En el tránsito de su intimista carta de presentación ‘Night Thoughts’ (Sones, 2016) a ‘Kill a Feeling’ (Great Canyon Records, 2019) Carla Serrat, alma mater y principal impulsora del proyecto musical CARLA, ha experimentado cambios que van más allá del sonido. Lo ha hecho alcanzando una paleta cromática más luminosa y más bailable, en el que la introspección y el misterio dejan sitio a la electrónica y al baile. Para ello no ha dudado en abocar su sonido a posiciones decididamente vitalistas, un decidido un contraste consciente hacia lo pop, en un vuelco que va de la oscuridad latente de su sólida carta de presentación a la apertura vital experimentada en su primera colaboración con Àlex Ferrer (Sidechains, visto a demás en The Requesters junto a John Talabot), responsable de la producción del álbum. 

Un disco, en suma, que le ha dado a Carla notorias alegrías en el directo –su presencia en festivales se consolidó el pasado verano, algo a lo que ha dado continuidad en invierno con su paso por diferentes salas- y en el reconocimiento crítico, colándose entre lo mejor del año en diferentes medios de comunicación. Prueba de ello lo viviremos el domingo 23 en Heliogàbal, donde cerrará una nueva edición del ciclo Ronda, al que arriba con su formato extendido, curtido en festivales como el Embassat o el Vida, donde actuó junto a su hermano Toni y Joan Solana como teclista.

Contando pues de nuevo con la colaboración de su hermano Toni –su hermana Joana participa en algún tema, además de aportar la firma de Great Canyon Records en la edición del álbum- ‘Kill a Feeling’ partió con una premisa, la de “buscar un productor que encajase en el cambio que estaba buscando”. Así llegó a Ferrer vía Ekhi de Delorean, una decisión que se tomó “después de alguna prueba”, abriéndose una nueva vía de trabajo de la llevada a cabo hasta la fecha en sus trabajos anteriores. “Fue diferente porque ha sido la primera vez en la que he delegado ciertas cosas de la producción. Le pasé las demos y le dejé hacer, hasta que llegó el momento de poner cosas en común. El resultado, creo, fue positivo, y me alegro de haberle dado esa confianza en las canciones, ya que las hizo crecer en varios sentidos. Sigo sintiéndolas muy mías porque ha conservado la esencia, pero estoy contenta porque las ha hecho brillar, incluso aquellas que tenían un tono más oscuro” como ‘Remember me’, uno de los temas en los que puede percibirse aún el tono nostálgico de su anterior entrega, en contraste con la explosión bailable de ‘It’s a race’.

Si bien el deseo de abrazar ese nuevo espíritu estuvo presente casi desde el principio, el volver a empezar fue complicado “Durante algunos meses me resultó difícil sentirme cómoda a la hora de componer, en parte por la sequía creativa que sentí al finalizar el disco anterior, de la que salí sobre todo a raíz de entrar al estudio. No me propongo crear de una manera concreta, pero suelo trabajar sobre melodías de teclado o sinte, y a partir de ahí viene todo lo demás”, apunta sobre su modus operandi en la creación de canciones. “Creo que el nexo en común que hila el conjunto de temas es el punto de calma y tranquilidad que me rodea cuando compongo. Componer este disco fue como una sanación, en el sentido que trabajar las canciones me ayuda a liberar ideas y pensamientos“, aclara al tiempo que subraya esa intencionalidad del disco, ya explicada en otras entrevistas.

La expiación a la que alude el título del disco alcanza las costuras de un sonido renovado, tan vital como conceptual

Cómo todas las canciones del álbum tienen ese punto de liberación, lo de matar sentimientos le venía bien” cerrando el disco que busca el reflejo de proyectos como Chromatics o de referencias del sello Italian Do It Better. Ecos de Portishead o Sade se intuyen en este segundo largo, formato al que sigue aferrada sin que ello implique la renuncia a otros modos de seguir alimentando su trayectoria musical. “No descarto que lo próximo sea un EP o que me decante por ir sacando singles. En mi caso, el proceso creativo es largo, y dado que no me dedico exclusivamente a la música y que la inversión económica es grande es una puerta que no cierro. Además, el consumo de la música es cada vez más rápido y hay que intentar que ninguna de las partes se aburra, así que ya veremos”.

Si el futuro está por escribir, lo que otea ahora son las canciones de un trabajo en el que las aportaciones de Álex empujan al brillo y la luminosidad. “Ha aportado mucho a nivel atmosférico”, alejándose de la melancolía que empujaba el primer disco en un giro consciente “a nivel de letras y de intenciones”, en el que como señalábamos al principio participa su hermana Joana en temas como ‘Fire’, uno de los temas con evocaciones más cinematográficas.

Carla Serrat, fotografiada por Javier Castán

Siempre hemos cantado juntas, y hasta ahora siempre la había acompañado yo, así que fue bonito para las dos”, plantea sobre una colaboración “muy natural”, beneficada por el hecho de que a las dos “nos gusta lo que hace la otra. Fue un tema en el que tuve muy claro desde el principio que podría encajar”. La faceta familiar del disco la completa su hermano Toni, habitual batería del proyecto. “Muchas de las baterías las grabamos en su estudio, y me ayudó mucho antes de entrar en el estudio y en las demos. Es un apoyo importante, además de aportar una visión propia a nivel de estructuras y armonías”. De ese giro consciente sale a flote un trabajo con el que se ve reflejada si cabe a más niveles que en Nigths Thougths, en el que se recogían temas de diferentes etapas vitales.

Kill a Feeling”, pues, le sirve a Carla para firmar un ejercicio en el que se ha “autoafirmado como autora”, contando de nuevo con la aportación de John Davis en la masterización, tal y como hizo en sus trabajos anteriores. “Tuvimos muy buen feeling la primera vez y ha realizado un trabajo impecable”- y ha contado ya con una doble vida visual en el clip de ‘Discover’, canción en la que Alex aporta un toque balearic, tal y como ella misma definió en una entrevista para Indiespot que completa el imaginario visual del disco. El universo visual del proyecto -ya hablamos de ello por aquí– es de hecho uno de los puntos que le gustaría profundizar en el futuro. “He estudiado ilustración y pintura, así que supongo que inconscientemente he tenido varios referentes en ese sentido, y me gustaría indagar sobre ello en futuros trabajos. Creo que dotar a la música que hago de visuales encajaría en la propuesta, así que es algo que no descarto”.

Lo que se atisba ya como una realidad es la consolidación de un directo curtido en salas de pequeño formato, reforzada estos últimos meses en los festivales por los que ha pasado. “Creo que es un disco que se puede disfrutar en las dos variantes, y me gustaría seguir alternando. Por la intimidad que ofrece la sala, y por todo lo disfrutable que tiene el hecho de tocar en un escenario grande”. De la primera variante, cita obligada en la Ronda del Helio. No fallaremos.