El sábado 16, coincidiendo con la presentación de nuestro sexto y último Underzine Ronnie E. presentará los temas que dan forma al EP de presentación de Randomness, proyecto electrónico que debutó a finales de 2015 en La [2] de Apolo y que visita ahora la sala Sidecar en compañía de Siesta! y Ville Rowland. Hablamos con Ronnie sobre las motivaciones que le han llevado a dar forma este proyecto, y las influencias que han servido de base para allanar el camino hasta Sunset. Entrevista de Rubén Izquierdo, publicada originalmente en Shook Down Underzine vol. 5. Más información sobre el concierto del día 16 en Facebook y en la web de Sidecar.

10269133_1148499821849134_3610408961992856789_oAcabas de presentar las primeras canciones de Randomness, y si algo ha llamado la atención es la evocación que hacen a la electrónica de los ochenta y noventa. ¿De dónde te viene esa afición
Randomness nació, sin ni siquiera yo saberlo, a mediados de los noventa. Desde muy pequeño he estado vinculado a la música. Mi hermana trabajó desde finales de los ochenta hasta principios de los noventa en el mayorista más importante de CASIO para España, y eso me permitió jugar desde muy pequeño con muchos teclados electrónicos de la marca —algunos que incluso nunca llegaron a venderse masivamente, yo los tenía en casa como un juguete más—.  Me pasaba horas y horas delante del ordenador creando nuevos temas. Estuve como tres años sin parar, hasta que la fiebre del tecno de la época se fue calmando y yo a su vez lo fui dejando poco a poco. No se me ocurrió hacer una banda o mover mi música: por aquel entonces todo eso era un simple juego. Randomness es recuperar todas aquellas canciones inéditas adaptándolas a la actualidad, y cerrar el círculo de aquella historia que comencé por pura diversión.

¿De dónde surge el nombre de Randomness?
La historia viene de muchas conversaciones con Jenny Suk y Víktor (De Miután) que discutían sobre la aleatoriedad de los eventos de la realidad descrita por Nassim Nicholas Taleb en uno de sus libros: The Black Swan. La teoría apunta a que muchos de los acontecimientos que nos suceden son totalmente aleatorios e incontrolables, pero los humanos tendemos a darles siempre un sentido, una explicación causal a posteriori como si realmente esos eventos pudieran haber sido predichos y esperados. En broma cuando nos pasaba algo decíamos “Random!” y de ahí acabó en Randomness.

¿Y cuándo te animas a crear el proyecto?
En los últimos trabajos con Esponja ya nos estábamos desviando hacia la electrónica, pero como en cualquier banda en la que colaboran en la composición todos sus integrantes el resultado final es la mezcla de la creatividad común. Tenía la espina clavada de no haber creado nunca un proyecto desde cero siendo yo el único responsable de la obra, como cuando era un adolescente. Además, siéndote sincero, el panorama
indie ha cambiado mucho y con Randomness he encontrado de nuevo la motivación para componer y producir música.

Es un EP en el que las colaboraciones juegan un papel importante. ¿Nos las puedes presentar?
En todos los temas de Randomness estoy colaborando intensamente con Jenny Suk, ella se encarga de crear las melodías principales y las letras. Concretamente en este tema le sugerí un estribillo muy sencillo y ella desarrolló genialmente el resto de canción; resulta vital para Randomness, le da sentido a todo. El estribillo lo canta ella junto a Andrea Guilera, cantante profesional residente en Menorca: es un verdadero placer colaborar con personas tan apasionadas con la música.

¿Y en Apocalypse?
En este caso la voz principal es de Nicolás Gomila —cantante profesional también residente en Menorca— y toda la sección de coros queda a cargo de Andrea. Es espectacular trabajar con ellos. Hubo ciertas partes de la canción que se tuvieron que componer in situ y a contrarreloj, y consiguieron plasmar sin ningún tipo de dificultad todas nuestras sugerencias. Otras partes del tema son improvisaciones de Nico que se acabaron quedando. Han llevado las canciones más allá de lo que nos podíamos imaginar.

En Randomness se evoca la música electrónica de los 80 y 90. ¿Es intencionado?
La música de esa época me evoca muchísimos recuerdos de mi infancia. En aquellos años  se valoraban mucho las melodías pegadizas; compositivamente hablando, aquella época fue maravillosa.

En ocasiones la música parece la banda sonora de algún videojuego de los 80. Pienso en Target Renegado sorbe todo. ¿A qué videojuego te hubiese gustado ponerle la bso?
Te cambio la pregunta: ¿De qué BSO de videojuego te hubiera gustado ser el creador? Street Fighter II: Yōko Shimomura. Es la gran obra.

Una vez me explicaste que tienes una gran biblioteca de música electrónica guardada desde hace años. ¿En qué consiste todo aquello?
En mi adolescencia, aquellos teclados CASIO que te comentaba al principio ya se habían convertido en vintage, y en Barcelona estaba pegando muy fuerte la música tecno. Todos mis amigos la escuchaban, de modo que comencé a investigar cómo demonios se hacían esas composiciones: fue entonces cuando descubrí en una revista de música electrónica de la época el Scream Tracker. Era un programa basado en MS-DOS que te permitía escribir canciones basándose en librerías de samples incluidas en la revista, nada que ver con los softwares actuales. Necesitaba un ordenador y mis padres (como muchos de aquella época) me compraron un Intel 486 con 4 Mb de RAM con una tarjeta de audio muy simple. No teníamos ni idea, no había internet, con lo que las posibilidades de éxito para elegir una buena máquina eran remotas. El caso es que Scream Tracker apenas necesitaba recursos para trabajar y con las librerías que obtenía de las revistas tenía más que suficiente. Al principio me puse a imitar las estructuras y melodías de las canciones tecno del momento. En realidad nunca antes había hecho una canción en sí —me refiero a hacer un tema con intro, estribillo, verso, etcétera—. Imitaba cualquier tipo de melodía de cualquier estilo con el objetivo de hacerla lo más bailable posible (con los recursos limitados que tenía, claro): casi llegué a los cien temas en cuatro años, entre piezas completas e ideas sin terminar.

La incidencia de esa biblioteca se notó ya en Esponja, sobre todo en la fase final que comentabas.
Te sorprenderías si escucharas las ideas originales: canciones como “No cuentas nada”, “Voom” o “HIH” vienen del tecno más siniestro y pastillero de los noventa. Cuando ensayábamos llevaba las estructuras y ruedas de acordes y en pocos minutos las convertíamos en canciones punk ochenteras. Era muy divertido y hemos adaptado muchas ideas de aquella época a nuestro repertorio actual, pero ojo, suenan como suenan gracias a Jenny, Dani y Óscar: ese es el verdadero sonido Esponja.

Recientemente me comentaste que la música electrónica te interesaba cada vez más, en contraste con el indie. ¿En qué crees que se apoya el auge o mejor estado de salud de la música electrónica respecto al indie, etiqueta que, por cierto, me da bastante pereza?
Como bien sabes el panorama indie es muy “especial”, pienso que la música electrónica es en esencia mucho más democrática: hoy en día cualquiera puede hacerla. Actualmente disponemos de muchísimas herramientas para hacer canciones, hardware, librerías disponibles en internet… hasta con tu móvil puedes hacer temazos. Además, el público que consume este tipo de música es infinitamente mayor y abarca a casi cualquier clase de nuestra sociedad. Puedes encontrar bandas totalmente independientes, hasta la música comercial más esponsorizada; en este aspecto pienso que la electrónica ha sido honesta desde el principio. Pienso que el indie quizá es más endogámico y le cuesta regenerarse en esencia —no en bandas, que aparecen y desaparecen por cientos cada temporada—, y me da la sensación de que la escena forma un círculo demasiado cerrado, con tendencias muy claras. Cuando comencé con Esponja estaba convencido de que ser músico independiente era en cierta forma una lucha artística contra lo impuesto por la música comercial, por la mercantilización de la cultura. Desde que uno se da cuenta que hay bandas “indies” cuyas giras son patrocinadas por marcas de ropa (y encima, después de haber vendido tu alma al diablo no lo petas) es hora de probar otras cosas y dejarse de cabreos adolescentes.

En directo hasta la fecha Randomness se ha dejado ver poco. ¿En qué consiste la puesta de largo?
Este es mi mayor desafío, para presentar el proyecto en teoría voy a estar solo en el escenario con lo que voy a realizar un directo que combinará la interpretación de los temas con mis teclados mientras los remezclo. Todavía no lo puedo confirmar pero es posible que alguno de los colaboradores del EP pueda interpretar los temas también en directo, eso sería muy bonito pero para los primeros conciertos va a ser un poco complicado. Ahora estamos trabajando para tener  un set de temas de aproximadamente unos 60 minutos, como hasta ahora, colaborando con Jenny Suk en las melodías y letras y con las estupendas voces de las que he podido disponer. Más allá no tengo ni la más remota idea, como todo es random, voy a tratar de centrarme en la mera diversión.

Ya acabo. ¿Qué influencias tiene el proyecto?
Te mentiría si te nombro una u otra banda/artista; siempre robo de todo lo que escucho, incluso si no es pura electrónica. Sí te puedo dar una referencia que siempre ha estado ahí, recurso fácil pero no por ello menos cierto: Jean Michel Jarre para mí supuso un cambio radical en mi forma de experimentar la música.

Escucha las dos primeras canciones de Randomness en Bandcamp: