando espacio progresivamente, cada vez había más partituras en mi carpeta, y ahora es lo único que hago.

Siempre que iba a conciertos pensaba que yo también quería tocar, que tocar era lo mejor que uno podía hacer, y fui encontrando el tiempo para aprender

En la entrevista que te realizaron en Enderrock el texto arrancaba con un “Marina Herlop es antes pianista que cantante”. Quería preguntarte por este segundo rol.
Me considero más pianista que cantante porque he estado muchas más horas tocando que cantando, creo que podría enseñar a alguien a tocar un poco pero me costaría mucho darle indicaciones para que cantara correctamente, he empezado a recibir clases de canto hace solamente un año. El canto también requiere de una técnica específica, tan infinita como la pianística y que a veces se subestima porque todos llevamos el instrumento vocal incorporado y podemos cantar intuitivamente. De hecho, en este disco no me he entretenido demasiado en la voz, el piano pesa mucho más, aunque la voz se ponga siempre por delante porque lleva la melodía. Generalmente la voz la pongo al final, cuando la parte de piano ya está terminada, y voy mucho más rápido que con las armonías.   

¿Qué puedes contarnos de tu proceso de escritura?
Con proceso de escritura no sé si te refieres a las letras de las canciones. Soy mucho más consciente de cómo escribo que de cómo compongo, y mucho más puntillista al hacerlo, porque también he escrito mucho más de lo que he compuesto. Hasta ahora escritura y composición han sido dos mundos inmiscibles para mí, y siento pereza o reticencia a construir puentes entre ellos. Además, hacerlo significaría dotar a la música de un concepto extramusical, y no estoy nada segura de querer hacer eso. 

Una de las noticias más importantes de tu discografía ha sido el fichaje por Instrumental, lo que imagino que le dará un nuevo recorrido vital a Nanook. ¿Qué supone para ti inaugurar el nuevo sello Instrumental Records de James Rhodes? ¿Cómo entráis en contacto?
Entramos en contacto porque leí su libro y le mandé la demo del disco por email, tal como había hecho con otras discográficas. Me contestaron e iniciamos un ping-pong de correos electrónicos en los que me iban pidiendo información, hasta que el pasado octubre quedamos en Bilbao y formalizamos en proceso de contratación para su discográfica. Viví todo el proceso de forma muy visceral, pasé bastantes nervios y mucha alegría: el hecho de que una figura pública totalmente ajena a mi círculo se interesara por mi música fue una gran espuela. No obstante, también me ha hecho reflexionar mucho sobre el hecho de que darle proyección a tu música a veces va en detrimento de la propia música o entra en conflicto con ella. Parece que es difícil ser músico profesional y que tu música quede intacta. Es casi como si tuvieras que escoger entre una de las dos.

Marina Herlop, en una imagen promocional | Pol Rebaque

Parece que es difícil ser músico profesional y que tu música quede intacta. Es casi como si tuvieras que escoger entre una de las dos.

En tu página web se rescatan las notas de James Rhodes con las que presenta brevemente tu sonido, y el impacto que le generó Nanook. Llegados a este punto, ¿qué incidencia crees que tendrá en tu carrera Nanook?
Para mí, el valor de Nanook radica más en lo que ha significado en mi vida que en su calidad musical. Creo que puedo mejorar a nivel compositivo y técnico pero dudo que llegue a tenerle tanto cariño a algún álbum como el que le tengo a este. Lo conservaré como un recuerdo muy bonito, el estímulo auditivo ligado a este periodo concreto de mi vida.  No sé si con este disco me consagraré como músico en el panorama local, no lo creo, pero a mí me ha servido mucho para resolver cuestiones pendientes, para embalsamar un poco mi autoestima y para tener una primera toma de contacto con lo que significa ser músico. Ahora tengo bastante claro lo que quiero hacer en un futuro a corto plazo y muy claro lo que no quiero hacer nunca.

De hecho, no sé si el fichar por un sello internacional como Instrumental hará variar tus planes inmediatos de futuro, pero sí quería preguntarte por la proyección que esperas darle al proyecto. Este año por ejemplo pudimos verte en el paraninfo de la UB. ¿En qué tipo de salas te ves más cómoda para interpretar tus canciones?
Más que del espacio, mi comodidad depende de la actitud de los que lo ocupan. Desde el escenario se percibe mucho si la gente está escuchándote y si les estás transmitiendo algo. Esto suele pasar cuando tocas en una sala, pero también he tenido conciertos al aire libre donde he notado mucha predisposición por parte del público, o viceversa. En salas pequeñas suele crearse un clima más íntimo, pero en el paraninfo también tuve esa sensación… Aún no he hecho tantos conciertos como para estar segura de si el espacio tiene mucho que ver. 

El año pasado tocaste en el Formes Diverses de Vida que montan los amigos de Boira Discos y este año actúas en la Casa Gran de Famèlic o en La Santa Espina. Imagino que, habiendo iniciado el proyecto de un modo totalmente autogestionado participar en festivales o muestras de este tipo supone una experiencia muy grata.
Claro, me hace mucha ilusión que mi proyecto llegue a oídos de programadores y que cuenten conmigo, si a ellos les apetece escucharme a mí me apetece tocar. Además en los festivales te codeas con otros músicos, te viene a ver gente que de otra forma no hubiera venido y tienes la sensación de que tu directo es un episodio de algo más grande.

A nivel escénico no sé si te resultó complicado de entrada subir sola al escenario, por aquello del cambio de dinámica respecto a un proyecto anterior. Respecto a tu paso por Viva Vladimir, en donde compartías dinámica de grupo, ¿con qué diferencias se plantea el set de directo?
Lo he llegado a pasar muy mal por tener que tocar en público, especialmente en el conservatorio. Mirar las partituras antes de salir y pensar ‘no sé por qué diablos estoy haciendo esto’. Y esto no creo que tenga tanto que ver con el hecho de salir sola o acompañada, sino con esta sensación de que controlas lo que estás a punto de hacer, de si está por encima de tus capacidades. Es curioso cómo esta sensación puede tener tanta repercusión somática.  Lo mejor de hacer un directo sola es que la libertad es máxima (a nivel de tempo, de dinámicas, de setlist…)  y lo peor es que antes de elegir todo esto me surgen muchísimas dudas que tengo que resolver sola, o que toda la alegría o frustración te la quedas para ti. 

Siguiendo un poco con eso, ¿qué importancia le das a lo visual en tu obra? Tanto a nivel de vídeo como audiovisuales o fotografías, ¿lo consideras un complemento a lo que transmites cómo compositora?
De momento no. En primer lugar porque creo que de saque la música ya está saturada de otros estímulos (fotos, puesta en escena, personalidad del músico, presentación en redes sociales…) y también porque en la música que he hecho hasta ahora no hay ninguna voluntad descriptiva. Bastante gente me ha dicho que le vienen imágenes a la mente, que funcionaría muy bien en el cine, y no lo descarto, pero hasta ahora el vínculo música-imagen no ha estado ahí durante el proceso compositivo, por lo tanto me parecería algo arbitrario asociarle un mundo visual a posteriori. No obstante estamos preparando un videoclip para una de las canciones, me sugirieron la idea y me pareció que va muy de la mano de la música.

Imagino que tiene que ser impactante firmar para el sello de un nombre con tanto peso específico con un primer trabajo. Cuando preparabas tus primeras canciones, ¿qué salidas esperabas darle al disco?
Cuando retomé la música no podía generar expectativas ni visualizar objetivos porque no sabía cómo iba a responder a la reanudación de los estudios musicales. No sabía si me quedaría estancada a nivel técnico o si era cuestión de tiempo, no sabía si llegaría a tener un nivel decente, ni si sería capaz de gestionar los nervios en público, de afinar bien… los primeros años estuve tocando a la sombra sin tener ni idea de qué iba a pasar. 

¿Y qué es lo que te llevó a la edición en primera instancia?
Mi idea con las canciones era volver a tocar en público: ésa era la finalidad última, recuperar las sensaciones que había tenido con VivaVladimir. El proceso de composición y el de grabación los veía casi como un trámite para poder interpretar los temas, cosa que ahora veo de forma muy distinta. Supongo que me veía tocando por bares de Barcelona, o en festivales del tipo Hoteler… es que no sabía si lo que había hecho era muy friki ni a qué tipo de gente le iba a interesar. Cuando me pasaron el álbum masterizado no sabía muy bien qué hacer con él, se lo pasé a mis amigos y profesores para tener un poco de feedback, me dijeron que lo mandara a discográficas y les hice caso. 

Después del concierto del sábado podremos verte también en La Casa Gran coorganizada por Apolo y Famèlic. ¿Sensaciones de participar en la tercera edición del festival?
Me apetece mucho, conozco a los chicos de Famèlic de vista desde hace años y a algunos de los músicos. Será un festival en el que habrá mucha gente conocida y amigos y eso es lo que me hace más ilusión. 

Un tópico para acabar. ¿Planes inmediatos de futuro?
Necesito reducir estímulos y parar unos días, vivo con la permanente sensación de llevar un ritmo muy acelerado y mi cuerpo me está dando señales de que se está hartando. Si todo va bien, este verano me llevaré el teclado a algún sitio donde solo esté yo y haré todo el trabajo que me queda para acabar el próximo disco, que es mucho.

Escucha Nanook de Marina Herlop en Spotify: